Cultura, Turismo

María Cristina de Carías y la génesis del turismo dominicano

Junto a Ángel Miolán y un grupo de entusiastas colaboradores que desde los finales del 1960 creyeron en el desarrollo del Turismo en nuestro país sin importar las burlas y la falta de apoyo, “Los Turistas donde están en la mente de Miolán”

En una emotiva entrevista con Onorio Montás para su “Revista Dominical Dejando Huellas”, que se transmite por QuisqueyaFM, la distinguida diseñadora e investigadora María Cristina Guizado de Carías rememoró su paso por la Dirección Nacional de Turismo, bajo la égida de Ángel Miolán, y destacó aspectos medulares de su labor en función de ese rubro y de la cultura dominicana en general.

La entrevistada realizó un breve recuento de su paso por el sector del turismo en la República Dominicana, donde fungió como subdirectora de la Dirección de Patrimonio Cultural a finales de la década de 1960 y pidió su traslado para trabajar con Don Ángel en turismo, en una época donde este rubro carecía de infraestructura y de fondos para llevar a cabo los proyectos trazados. Entre estos, destacó la conceptualización y confección de un traje típico dominicano, hasta entonces desconocido formalmente.

“Nos dimos el trabajo de llamar a cada provincia para indagar sobre cuál era el traje típico de cada territorio, incluso les enviamos unas muñequitas para que las vistieran y los entendidos de cada sitio aportaran en ese aspecto. Nos enviaron las muñecas y decidimos hacer una celebración nacional. Nos contactamos con las personas que presentaban entonces Agua y Luz, le pedimos el favor al alcalde de la ciudad para que presidiera el acto, y lo hicimos, transmitido por televisión nacional. Desfilaron 14 muchachas, una de cada provincia, vestidas con sus respectivos trajes típicos”, rememoró.

Sobre esta anécdota, señaló que el traje ganador, perteneciente al Distrito Nacional, sirvió como referente para que nuestras reinas dominicanas de belleza lo exhibieran en el Miss Universo. La diseñadora -dijo- fue Hilda Kelly, esposa de un empresario norteamericano residente en el país que se desempeñaba como Relacionista Pública en el Hotel Embajador, quien tomó instrucciones de doña Flérida de Nolasco, historiadora y folklorista dominicana de mucho renombre.

Otro de los pasajes histórico-culturales destacados por la entrevistada fue la realización de exhibiciones florales, evento del que se encargó con el apoyo de arquitectos dominicanos que regresaban del extranjero tras especializarse en paisajismo.

“El hotel Embajador nos prestó uno de sus salones y allí montamos la exhibición. Amanecimos en esa faena y ninguno de los implicados cobró ni un centavo. Nadie se opuso a participar, nadie rezongó si quiera, todo el mundo feliz. Y el hotel Embajador, al ver aquel espectáculo, que in inicialmente duraría un par de días, nos pidió que lo extendiéramos. Entonces íbamos cambiando las flores, y nos volvían a pedir que lo extendiéramos. Así estuvimos durante un mes, y luego nos comprometimos a seguir con el proyecto cada año. De ese proyecto nació la idea de hacer un Jardín Botánico Nacional”, puntualizó.

Asimismo, la entrevistada se refirió a otras improntas culturales vinculadas al turismo, bajo la guía de don Ángel Miolán, como fue el caso de los carnavales, eventos que aglutinaban a muchos jóvenes universitarios que participaban en la confección de carrozas que la mayoría eran patrocinadas por las empresas de la Corporación de Empresas Estatales (CORDE) porque los empresarios dominicanos no creían en el turismo y se burlaban de Miolán, se crearon programas para todo el año como los programas de “Navidades Dominicanas” con un comité que presidía Ellís Pérez y compuesto por un grupo de jóvenes entusiastas como César Suarez, Luis Augusto Caminero hijo, Fran Rainieri y otros que salían todas las noches a tocar las mañanitas con “Perico Ripiao” por toda la ciudad capital y se premiaba al “Dominicano 20 mil” que regresaba al país en navidades, además la semana del turismo que culminaba luego del Carval con un concurso de belleza con la elección de Miss República Dominicana, Miss Azúcar y Miss Café y a seguidas un certamen internacional regional de belleza el (Concurso Miss Turismo de Centroamérica y del Caribe) y otras amenidades como ferias provinciales.

De Carías destacó también algunos aspectos fundamentales de la génesis del turismo dominicano en cuanto a la fundación de sus primeras infraestructuras, pensadas para el esparcimiento de los visitantes foráneos. En ese sentido, señaló, como pionero de los polos turísticos del país, la provincia de Puerto Plata, desarrollada con este fin a partir de un préstamo del Banco Mundial de 50 millones de pesos dominicanos, que se ejecutó a través del Banco Central de la República Dominicana y se creó su departamento de turismo INFRATUR. Ya Don Ángel Miolán había gestionado un financiamiento en España por sus relaciones con Don Juan Arespacochaga y Felipe ingeniero y político Vasco que era alcalde de Madrid y logró a través del Comité́ Inter-gubernamental para las Migraciones Europeas el primer estudio sobre los cinco polos turísticos a desarrollar en nuestro país en que participaron una empresa inglesa, otra francesa y como contrapartida dominicana EDES-Mendar.

Así, se refirió a otros puntos, entonces vírgenes en cuanto a desarrollo turístico, como Samaná, de la cual la entrevistada destacó su arquitectura victoriana y riqueza natural, y señaló que fue durante la presidencia de Joaquín Balaguer que se desmontó dicha arquitectura y se hizo una caricatura en función de una ciudad moderna de acuerdo a la impronta del contratista ingeniero Milton Ginebra.

“Hoy el turismo es indetenible. Vivimos del turismo. Pero no debemos dudar de que es posible lo que tenemos hoy gracias a don Ángel Miolán, y nadie puede negarlo. Él fue el precursor, y el primer entusiasta, el primer personaje que se preocupó porque este país brillara en el Caribe y en el mundo, como un punto luminoso del turismo internacional”, resaltó.

Por otra parte, María Cristina de Carías aludió otra etapa importante de su labor en función de la cultura y la memoria histórica nacional, específicamente en el área de la museología con el ambicioso proyecto de la Casa de Tostado, el cual pretendía captar la esencia de la familia dominicana en las postrimerías del siglo XIX.

“Para mí era una tarea heroica, porque no nací ni fui criada aquí, entonces lo primero era dominicanizarme desde el nacimiento, vamos a decir. Para eso me apoyé en muchas personas mayores que me enseñaron mucho sobre todas las costumbres de la colonia. Una vez adquirí esa experiencia, comencé a diseñar el museo y a realizar la compra de los objetos que se iban a exponer. La gente me recomendaba lugares y personas que poseían objetos, y con ese motivo recorrí el país entero. También, dado el entusiasmo, muchas personas me donaron cosas de valor para el museo”, rememoró.