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octubre 10, 2023
Tras los ataques de Hamás a Israel, en Jerusalén se respira una extraña calma. [Foto: Ernesto Alejandro Pérez Estrada, VOA] FotoErnesto Alejandro Pérez Estrada ()
Un equipo de la VOA recorrió las calles de Jerusalén y entrevistó a turistas que intentan mantener la calma en una ciudad donde la tensión está en el aire. Las noticias del conflicto que comenzó el pasado sábado tras el ataque de Hamás a Israel son un reto en medio del intento de normalidad.JERUSALÉN —
Han pasado cuatro días desde el ataque de Hamás a Israel y en la ciudad de Jerusalén -acostumbrada al bullicio de turistas y peregrinos- se respira una extraña calma. Las calles permanecen casi vacías, la mayoría de los comercios están cerrados, hay puestos de control policial en las calles y la gente echa el cerrojo a sus casas por temor a otra posible avanzadilla de militantes del grupo armado, como ha ocurrido en sitios próximos a la frontera de Gaza desde el pasado sábado.
Turistas como María Orellana, una joven de 33 años que nació en Bolivia y creció en Nueva York, intentan mantener la calma. Ella se ha estado debatiendo entre irse y quedarse pero la realidad y sus familiares y amigos la llevaron a decidir que saldrá de la ciudad rumbo a Turquía en la próximas horas.
«Fue durísimo», dijo Orellana a la Voz de América el martes, mientras describía cómo se enteró por la recepcionista del hostal donde se hospeda que debía estar prevenida porque podría escuchar el sonido de sirenas y de cohetes.
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Jerusalén mantiene la calma a cuatro días del ataque de Hamás a Israel
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«Como si nada», recuerda Orellana que le previno la empleada del hostal de lo que estaba por pasar. «Yo pensé: esto es típico de este área -lo que escuchamos en las noticias- y no me sentí súper alarmada. Pensé, si ella está así tranquila, tranquila me voy a caminar», recordó.
La internet de su celular no funcionaba por falta de datos y transcurrieron unas 5 horas antes de que esta joven turista supiera de la magnitud de los hechos. «En el Monte de los Olivos conecté a internet y ahí fue cuando vi la guerra, muertes, los cohetes (…) ahí supe que era algo muy serio que no había pasado por mucho, mucho tiempo», afirmó.
«En ese momento me dio miedo», asegura. «Un par de minutos después -afirma- me acordé que estaba en el Monte de los Olivos, viendo la Ciudad Vieja de Jerusalén, una ciudad tan sagrada y en ese momento me pude calmar».
Jerusalén está calmado pero en tensión
Orellana hizo su caminata por la ciudad el martes y notó esta vez que el área sí se veía «calmada». «La seguridad ha subido mucho y la mayoría de los negocios están cerrados», agrega.
«Se siente la tensión, sí se siente», reafirma la boliviana.
Mientras, se reportan 830 muertos y más de 4.000 heridos en Gaza y ha aumentado a 1.000 el número de víctimas en Israel. Los bombardeos de Israel en la Franja de Gaza el martes son vistos como los más feroces en 75 años de la historia del conflicto con la milicia palestina. De acuerdo con la ONU, 180.000 personas han quedado sin hogar en Gaza.
Las tropas de Israel han arrasado distritos enteros. Hamás -por su lado- ha amenazado con ejecutar a un cautivo por cada casa atacada.
El gobierno de Israel había prometido desde el sábado responder con «una tremenda matanza» después de que islamistas armados de Hamás arrasaran barrios enteros en el ataque más mortífero de la historia del Estado judío.
Desde entonces, Israel ha llamado a filas a cientos de miles de reservistas y ha bombardeado insistentemente Gaza, donde viven 2,3 millones de personas.
En ese contexto, Orellana, la turista que vino desde Nueva York, decidió que quedarse no tiene sentido.
«No puedo ayudar de ninguna manera, lo único que puedo hacer es rezar desde donde sea», dijo la joven.
Israel controla de facto toda Jerusalén y considera toda la ciudad como su capital, mientras que el Estado de Palestina ha declarado a Jerusalén Este como su propia capital. Ninguna de estas reivindicaciones ha obtenido un amplio apoyo internacional.
«He estado triste pero segura»
Vanessa Marino es una turista de Brasil que llegó como muchos a disfrutar de la antigua e histórica ciudad. Allí la sorprendió la noticia el sábado, con todo lo que traía aparejado.
«He estado triste, aprensiva, pero segura», dijo la mujer, que recorría mercadillos y sitios históricos de Jerusalén antes de salir del país.
«Los turistas están pudiendo completar sus programas», comenta rodeada de otros extranjeros que como ella, se mueven por la ciudad y atienden a los guías que cuentan la historia de este lugar a todo el que llega.
En cuanto a la seguridad y despliegue policial, Marino tiene una explicación.
«La ciudad está aprensiva, es comprensible eso. Hay muchos militares, lógicamente tienen que proteger el patrimonio, tienen que proteger a la población. Estoy intentando llevar la vida normal».