Naciones Unidas, 2 nov (Prensa Latina) El canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, calificó hoy al cerco impuesto por Estados Unidos contra su país como un acto de guerra en tiempo de paz.
La decisión de fortalecer de forma inédita el bloqueo durante la Covid-19 y aprovechar la crisis económica mundial derivada para promover la desestabilización del país, muestra la esencia perversa de esa política, denunció el titular al intervenir ante la Asamblea General de la ONU.
El jefe de la diplomacia cubana recordó cómo ese conjunto de medidas afecta el bienestar de los connacionales, en áreas vitales como la alimentación, la energía o el acceso a medicamentos, incluidos aquellos para tratar el cáncer, la diabetes y otras enfermedades.
“Con saña y precisión quirúrgica se ataca a los sectores más sensibles de la economía y se busca deliberadamente infligir el mayor daño posible a las familias cubanas”, remarcó.
Rodríguez recordó que desde un principio, el propósito del cerco genocida ha sido provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno.
Al mismo tiempo, la persecución se ha reforzado con la arbitraria inclusión del país en la lista unilateral del Departamento de Estado de países supuestamente patrocinadores del terrorismo.
A juicio del canciller, la decisión fue «una medida letal impuesta por el anterior gobierno republicano de Donald Trump (2016-2020), a sólo nueve días de abandonar la Casa Blanca».
Sin embargo, el actual presidente, Joe Biden, hubiera podido y pudiera corregirlo mañana con sólo una firma.
El gobierno de los Estados Unidos miente y hace un enorme daño a los esfuerzos internacionales para combatir el terrorismo, cuando acusa a Cuba, sin fundamento alguno, de ser un país patrocinador de ese flagelo, insistió al respecto.
No hay un solo argumento válido y razonable para la permanencia de Cuba en esa lista espuria.
El bloqueo restringe igualmente los derechos de los cubanos residentes en los Estados Unidos, impide la reunificación familiar mediante visados y mecanismos regulares, no permite el otorgamiento de visas de viajeros en La Habana, y obstaculiza el envío de remesas, añadió el ministro.
Sin embargo, el incremento de la emigración cubana, con un costo doloroso para las familias y consecuencias demográficas y económicas adversas para la nación, está vinculado directamente con su recrudecimiento y el trato privilegiado por razones políticas a los cubanos que arriban a las fronteras estadounidenses.
Rodríguez remarcó además la afectación de esta política contra la libertad de viajar a Cuba de los ciudadanos estadounidenses e interfiere en el derecho a la libertad de información y opinión de estos.
También discrimina, intimida y priva del sistema de visado automático, conocido como ESTA, a los ciudadanos de los países que disfrutan de ese privilegio, por el sólo hecho de visitar a Cuba, agregó.
El bloqueo es un acto de guerra económica en tiempos de paz, dirigido a anular la capacidad del Gobierno para atender las necesidades de la población, crear una situación de ingobernabilidad y destruir el orden constitucional, enfatizó.
“No es legal ni ético que el Gobierno de una potencia someta a una nación pequeña por décadas a una guerra económica incesante en aras de imponerle un sistema político ajeno y volver a apropiarse de sus recursos», rechazó.
En ese sentido, consideró inaceptable privar a un pueblo entero del derecho a la libre determinación, al desarrollo y al progreso humano.
Tras la intervención del canciller cubano, la Asamblea General aprobó con 187 votos a favor la resolución presentada para pedir el fin del cerco.
El texto, apoyado por trigésimo primera ocasión, recibió dos votos en contra (Estados Unidos e Israel) y un Estado miembro se abstuvo (Ucrania).
La resolución reconoce al cerco como el elemento central de la política de los Estados Unidos hacia Cuba por más de seis décadas.
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