Cultura, De Hombres, Mujeres y Cosas, Efemerides, Portada, Turismo

Eugenio Generoso Marchena: Vida y Muerte

Por Teófilo Lappot Robles

Las intrigas, los sofocones, la suerte, la desgracia, etc. han formado parte
del quehacer de la política en todos los tiempos, y en cualquier lugar.
En nuestro país uno de los casos más dramáticos, concatenado con lo
anterior, fue el de Eugenio Generoso Marchena, economista de gran calado,
acaudalado empresario, político y militar.

Buena ventura Báez


Se movió entre los dos partidos principales que se repartieron el dominio
de la política dominicana en la segunda mitad del siglo XIX.
Eugenio Generoso Marchena no se puede disociar de personajes como
Ulises Heureaux, Buenaventura Báez, Gregorio Luperón, Manuel María
Gautier y otros que participaron en jornadas bélicas y políticas de la
referida centuria.
Era uno de los hombres de mayor patrimonio económico del país antes de
ejercer funciones públicas. Según las estadísticas económicas de las dos
últimas décadas del siglo XIX se le consideraba uno de los mayores
exportadores de mieles y azúcar del país.

Gregorio Luperón


Comenzó su vida pública en el Partido Rojo, cuyo máximo jefe fue el
caudillo Buenaventura Báez. Luego fue absorbido por el Partido Azul, por
conveniencias del general y presidente de la República Ulises Heureaux,
como parte de sus tejemanejes políticos para desplazar a su mentor, el
general Gregorio Luperón.
Los generales Luperón y Marchena se tenían malquerencias mutuas, tal y
como se comprueba en los escritos de ambos.
Luperón, cuando todavía creía que Heureaux era manipulado, escribió esta
página de ingenuidad política:
“Algunos rojos de fama, como los señores Generoso de Marchena,
Wenceslao Figuereo y Manuel María Gautier, con premeditado plan, se
unieron a los azules; estos de muy buena fe los acogieron, llevándolos a los
principales puestos…Así se vio al señor Gautier, jefe de un grupo de rojos,
instruir a Marchena para que trabajara en la división de Heureaux y
Luperón, y a muchos azules, a los cuales se les infiltraban con estudio de
ambición del poder…”

Ulises Heureaux


Ya desengañado de su antiguo pupilo escribió Luperón que fue Marchena
quien lo instigó para que se volviera el dictador que fue: “ …llegó de
Europa Don Generoso Marchena a Puerto Plata, y en seguida fue al
encuentro del General Heureaux con un proyecto secreto de empréstito, y
desde luego instigó a su protector para que se proclamara dictador.
Heureaux, como aventurero y sin principios políticos, aceptó la proposición
de su mensajero…” (Notas autobiográficas y apuntes históricos. Tomo
III.P233.Editora Santo Domingo, 1974.Gregorio Luperón).


Vale decir que Marchena llegó al Partido Azul (en la etapa en que
Heureaux comenzaba a tener el dominio de esa entidad) junto con Manuel
María Gautier, que llegó a ser vicepresidente en el régimen presidido por el
despiadado puertoplateño, así como con el ex presidente Ignacio María
González, quien le sirvió al tirano como ministro de Relaciones Exteriores.
Marchena, que en su época era considerado el mejor economista del país,
fue ministro de Hacienda y Comercio en el primer gobierno de Heureaux
(1882-1884), el único que ejerció con signos de democracia.
Ramón Marrero Aristy, en uno de sus ensayos sobre historia del país,
señala que ese bienio gubernamental “fue favorecido por el aumento de las
rentas fiscales…” Está claro que a esa situación contribuyó Eugenio
Generoso de Marchena, que había sido “uno de los más hábiles miembros
del desmembrado partido rojo…”
Pero al terminar esa primera etapa gubernamental, por manipulaciones
política del presidente Heureaux, en vez de dejar las arcas nacionales con
superávit lo que encontró el nuevo gobierno fue un déficit superior a los
cien mil pesos “de entonces”.
Es necesario expresar aquí que el 16 de agosto de 1888 Marchena firmó, en
calidad de delegado especial en Europa del gobierno presidido por
Heureaux, un contrato por 770,000 libras esterlinas (equivalentes a cinco
millones de pesos) con los banqueros de Holanda señores Westendorp y
Mathieu.
Fue un convenio leonino, y, además, dicho dinero fue malversado por el
régimen de turno. En la práctica lo que se logró fue acrecentar la miseria
del pueblo dominicano, tal y como quedó comprobado.
Marchena y decenas de dirigentes políticos, comerciantes, empresarios y
militares de aquella época fueron víctimas de la mezcla de astucia y
maquinaciones de alias Lilís.
Está más que demostrado que ese gobernante se empapó bien, para sus
propios fines políticos, de los consejos dados por Nicolás Maquiavelo a
Lorenzo de Médici, en su clásico manual escrito en el 1513 titulado El
Príncipe, especialmente cuando le advirtió con impudicia al joven
florentino que “a los hombres hay que ganárselos o destruirlos”.
Marchena fue, a la vez, beneficiario y víctima del astuto Lilís, que se apoyó
en sus altos conocimientos de finanzas y economía.
Dicho eso al margen de que era verdad lo que dejó escrito sobre él el
historiador Rufino Martínez, en el sentido de que tenía “un lustre cultural
que le daba derecho a moverse en un plano más alto que el de la mayoría
de los otros…quedando calificado entre los hombres de armas, sin serlo
más que por disposición o aptitudes, y no por las credenciales adquiridas en
el ejercicio de la guerra.” (Diccionario biográfico-histórico. Editora de
ColoresP.329. Rufino Martínez).


En el 1884 y en el 1888 alias Lilís alentó a Marchena para que aspirara a la
presidencia de la República, pero este declinó entendiendo que se trataba
en cada caso de una oferta envenenada.
Sin embargo, cambió de opinión cuando el sátrapa lo alentó en el 1892 para
que se postulara al principal cargo de la nación (para cubrir el cuatrienio
1883-1897). De nuevo era una añagaza política del hábil gobernante.
Cuando Marchena presentó su candidatura presidencial su jefe político
comenzó una campaña de represión contra sus partidarios.
Los abusos que ocurrieron en dichas elecciones fueron señalados por el
mismo Marchena en una publicación que hizo el 3 de diciembre de 1892 en
el periódico El Eco de la Opinión.
Luego del fracaso de su candidatura presidencial pretendió exiliarse en
Europa, pero cuando el 27 de diciembre de 1892 iba a montarse en un
barco con destino inicial a Cuba fue apresado y encerrado en la Torre del
Homenaje.
En algunas crónicas sobre el anecdotario de Lilís se indica que él se
jactaba de decir que tenía a Marchena “bajo su pie”.
Tal vez el principal motivo de la desgracia de Marchena fue más por
razones económicas que políticas.
Comenzó cuando el antiguo ministro de Hacienda y Comercio ordenó que
la sucursal en la ciudad de Santo Domingo del banco francés Sociedad de
Crédito Inmobiliar (del cual era accionista e inspector) le suspendiera los
créditos al gobierno de Lilís, por la creciente insolvencia para cumplir sus
obligaciones.
En su obra Espigas históricas Víctor Garrido, resumiendo el largo relato
que al respecto hizo el historiador Bernardo Pichardo en su manual titulado
Resumen de Historia Patria, dice que: “Esta situación originó fricciones y
disgustos entre el General Lilís y su compadre Generoso que
probablemente afectaran la amistad de ambos en momentos en que se
acercaban las elecciones de 1892”.
La lógica lleva a pensar que fue en ese momento cuando se comenzó a
fraguar en la mente del general Heureaux que Marchena saltara “del sartén
al fuego”.
Eugenio Generoso Marchena, por órdenes de Lilís, fue fusilado el 22 de
diciembre del 1893, en un campo llamado La Clavellina, de Azua. Él había
nacido en esa ciudad el 6 de septiembre de 1842. Como señal de
culpabilidad por un crimen del cual era inocente fue asesinado en el mismo
lugar donde días antes habían matado al general Joaquín Campo, delegado
del gobierno en esa zona. Es importante señalar que cada vez que Lilís
viajaba por vía marítima hacia una de las ciudades portuarias del país
ordenaba que Marchena fuera encadenado en la sentina del barco.
Varios historiadores reseñaron en sus obras el fusilamiento del general
Marchena.


“Heureaux dilató la suerte final de éste (Marchena) hasta cuando el General
Joaquín Campos, Delegado del gobierno en Azua, hubiese sido muerto en
una emboscada por un opositor a la Administración”. (La Viña de Nabot.
Sumner Welles).
“Después de tanto martirio, fue puesto a bordo por última vez el 18 de
diciembre de 1893 y conducido al puerto de Azua, llevándolo en la
madrugada del 22 de diciembre al lugar nombrado La Clavellina donde fue
fusilado junto con el joven abogado Carlos Báez Figueroa” (Resumen de
Historia de Santo Domingo. Tomo III. Manuel Ubaldo Gómez).
El junio de 1900, bajo la presidencia de Juan Isidro Jimenes, los restos
mortales de Eugenio Generoso de Marchena fueron enterrados con
ceremonia religiosa en la ciudad de Santo Domingo, en la Catedral Primada
de América, también conocida como basílica menor Santa María de la
Encarnación.

teofilo lappotteofilolappot@gmail.com