El ingeniero y escritor Cayetano Armando Rodríguez del Prado
Diariodominicano.com
En una entrevista con Onorio Montás para su “Revista Dominical Dejando Huellas”, que se trasmite por Quisqueya FM, el ingeniero y escritor Cayetano Armando Rodríguez del Prado, otrora miembro destacado del Movimiento Popular Dominicano (MPD), relató algunas de sus vivencias como parte de la oposición durante la dictadura de Trujillo, recogidas en su libro “Notas Autobiográficas”, y se refirió a figuras relevantes de la sangrienta época, como Pedro Aníbal Fuentes Berg, el “fotógrafo de La 40”.
El entrevistado comenzó narrando sobre el clima de peligro de aquel entonces, y recordó que el dictador infiltró a unos de sus agentes de la inteligencia en las filas del MPD, hasta que atacó su cede un día en el que Cayetano no se encontraba. Cuando lo capturaron —dijo—su estancia en la cárcel de torturas de La 40 fue de 54 días, y vio morir a muchísimos compañeros de prisión a manos de los esbirros trujillistas. Sobre esta etapa comentó que a los que condenaban a esta prisión los retenían normalmente uno o dos días, pero en su caso fueron varios meses.
Entre las improntas que compartió Rodríguez del Prado sobre su paso por la citada prisión, estuvo el hecho de que siempre fotografiaban a los reclusos, fundamentalmente en los interrogatorios y durante las torturas, dizque como pruebas para Trujillo de que estaban haciendo su trabajo. Así, hizo alusión a Pedro Aníbal Fuentes Berg, quien fue enviado a tomar imágenes en el penal clandestino de La 40, y, eventualmente, filtró las fotos de las atrocidades allí cometidas.
“Yo no coincidí con él, con Fuentes Berg. Recuerdo haber escuchado de un fotógrafo que había revelado las fotos, entre ellas las de José Mesón, pero recuerdo que luego iba otro fotógrafo, también militar, y tomaba fotos de aquello. Fuentes Berg hizo filtrar esas fotografías y llegaron a Miami a través de Ilander Selig donde él trabajaba en la Compañía Dominicana de Aviación (CDA), y allá los grupos antitrujillistas las dieron a conocer a todo el mundo”, rememoró.
Sobre las atrocidades que vivió en carne propia, Caye, como lo llamaban sus amigos recordó la rutina de horror en la cárcel de torturas:
“En el patio de la 40, había un cuartico central, como de 4 por 4 metros, y en el centro de este estaba la silla eléctrica, que era el sitio donde se sentaba al que interrogaban; lo hacían uno a uno para que no se pudieran combinar. Recuerdo que era de angulares de hierro y tenía placas de cobre y de bronce para que la corriente se trasmitirá mejor. Te sentaban totalmente desnudo, con los pies en el suelo para que hiciera tierra, y los brazos y piernas fuertemente sujetados con unas correas de piel”, señaló.
En paralelo con La 40—destacó Rodríguez del Prado—, existió la cárcel de tortura y asesinato del 9, pero que esta tenía la peculiaridad de dedicarse a los militares que desafiaban de alguna forma al régimen trujillista. De la prisión del 9 —dijo—, no solían volver los presos porque “Trujillo no perdonaba a los militares, ni a nadie”.
“Desde que llegabas a “La 40” te desnudaban. Uno no veía prácticamente a los demás presos, porque era de la celda solitaria al cuarto de torturas, pero uno se subía y miraba por los respiraderos, que estaban pegados al techo, y podía ver los movimientos en el patio. Los gritos de las torturas no paraban, se torturaba de día y de noche. Había noches en las que nadie dormía por los gritos que se daban allí, que le erizaban los pelos a cualquiera. Esa era la vida de “La 40”, relató.
De igual forma, el entrevistado refirió que durante su estancia en La 40 coincidió con algunos de los sobrevivientes del desembarco de Constanza, el 14 de junio de 1959, entre ellos el ya referenciado José Mesón, el comandante cubano Delio Gómez Ochoa y Pablito Mirabal, un niño de 14 o 15 años. De acuerdo con Rodríguez del Prado, ellos no podían verlos, pero sabían que estaban en la cárcel.
“Ellos estaban en una casa que había dentro de La 40, que tenía un letrero afuera que decía Rancho Jacqueline, donde también tenían a Telma Frías, porque nos escondió a mí y a Eligio Mella y fue a parar allá. Una sobrina de Telma también estaba metida allí. A Delio Gómez Ochoa le sacaron las uñas dos veces; o sea, le arrancaron 40 uñas, porque con él extendieron la tortura: una uña hoy, otra mañana, y así. Cuando no le quedaban más uñas, esperaban que le salieran para seguirlo torturando”, rememoró.
Rodríguez del Prado se refirió también al Movimiento 14 de Junio, el cual colapsó en enero de 1960 en una intervención donde quedaron cautivos los esposos de las hermanas Mirabal, y que, tras su traslado a La 40, fueron vecinos de celdas de él y se comunicaban por debajo de la puerta y por los respiraderos de los bloques. De igual forma, relató lo que le sucedía a todos aquellos jóvenes capturados por Trujillo, quienes solían pasar por la cuarenta por unas horas o un día y luego los trasladaban a otras cárceles como La Victoria y la de la isla La Beata.
Cayetano Rodríguez se lamenta del vacío de la juventud
y el Congreso Nacional
El exdirigente de izquierda ingeniero Cayetano Rodríguez del Prado por un momento ha tenido el desconcierto de si la juventud ha cambiado, pero aparentemente no ha sido así, llegan a las posiciones y comienzan a hacer lo mismo que los tradicionales, cualquier político que llega al poder, va enriquecerse y solo hay que ver que la mayoría de los funcionarios que han sido sometidos a la justicia son jóvenes y ni hablar de los que llegan al Congreso Nacional.
Hizo referencia a la recién aprobada ley de la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI) la Ley 1-24, este proyecto, propuesto por la senadora Faride Raful (Distrito Nacional), fue un misterioso proyecto que lo aprobó la oposición y todos los Senadores y Diputados y toda la oposición, ahora lo rechaza después de ser aprobado, y el presidente Luis Abinader dice que el no tiene nada que ver con ese proyecto, a seguidas Cayetano se preguntó ¿fueron fuerza extranjeras que lo impulsaron?, nuestro país está cansado de Servicio de Inteligencia Militar (SIM) y de Dirección Nacional de Inteligencia (DNI).
Onorio Montás