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Unidad familiar contra el desempleo

José María Jiménez*

La pérdida del trabajo es una de las experiencias más dolorosas a las que se puede enfrentar un ser humano. La actividad es una forma de realización personal y una expresión de la fuerza creadora de su propio espíritu. Solo si entendemos la relevancia que para el ser humano tiene la actividad que desarrolla podremos comprender el desgarramiento que supone la privación de algo sin lo cual le es muy difícil reconocerse a sí mismo como persona. Y se explica también, como he indicado, que se trate de una circunstancia que, generalmente, es vivida con altas dosis de dramatismo.

Esta situación tiene un fuerte impacto para sus relaciones familiares. Porque, con frecuencia, va acompañada de trastornos físicos o emocionales, de pérdida de autoestima, de incremento de la irritabilidad… Como es obvio, nada de eso resulta indiferente a la hora de organizar la vida familiar y a la hora de enfrentarse a los problemas de la cotidianidad que se generan, naturalmente, en el roce diario con quienes convivimos.

Cuando esas situaciones anímicas de los adultos se prologan en el tiempo, se van incapacitando, aún sin darse cuenta de ello, para ejercer con competencia sus funciones parentales. No es infrecuente que el estrés de los padres sea vivenciado por los hijos de forma inadecuada y que al desempleo paterno o materno le acompañe el fracaso escolar de unos muchachos que no encuentran el clima de sosiego adecuado para hacer frente a sus responsabilidades estudiantiles. En otras ocasiones, si el estrés alcanza niveles muy elevados o si se producen episodios de agresividad, puede actuar como catapulta para que los muchachos estén más en situación de riesgo, sucumban a la tentación de las drogas como una forma de escape de un entorno familiar «que ha perdido el norte». Así ocurre cuando los adultos, abrumados por una situación personal que les es difícil controlar, acaban perdiendo las destrezas que les habilitaban para ejercer con un mínimo de competencia sus responsabilidades jerárquicas y de liderazgo dentro de su familia.

En este sentido, ya en 1987 Yackson y Walsh señalaron que la falta de trabajo repercutía de forma directa en la estabilidad familiar. Pero el aumento del malestar familiar no es simple consecuencia del desempleo sobrevenido, sino factor que incrementa las disfunciones ya existentes en los momentos previos a los que se produjo el paro. Las familias sanas se convierten para los individuos que las integran en el principal y más importante punto de apoyo. Esto explica que ni en todos los casos el desempleo esté asociado al aumento de la tensión familiar, ni que, cuando ese hecho se produce, debamos esperar, sin más, el deterioro de las relaciones familiares.

Lo que confirma la experiencia es que en nuestras sociedades tan competitivas, la familia se alza como un verdadero bastión que puede ofrecer a sus miembros calidez, apoyo y solidaridad justamente en aquellos momentos en los que arrecian las dificultades y uno podría sentirse zarandeado por la crisis. Las investigaciones, como en su día destacó la socióloga Inés Alberdi, ponen de relieve la importancia de la unidad familiar como centro de solidaridad.

Quizá la primera providencia consiste en ayudar a asumir con serenidad tan penoso contratiempo. Y tratar de impedir la inactividad dañe la autopercepción hasta el extremo de contemplarse a sí mismo como alguien de escasa valía, fracasado, arrinconado en la cuneta de la vida social y sin otro horizonte que la ausencia de horizontes…

Una persona es siempre mucho más que su trabajo. Cuando Erich Fromm dice lo que dice, está aludiendo a una visión humana en la que prima lo más aparente, la fachada, el tener… Se trata de una valoración meramente cuantitativa desde la que se considera que la estimación de que es acreedora una persona tiene más que ver con lo que gana, con su éxito social o con los bienes más o menos ostentosos de que dispone que con lo que realmente es, con los valores que atesora.

José María Jiménez*

Catedrático de Filosofía, terapeuta familiar y vicepresidente internacional del Teléfono de la Esperanza

www.telefonodelaesperanza.org

2011-08-04 03:58:08