Por: CARLOS RICARDO FONDEUR MORONTA.
Haití se desangra en violencia y necesidades perentorias de la vida humana. En ése palo “encebao” se ceba la clase pudiente que vive del caos y del dicho de que “el buen pescador pesca en río revuelto” una frase que podría más bien ser dominicana, pero la realidad la determina en qué lleva el río, sin agua o piedras.
Ante los acontecimientos suscitados por la toma de agua ilegal de parte de personeros o quizás del mismo Estado fallido de Haití del caudal del Río Masacre, la Organización de las Naciones Unidas (ONU, por sus siglas en español) sugiere la necesidad de “analizar” la formación de un ejército paralelo, multinacional, para afrontar las necesidades de seguridad en todos los sentidos de la vida del vecino país.
Haití se desangra en violencia y necesidades perentorias de la vida humana. En ése palo “encebao” se ceba la clase pudiente que vive del caos y del dicho de que “el buen pescador pesca en río revuelto” una frase que podría más bien ser dominicana, pero la realidad la determina en qué lleva el río, sin agua o piedras.
Jorge Taiana, Ministro de Defensa de la Argentina, dijo expresamente que las Naciones Unidas están analizando las posibilidades de “tomar una decisión con respecto a Haití, y lo dicen en el marco del foro sobre misiones de paz, que es más de lo mismo. Pura parafernalia informativa, producto de análisis de informaciones puntuales que conocemos, de antemano, de fuentes fidedignas.
A sabiendas de la necesidad de afrontar con firmeza, sin apresuramientos, pero con la visión de que la supervivencia de la patria se encuentra por encima de todas las prioridades personales, el establecimiento de tácticas y estrategias que conlleven a la paz en la isla es vital para el desempeño de la estabilidad política de la República Dominicana y de Haití. Es la conjunción de dos sociedades, lamentablemente distintas, de cuyas diferencias no somos culpables ninguna de las dos naciones.
La otrora República de Haití, hoy convertida en entelequia, es el punto final donde la han llevado quienes viven del ostracismo los regímenes que han vivido y quieren seguir viviendo de ése conglomerado humano. Que sigan analizando, mientras Haití se desangra en historietas de oro y plata, lugar recóndito de la historia, donde los principales culpables han sido los que pretenden edificar un castillo de arena, como era el plan de convertir a Haití en un reinado, al estilo francés.
Ahora la historia la contamos los ciudadanos de nuestra época, donde lo predominante es la lucha por la supervivencia. Como en el desierto del Sahara. Haití existió en medio de dictaduras, más, sin embargo, en el marco de la actual circunstancia geopolítica, el papel principal lo juegan familias adineradas que se las juegan en pos de su provecho económico.
La Española, que no es su nombre legal, sino, Santo Domingo, de acuerdo con el tratado que fijó los lֵmites entre los dos países que conforman la geografía de la isla, por encima de todas las tratativas y elucubraciones, las Naciones Unidas no tiene moral para imponer límites en las diferencias legales entre la República Dominicana y Haití.
Cualquier error táctico o estratégico de parte de Haití, representaría una ganancia política para República Dominicana. Igual sucedería si nuestro Presidente tomara decisiones equivocadas respecto del papel hegemónico que debemos representar en la isla. Mucho menos en los momentos álgidos de los conflictos que en el futuro próximo, supondría una ganancia política y económica de las naciones que predominan el ámbito de la minería.
En esta ocasión, opinamos sobre el nivel o cota del empalme del supuesto canal con el río Masacre, que presenta un nivel superior al del cauce normal, implica la existencia de algún método de obstrucción o compuerta que eleve el caudal hacia el susodicho río. Creemos en la existencia de una compuerta hecha en pretensado, que servirá como compuerta del canal y que están construyendo o lo tienen preparado para colocarlo ahí, delante de nosotros.
En los países que son ajenos a la problemática esencial de Haití y República Dominicana, existen opinantes que sin un criterio real de la situación actual, se empecinan en clasificar entre el malo y el bueno, sin observar la realidad de un análisis ponderado, mesurado de la situación política nacional, lo que conlleva, claramente, al establecimiento de políticas erróneas que pondrían en riesgo la estabilidad del estado Nación.
Que sigan analizando, mientras estamos colocados detrás de la pared, como parapetados por el temor de que alguien apriete el dedo en el gatillo.
Del lado dominicano, están los militares bien entrenados y activados los dispositivos de seguridad de los organismos de nuestras fuerzas armadas, pero al cruzar la valla, a unos pocos metros, se encuentra un desorden generalizado y enorme, con militares, policías y miles de civiles, muchos de ellos armados “hasta los dientes”, delante de militares que lo permiten. Hay que dejarlos que sigan analizando, que el golpe avisa y sería tarde para saber a cuál conclusión llegaron.
El autor reside en Santiago de los Caballeros, República Dominicana.
Carlos Ricardo Fondeur Morontacarlosricardofondeurmoronta@gmail.com