PRECEDENTE NECESARIO Y CON APOYO PUBLICO
Por Pedro Caba
No hay dudas el precedente histórico moderno de cerrar la frontera con Haití por todas las vías dispuesto por el gobierno dominicano manda señales quedarán inscritas en las relaciones de los dos países.
Además de la conveniencia de ejercitar a nuestros cuerpos armados y de seguridad nacional para el caso de necesidad como consecuencia de un agravamiento mayor en Haití que ponga en peligro nuestra soberanía.
O sea, como ejercicio en previsión de lo por venir, no había mejor ocasión. Nos permite poner a prueba todos los dispositivos militares por mar, tierra y aire y tenerlos como experiencia correctiva, en caso de que así sea, o de mejoramiento.
Lo que resalta de esta medida extrema es la existencia de voluntad ejecutiva en el gobierno dominicano de reaccionar en forma condigna ante cualquier despropósito del Estado haitiano o de cualquiera de sus componentes.
Esa es una lección para el Estado haitiano y para todos los demás, incluidos los gobiernos amigos de Haití que se han esperanzado en sacrificarnos para posibilitar una salida a esa desdichada población.
Por fortuna no existen registros históricos de aprovechamiento unilateral del lado dominicano de las aguas transfronterizas.
Al contrario, el precedente sentado en el gobierno de don Antonio Guzmán que concertó con los haitianos un dique derivador del río Pedernales, permanece como un ejemplo de buena vecindad.
Cada uno de los gobiernos dominicanos, a partir del acuerdo transfronterizo del 1929, se ha cuidado de no tocar con obras de aprovechamiento hídrico los ríos compartidos por ambas naciones.
Se han construido más de 36 presas mayores (de más de 15 metros de altura) y sistemas de riego ninguno de ellos dependientes de las aguas destinadas a ser compartidas. Ahí está el río más importante de la isla, el Artibonito, intocado hasta ahora como ejemplo.
El temple con que el gobierno ha dispuesto la erección del muro con todas sus anexidades modernas según lo proyectado, la movilización de tropas a la frontera que lleva meses fueron pasos previos a la decisión de cierre de la frontera.
Todas estas acciones han contado con el apoyo de la mayoría del pueblo dominicano y eso ha tenido mucho que ver con la inefectividad de las protestas elevadas por organismos internacionales que defienden la migración, lo mismo que de Estados amigos de Haití.
Hoy el Estado Dominicano, puesto por el pueblo bajo su conducción de Luis Abinader, se ve más fortalecido ante los ojos de propios y extraños.
Ojalá la parte haitiana haga conciencia con tiempo de esta situación y corrijan su comportamiento levantisco de levantar unilateralmente un canal que si bien no desvía el cauce del río mengua en forma considerable su caudal aguas abajo. En ese momento, la diplomacia vuelve a actuar en procura de una solución que perdure en el tiempo.
Lo que sí está claro es que si queda sin sanción esta violación del Estado haitiano perderíamos la oportunidad de garantizar una sana convivencia futura.
Pedro Cabapedrocaba@hotmail.com
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