Cultura

SAN JOSÉ DE LOS LLANOS, PRIMER CLAMOR DE LA INDEPENDENCIA DOMINICANA



POR TEÓFILO LAPPOT ROBLES

Orígenes de San José de Los Llanos

Los pueblos son cuerpos vivos y como tales pasan por diferentes etapas, entre ellas nacimiento y crecimiento. San José de Los Llanos, a pesar de ser una pequeña comunidad, tiene una larga historia que contar.

El hoy Municipio San José de Los Llanos y sus distritos municipales El Puerto y Gautier, son ejemplos de lo dicho arriba.

La Sección El Puerto, con su mismo nombre, fue elevada a la categoría de Distrito Municipal. La disposición legal que así lo decidió es la Ley 1-00, promulgada el 15 de enero del año 2000. Como parte del mismo movimiento geográfico-administrativo el paraje La Plumita fue llevado a la condición de Sección.1

El Distrito Municipal Gautier, donde opera una pujante industria de cemento, fue creado el 19 de julio del año 2002, mediante la Ley 81-02. Está acompañado por la sección San José, subida de categoría por ese mismo texto legal.2

Los pueblos, secciones y parajes y distritos municipales que forman el Municipio de San José de Los Llanos cubren una superficie total de 440 kilómetros cuadrados. Tienen una población más allá de los 20 mil habitantes, de conformidad con el Censo de Población y Vivienda del 2010.-3

Varias fuentes fechan la fundación de ese pueblo del Oriente dominicano en el siglo XVIII. Algunos especifican que fue el 19 de marzo de 1779, aunque también se dice que como consecuencias de las Devastaciones ejecutadas por el gobernador colonial Antonio de Osorio, en la franja norte de la isla de Santo Domingo, se verificó que en el territorio de San José de Los Llanos hubo personas viviendo a partir de la primera década del siglo anterior.

Tal vez para la lejana época en que se levantaron los primeros bohíos no se desarrolló allí el concepto de comunidad propiamente dicha, y transcurrieron más de cien años para que se registrara la fundación del pueblo como tal.

Fray Cipriano de Utrera anotó, con su típico estilo al voleo, que San José de Las Matas y otros pueblos «ya estaban constituídos en parroquias, con comienzos de ayudas de parroquia, para el 11 de junio de 1813.»4

El caserío original estaba ubicado en la orilla izquierda de un para entonces abultado arroyo llamado Caganche, el cual vierte sus aguas como tributario del gran río Higüamo, navegable por tramos, antes de desembocar en el área marina de San Pedro de Macorís.

El agua de Los Llanos

Por su propia geografía en San José de los Llanos no hay nacimientos de ríos ni agua en abundancia. Sin embargo, su sistema hídrico mixto ha permitido a través del tiempo que allí se haya desarrollado una agropecuaria apreciable, básicamente con el cultivo de la caña de azúcar y el fomento de una ganadería bovina extensiva, de pastoreo a cielo abierto.

Una parte importante del río Brujuelas (que en parte es subterráneo) corre por el territorio de San José de los Llanos. Otros importantes cursos de agua dulce de ese municipio son Almirante, Yabacao, Tosa, Casuí, Caganche, La Zanja, así como varias decenas de lagunas, utilizadas principalmente para la ganadería vacuna y caballar. Algunos modestos balnearios atraen los fines de semanas a visitantes de las zonas cercanas.

Los llaneros ante la historia

Los llaneros, los de San José de Los Llanos, siempre han estado presentes en los diferentes hechos de armas que han jalonado la historia dominicana, desde antes de existir la República.

Así se comprueba en acontecimientos tan importantes, aunque contradictorios, como el proceso de la Reconquista. El principal caudillo de ese hecho, Juan Sánchez Ramírez, al referirse a la reunión efectuada en el Cuartel General de Bondillo, el 12 de diciembre de 1808, cita como uno de los hombres fundamentales a José Basquez, quien en ese momento era «el Presidente de las Milicias del Consejo de Jurisdicción de San José de Los Llanos.»5

En el recuento histórico de la Batalla de Palo Hincado el referido hacendado cotuisano Sánchez Ramírez dejó anotado que llegó a esa pequeña cumbre entre 9 y 10 de la mañana del 7 de noviembre de 1808 y que luego de tomar el control del terreno distribuyó sus fuerzas por diferentes puntos del área. En el flanco izquierdo del histórico cerro seybano colocó un grupo del cuerpo de caballería, con lanzas y sables, dirigido por el «capitán Antonio Sosa, de los Llanos.»

En la Independencia Nacional, y sus secuelas bélicas, en la Guerra Restauradora y en otros sucesos de relevancia histórica nacional muchos habitantes de San José de Los Llanos han tenido una activa presencia.

Rasgos de la producción llanera

A principios del siglo XX un cronista cibaeño se refirió así al pequeño pueblo de San José de Los Llanos, enclavado en el Este dominicano: «Es Común, tiene grandes extensiones en las cuales se produce el arroz de secano en excelentes condiciones y terrenos bien regados, aptos para una gran diversidad de cultivos. La Común consta de 3,000 habitantes en su mayoría consagrados a la agricultura que allí adquiere cada día notable desarrollo. Cerca de la población funciona el hermoso Central Quisqueya…cuya producción anual se eleva ordinariamente a la de los más productivos del país.»6

El Municipio San José de Los Llanos tuvo, durante décadas, como principal fuente de producción el cultivo de la caña de azúcar. El monstruo verde, para decirlo con una metáfora recurrente, controlaba gran parte de la vida de los moradores de allí.

A pesar de la gran merma de ese renglón económico todavía hay en San José de los Llanos más de 50 bateyes que forman un paisaje habitacional y humano desolador.

Es pertinente recordar que 7 años después de figurar registrada la fundación de San José de Los Llanos, un pueblo esencialmente cañero desde su origen, surgió la Real Cédula de Madrid, de fecha 12 de abril de 1786, mediante la cual a los dueños de plantaciones de caña se les dio la libertad de comprar esclavos negros sin tasa ni medida.7

Los negreros prescindían de cualquier respeto a la condición humana. Campaban por sus fueros los más abyectos instintos de los señores favorecidos por el sistema esclavista que imperaba en la Colonia que regenteaban aquí los españoles.

En esos bateyes la miseria campea y su principal consecuencia, el hambre, aguijonea los estómagos de sus habitantes. Recorrer esos lugares causa angustia, pues entrado el siglo XXI todavía parecen largos tramos de La cabaña del tío Tom, la gran novela escrita por la formidable escritora Harriet Beecher Stowe, sobre la esclavitud en los Estados Unidos, con su elevada dosis de inmoralidad y suprema maldad.

San José de Los Llanos en Febrero de 1844

La valentía con que actuaron los moradores de San José de Los Llanos, la tarde del 26 de febrero de 1844, luchando por la libertad dominicana, fue un acto de supremo amor por la libertad y la justicia.

Si se hace una extrapolación de lo ocurrido la tarde del referido día en ese pequeño pueblo del Este, así como de otros hechos de importancia histórica que se han ido sucediendo a lo largo y ancho del país, se puede decir que fueron el germen para que muchos años después el gran humanista Pedro Henríquez Ureña proclamara que: «…en primer lugar, antes que la cultura, debía situarse la justicia, que es virtud que en sí contiene todas las virtudes.»8

Sobre si fue en San José de Los Llanos donde primero se proclamó la Independencia Nacional, horas antes de que Mella lanzara el histórico trabucazo en la Puerta de la Misericordia, está envuelto en un mar de controversias históricas.

Al menos está probado que hubo acuerdo para sincronizar las primeras acciones bélicas independentistas entre los trinitarios que se movían en la ciudad de Santo Domingo y Santana y sus seguidores que hacían lo propio en Santa Cruz de El Seibo. San José de los Llanos está ubicado en el camino de esas dos ciudades, lo cual hace verosímil lo que sostienen los llaneros y algunos historiadores sobre su primacía en el parto febrerista.

En sus notas históricas Emiliano Tejera, que fue muy cuidadoso en la redacción de sus opiniones, puntualizó lo siguiente sobre el grito de Independencia de San José de Los Llanos: «Juan Ramírez impulsado por Vicente Celestino Duarte, se pronunció el 26 de febrero de 1844.»9

Tal vez la clave para entender el entredicho sobre el pronunciamiento independentista de San José de los Llanos la haya presentado alguien que no era docto en historia ni en nada, pero que estuvo en el lugar de los hechos. Clemente Sosa se llamaba el memorioso nativo de esa histórica comarca, quien dejó plasmado su testimonio sobre aquel 26 de febrero de 1844:

«Fue por la tarde, con el sol alto todavía. Se corrió la voz y se fueron a la plaza todos los que estaban en el grupo revolucionario, y la gente los acompañaba porque ya se sabía lo que había en preparación. Vicente se había ido a Santo Domingo, y Sandoval y Antonio Sosa quedaron como jefes del movimiento del pueblo. El cura, que era un padre muy querido en el lugar, de apellido Carrasco, estaba también en la capital. Fue el día 26, poquito después del mediodía. No hubo pleito; tiros sí. Cañonazos y fusilería. No había ese día en el pueblo un solo haitiano.»10

El historiador Alcides García Lluberes difiere de lo anterior, en cuanto al día: «El territorio intermedio, el de San José de los Llanos, o de los Llanos Arriba, había sido catequizado total y admirablemente, por dos hijos de adopción de la comarca: por el Pbro. Pedro Carrasco y Capeller y Vicente Celestino Duarte; así fue que se dio por pronunciado el pueblo desde el 27 en la tarde.»11

En eso coincide con su padre, José Gabriel García quien también sostuvo que el pronunciamiento de San José de Los Llanos fue al atardecer del 27 de febrero, lo que no pudo explicar el por qué muchos de los llaneros que la historia registra como participantes del pronunciamiento del 26 de febrero estuvieron junto a Mella la medianoche del 27 de ese glorioso mes en la Puerta de la Misericordia.12

General Santana, como anexionista, en Los Llanos

El 13 de enero de 1864 llegó Pedro Santana a San José de los Llanos, en ruta hacia El Seybo, pues se había comprometido con el capitán general de la Colonia y Mariscal de Campo Carlos de Vargas Cerveto para aniquilar la creciente resistencia que había en el Este contra los anexionistas.

Santana iba dirigiendo el poderoso batallón del Rey, dotado de miles de soldados y cientos de piezas de artillerías, lo cual no amilanó para nada al joven general Antonio Guzmán («arrojado y valiente, a quien Luperón había conquistado cuando aquel servía a las órdenes del General Santana»), quien desde su mando de operaciones restauradoras en San José de Los Llanos retó a duelo a Santana y sus numerosos conmilitones en un lugar llamado Rincón de Pulgarín, que hacía parte de San José de Los Llanos.

Aunque en esa ocasión el resultado fue adverso para los restauradores, el mensaje quedó claro: España sería derrotada en la más importante guerra de liberación nacional.

El General Antonio Guzmán, el hombre que se salió a tiempo de la sombra anexionista de Santana, y que especialmente en San José de Los Llanos demostró la bravura y determinación de los dominicanos para recuperar su soberanía perdida, fue objeto de los más inesperados elogios.

Hasta un cronista español, por demás cicatero en reconocer la dignidad de los combatientes dominicanos, y tergiversador de los hechos de la Guerra Restauradora, tuvo que admitir, aunque a regañadientes y menguando el sobresaliente brillo del personaje, que «Guzmán era todo un guerrillero dominicano que hubiera sobresalido mucho si sólo hubiera tenido que luchar con sus paisanos, pues resaltaban en él la astucia, el valor y la actividad.»13

El 17 de enero de 1864, en los alrededores de San José de Los Llanos, cayó abatido por el fuego enemigo de los anexionistas el valiente coronel restaurador francomacorisano Santiago Mota, jefe del Cantón de Bermejo.

El joven general Antonio Guzmán les asestaría luego duros golpes a los ocupantes españoles y sus secuaces criollos.

Un historiador de la Restauración escribió de Guzmán así:»Con los nuevos recursos obtenidos le dio notable impulso a la Revolución, mientras que, debilitada ya la influencia de Santana en el Gobierno de la Colonia…La sublevación de Higüey…puso el colmo a la mala situación de Santana.»14

General Gregorio Luperón en Los Llanos

El General Gregorio Luperón llegó el 19 de marzo de 1864 a San José de los Llanos, donde entabló fieros combates con las tropas anexionistas acantonadas allí.

En la Sabana del Vigía, en las vecindades del poblado de San José de Los Llanos, los soldados españoles quedaron, una vez más, espantados ante la fiereza de los combatientes que con Luperón al frente se batieron con ellos.

La siguiente descripción permite captar a plenitud la bizarría de los restauradores: «Allí se trabó el combate con ferocidad inusitada. Tan enconada fue la lucha que a veces los contrincantes tenían que empujarse para poder dispararse los unos a los otros. En medio de la refriega a Luperón le arrancaron la mitad de la chaqueta y perdió la silla de la montura. Pero no cejó en la lucha…»15

San José de Los Llanos y sus adyacencias son de los lugares donde se aplica plenamente lo dicho muchas décadas después por el historiador Rufino Martínez: «El punto culminante de las actuaciones de Gregorio Luperón a través del escenario de la vida, se concreta en la libertad.»16

Los partes militares (tanto de los restauradores como de los anexionistas) sin proponérselos estuvieron en sintonía, al resaltar que desde San José de Los Llanos los Generales Gregorio Luperón y Antonio Guzmán hicieron estragos en los convoyes españoles. Fueron fuertemente afectados especialmente los batallones anexionistas identificados como Nápoles y San Marcial, varias de cuyas compañías sucumbieron en sus intentos de tomar el control de una amplia franja de la Sabana de Guabatico.

Los tres balazos al General Olegario Tenares

En marzo de 1864, en un épico combate librado en el área de influencia fronteriza de Hato Mayor y San José de Los Llanos, el héroe restaurador Olegario Tenares (nacido en Yaiba, San Francisco de Macorís) fue herido de tres balazos por las tropas españolas. Eso no impidió que él continuara luchando por la restauración de la soberanía nacional. Antes y después de esas heridas Tenares les asestó duras derrotas a los usurpadores ibéricos y a sus achichinques criollos.

Junto a Olegario Tenares también fue herido un ciudadano alemán de apellido Brigman, que se había nacionalizado dominicano y lucha por la libertad de su nueva patria.

En los combates desarrollados en esa parte del país, con Luperón dirigiendo a los restauradores, también participó Vicente Celestino Duarte, que se movía entre San Antonio de Guerra y San José de Los Llanos, a quien Luperón ordenó que se retirara de la línea de fuego, dadas sus condiciones físicas, recibiendo como respuesta esta llamarada de patriotismo: «No, no me retiraré, general; que hay hoy gloria para todos los dominicanos.»

El redactor de la autobiografía de Luperón anotó, por obvio dictado del gran héroe restaurador, que en la retirada de la Sabana de Guabatico: «mostró rasgos sublimes de gran valor don Celestino Duarte, que era Comisario Pagador de la tropa…»

Es importante señalar que ese activo hermano del patricio Juan Pablo Duarte fue una especie de hijo adoptivo de San José de los Llanos. Rosa Duarte da cuenta de su vinculación afectiva con ese pueblo y de las tareas patriotas desarrolladas por él en ese lugar.17

En la autobiografía del General Gregorio Luperón se describe el activismo bélico llevado a cabo en la zona de San José de los Llanos y pueblos circunvecinos:

«Y Luperón no descansaba…Cortaba las comunicaciones de los campamentos enemigos de unos a otros y de todos con la capital. Atacaba los campamentos enemigos de noche, por donde nunca lo esperaban, les hacía muchos prisioneros, bajas considerables de muertos y heridos, y los obligaba a quedarse firmes toda la noche, lo que les causaba, con las frecuentes lluvias, muchas fiebres….con frecuencia les apresaba los convoyes y hostigaba a Hato Mayor, estrechando por todas partes la provincia del Seibo, con los valientes corones Pedro Guillermo y Comandante Genaro Díaz, un comandante de Higüey y varios oficiales.18

Violación de menor en iglesia de Los Llanos

Es ampliamente conocida la acción inicua cometida en San José de Los Llanos por el entonces teniente Rafael Trujillo contra la joven Isabel Guzmán, de 15 años de edad, a la cual violó en repetidas ocasiones.

Las versiones más socorridas relatan que fue en el campanario de la pequeña iglesia de la comunidad de San José de los Llanos donde Trujillo cometió el crimen contra la infortunada joven, la cual perdió también, en esa ocasión, su equilibrio emocional.

Quien luego se convertiría en «amo y señor» del país fue juzgado por ese hecho bochornoso que causó una tremenda irritación entre los moradores de San José de Los Llanos.

Un Tribunal Militar de las tropas de ocupación de los Estados Unidos, a cuyo servicio estaba el futuro sátrapa, se encargó del aspecto judicial del caso. La acusación conllevaba una escala punitiva que incluía la pena de muerte.

El testimonio de Isabel Guzmán fue contundente al señalar que su violador la trató como a una perra o como a una vaca.

Previamente ella fue raptada por Trujillo, en una incursión armada que éste hizo a su vivienda, en un operativo de cacheo anti guerrillas.

Ante los jueces dijo más la doncella mancillada: «Isabel Guzmán admitió que las tres violaciones en su contra tuvieron lugar en un lapso de tres días, que no había protestado porque le tenía miedo a Trujillo y que hasta esa fecha había sido virgen.»19

El abusador acusado fue absuelto por una justicia venal, a pesar de que hubo pruebas a borbotones en su contra, durante un juicio que comenzó el 23 de enero de 1920 y se extendió hasta el 4 de marzo del mismo año.

Fueron contundentes los muchos testimonios contra Trujillo. Hablaron como testigos a cargo entre otros el capitán estadounidense Omar Pfeiffer los ciudadanos dominicanos Juana Guzmán, Gerónimo Álvarez, José Caba, Esteban Alduey, José Núñez, Rafael Durán y Francisco Mercedes.

La sentencia de descargo sobre ese horrendo hecho, perpetrado en el cimborio del recinto religioso de San José de Los Llanos, es una de las tantas páginas nefastas de la historia judicial del país.

Al leer dicha sentencia se observan absurdidades que van contra todo sentido lógico, como por ejemplo las dichas por el abogado defensor de Trujillo sobre los gritos de la víctima. El aludido abogadillo alegó, sin presentar la más elemental prueba, que esos alaridos eran producto de la histeria.

Se sabe que la histeria es una afección psicológica de orden neurótico y nunca se pudo demostrar ni en el juicio ni antes ni después, fuera por fas o por nefas, que antes de ser violada Isabel Guzmán sufriera de esa u otra enfermedad.

Atribuía dicho leguleyo, solo por expulsar el vaho de su boca y contribuir a la coartada para el descargo del teniente Trujillo, que la mencionada infeliz adolescente llanera había tenido su primera menstruación y que por esa condición femenina era que provenían los quejidos escuchados en los alrededores del templo donde se cometió el sacrilegio.

Para mayor abundamiento sobre ese tema es oportuno mencionar una obra publicada en el 1995 por el economista e historiador Bernardo Vega, la cual contiene de manera íntegra la sentencia de marras.20

Vicente Celestino Duarte en Los Llanos

En esta crónica se cita en varias ocasiones a Vicente Celestino Duarte, el valiente y comprometido patriota que fue hermano del patricio supremo Juan Pablo Duarte.

En los aprestos revolucionarios previos a la proclamación de la República Vicente Celestino hacía vida pública en San José de Los Llanos. Así lo siguió haciendo posteriormente, hasta que Pedro Santana lo expulsó del país. Al regresar en el 1848 volvió a pisar suelo llanero. Tal vez por eso el historiador Alcides García Lluberes lo calificó como un «hijo de adopción de la comarca.»

Cuando tronaron las armas dominicanas para restaurar la soberanía nacional también estuvo Vicente Celestino Duarte en ese tranquilo, hermoso y valiente pueblo.

La historia de San José de Los Llanos está salpicada de esa figura ilustre del glorioso pasado dominicano. El hizo de esa comunidad el centro de sus operaciones patrióticas.

Al exponer la trayectoria de Vicente Celestino Duarte, con detalles interesantes de su vida en San José de Los Llanos y otros lugares del país, y allende las fronteras dominicanas, fue calificado por Américo Lugo como «uno de nuestros claros próceres, cuyos méritos se olvidan a causa del gran valer de su hermano.»21

Su meritoria hermana Rosa, al referirse a una delicada misión encomendada por Juan Pablo Duarte a Francisco del Rosario Sánchez, como parte de los diferentes movimientos llevados a cabo antes del 27 de Febrero de 1844, relata en su famoso códice (que desde el 1970 se conoce públicamente como Diario de Rosa Duarte) que éste se trasladó al pueblo de San José de los Llanos, donde «Duarte le había enviado en comisión cerca de su hermano Vicente Celestino que era con quien se entendía directamente en lo concerniente al Oriente.22

Tan compenetrado estaba Vicente Celestino Duarte con San José de Los Llanos que al hacer su biografía el gran historiador higüeyano Vetilio Alfau Durán puntualizó lo siguiente:

«Puede que su deceso ocurriera en jurisdicción de San José de los Llanos pero hasta ahora la verdad es que se le ha escapado a la historia por ignorada puerta.»23

La guerrilla apodada gavilleros en Los Llanos

Al producirse la invasión de los Estados Unidos a la República Dominicana, en el 1916, gran parte del país se convirtió en un hervidero de protestas.

San José de Los Llanos fue uno de los más activos focos de rebeldía ante la afrenta que significó la ocupación estadounidense al territorio nacional.

Aunque hay escasez documental sobre la actuación de grupos revolucionarios armados que operaron en los campos del Este dominicano, quedaron testimonios orales reveladores de esa hazaña.Así como algunas comunicaciones intercambiadas entre Ángel Rodríguez, jefe comunal de Los Llanos, el Gobernador de San Pedro de Macorís, peones criollos (como el administrador del Ingenio San Isidro) al servicio de los ocupantes, y notas de burócratas civiles y militares estadounidenses.

Hay que establecer una clara diferencia entre grupos de delincuentes comunes, como unos tales Juan Isidro Núñez , el alias Pululo y otros malandrines, y los numerosos patriotas alzados en armas en defensa de la soberanía dominicana herida por la soldadesca norteamericana. A estos últimos los invasores les colocaron el sambenito de gavilleros, en una descomunal campaña de calumnia y desinformación dirigida de manera perversa hacia la colectividad nacional.

«El epicentro de estas respuestas inéditas se situó en la Sabana de Guabatico, alrededor de Los Llanos, en las que se volvió a distinguir el caudillo Emilio Guerrero…Desde mayo se agudizaron los ataques a las instalaciones del central San Isidro, al reactivarse partidas que operaban al sur de Los Llanos…dos grupos muy fuertes de «gavilleros» en la sabana de Cayacoa…»24

San José de Los Llanos en el siglo XVIII

San José de Los Llanos hacía parte de Bayaguana, en gran parte del siglo XVIII. Los registros históricos así lo consignan con pruebas inequívocas.

Al revisar los fondos documentales del Archivo Real de Bayaguana, correspondientes al período que abarca del 1607 hasta 1920, se encuentra el investigador con centenares de operaciones que cubren desde la venta de esclavos, hasta sorprendentes donaciones, pasando por conflictos de deudas y discusiones familiares.

Es importante, en consecuencia, mencionar algunas de esas actividades hechas ante quien en cada caso se desempeñaba como Alcalde Ordinario de Bayaguana, y que atañen al remoto pasado de San José de Los Llanos; en clave de una comprimida radiografía social:

1773-El 22 de diciembre se produjo una venta de terrenos hecha por Francisco Pérez, de Hato Mayor, en favor del Luis Sosa, nativo de San José de los Llanos. El 8 de julio de 1775 se produjo: «Venta de un esclavo, llamado Vicente, de casta Mandinga, con tacha de embustero, otorgada por el Alférez Jiménez, al Licenciado Pedro Palomino, cura y vicario de esta ciudad.»

El 23 de octubre y el 26 de noviembre, respectivamente, del mismo año 1775, se registraron como hechos significativos para la historia social de San José de los Llanos, los siguientes:

» Obligación de tutela en favor de sus 4 hijos menores, otorgada por Juana Polanco, de Los Llanos, de esta jurisdicción. Reclamación.-Pedro Castillo, Gobernador de las compañías de Los Llanos, hace la consiguiente reclamación a la muerte de su mujer Ángela Alarcón. Expediente relativo a una suma adeudada por Ignacio de Frías, gobernador que fue del Partido de Los Llanos, de esta jurisdicción, por varias cargas de casabe.»

Y como para muestra varios botones son suficientes concluyo este importante punto del ayer de San José de Los Llanos haciendo mención que en los referidos archivos, correspondientes a diciembre del año 1777, aparecen dos notas resaltantes: a) La viuda del citado gobernador de compañías de aquella comarca, (envuelto en deudas por unos paquetes de casabe, cuyo importe no honró) de nombre Juliana de las Viñas, pidió «que le sean entregados los bienes que heredó por motivo de la muerte de su esposo Ignacio de Frías» y b) «Obligación de tutela.-La asumen en mancomún el capitán Vicente Vásquez y su mujer Petrona Rodríguez, vecinos de Los Llanos, en relación con el pago de fuerte suma perteneciente a la tutela de los menores José y María Frías, hijos de Ignacio de Frías y Juliana de las Viñas».25

Bibliografía:

1-Ley No.1-00, Gaceta Oficial No.10034, publicada el 15 de enero del 2000.

2-Ley No.81-02,promulgada el 19 de julio del 2002.

3-IX Censo de Población y Vivienda, 2010.

4- Idea del valor de la Isla Española.Editora Nacional, 1971, Antonio Sánchez Valverde. Nota 185, de Fray Cipriano de Utrera.P137.

5-Diario de la Reconquista.Pp98 y 99. Editora Montalvo, 1957. Juan Sánchez Ramírez.

6-La República Dominicana-Directorio y Guía General.Tercera edición facsimilar, 2003.P180. Enrique Deschamps.

7-Real Cédula de Madrid, España, emitida el 12 abril 1786.

8-Clamor de Justicia en la Española 1502-1795.SDF.Editora Amigo del Hogar,2008.P67. Flérida de Nolasco.

9-Notas de historia. Juan Nepomuceno Emiliano Tejera Penson.

10-Testimonio de Clemente Sosa, nativo de San José de Los Llanos. Boletín del Instituto Duartiano. Enero-junio,1975.Año VII, No.II.Pp58 y 59.

11-Un ensayo interesante y algo más acerca del 27 de Febrero de 1844. Ensayos sobre el 27 de Febrero.Editora Búho, tercera edición,2006.P21.Alcides García Lluberes.

12-Compendio de historia de Santo Domingo.Pp557 y siguientes. José Gabriel García.

13- Historia de la dominación y última guerra de España en Santo Domingo.P 192.SDB. Editora Santo Domingo,1974. Ramón González Tablas.

14-Historia de la Restauración. Quinta edición. Editora Taller,1987.P206. Pedro M. Archambault.

15- Gregorio Luperón. Biografía política. Editora Alfa y Omega,1981.P112. Hugo Tolentino Dipp.

16-Escrito sobre Luperón, 16 de junio de 1939. Rufino Martínez.

17-Apuntes de Rosa Duarte.Re editado por la Comisión de Efemérides Patrias, 2013. Rosa Duarte.

18-Notas autobiográficas y apuntes históricos. Tomo I. P206. Editora Santo Domingo, 1974. Gregorio Luperón.

19-Trujillo y las Fuerzas Armadas Norteamericanos. Editora Taller,1992.P8. Bernardo Vega.

20-Trujillo ante una corte marcial por violación y extorsión en 1920. Editado por la Fundación Cultural Dominicana, 1995.Compilador Bernardo Vega.

21-Figuras Americanas. Revista Bahoruco, No.187.Edición del 24 de marzo de 1934.P14. Américo Lugo.

22-Apuntes de Rosa Duarte. Publicado por el Instituto Duartiano, 1970.P55. Rosa Duarte.

23-Vetilio Alfau Durán en el Listín Diario. Escritos I.P129.(Listín Diario,4 de marzo de 1977).

24-Nacionalismo y resistencia contra la ocupación americana de 1916.AGN.Editora Centenario.Pp63-85.Roberto Cassá.

25-Fondos del Archivo Real de Bayaguana, 1607-1920.Boletín del Archivo General de la Nación, No.106,1981.Pp105-127.

2019-08-31 08:46:19