Jean Louis Ferrand
POR TEÓFILO LAPPOT ROBLES
La hegemonía de Francia en Santo Domingo quedó documentalmente fijada mediante un decreto contentivo de tres considerandos y trece artículos, emitido en la hoy capital dominicana el 6 de enero de 1805 por Jean Louis Ferrand, quien lo firmó como general de brigada, comandante en jefe y capitán general interino de la neo colonia.
Ese documento fue parte de lo que creó el caldo de cultivo para que en poco tiempo se produjera una conflagración bélica que acabó con los deseos del emperador Napoleón Bonaparte de dominar esta porción del mundo.
Ciriaco Ramírez, un gaditano dedicado por muchos años a la agricultura y al comercio en la entonces amplísima zona de Azua, fue uno de los principales líderes de la lucha armada para expulsar del país a los franceses.
En la verdad inconmovible de los hechos Ciriaco Ramírez fue el primero en dirigir la sublevación contra las derrotadas fuerzas francesas que ocupaban el territorio que luego sería la República Dominicana. En los combates en sí tuvo el protagonismo primigenio.
Es cierto (sólo por motivos fundados en estrategia militar de conveniencia) la versión del historiador, jurista y filósofo Gustavo Adolfo Mejía Ricart vertida en el volumen VII de su obra titulada Historia de Santo Domingo, en el sentido de que el general haitiano Henry Cristóbal facilitó a Ciriaco Ramírez y su equipo de insurreccionados contra los franceses: “300 hombres como fuerzas auxiliares.” (Historia de Santo Domingo. Vol.VII. P.230.Editado por Librería Pol & Hermanos, 1948. Gustavo Adolfo Mejía Ricart).
Escondida en la hojarasca de noticias de aquella época aparece la verdad incontestada de que en octubre de 1808 Ciriaco Ramírez y los hombres bajo su mando combatieron fieramente en varios lugares del sur contra las poderosas fuerzas neo coloniales. En un paraje entonces llamado Malpaso provocaron decenas de bajas a los franceses comandados por el coronel Aussenac.
Ciriaco Ramírez, además de tener el mando general de los combatientes en esas refriegas y batallas, se reservó para sí la dirección de la caballería y delegó en Cristóbal Huber la coordinación de la infantería.
Luego el referido coronel francés Aussenac derrotó en Azua, el 24 de octubre de 1808, a los combatientes bajo el mando de Ciriaco Ramírez, pero este logró reagrupar a más de 400 de sus seguidores que contraatacaron de manera exitosa a los enemigos.
Franklin J. Franco, acopiando datos ya consignados por predecesores, dice que: “Aussenac respondió a la derrota ordenando el incendio y la destrucción de propiedades, viviendas y haciendas de las comarcas y pueblos vecinos, a fin de cortar a los insurrectos toda fuente de abastecimiento. Esa acción aumentó el odio de nativos y españoles contra los franceses y ocasionó el crecimiento de las filas insurrectas.” (Historia del Pueblo Dominicano. Impresora Mediabyte,2008.P.160. Franklin J. Franco).
Ciriaco Ramírez comenzó el alzamiento contra los franceses luego de conversar con un emisario de Toribio Montes, a la sazón gobernador colonial español de Puerto Rico, país donde se encontraba entonces el hacendado cotuisano Juan Sánchez Ramírez, quien entró en acción con sus hombres, con el apoyo logístico del referido jefe colonial, en noviembre de 1808.
Es decir que correspondió a Ciriaco Ramírez dar el puntillazo inicial en la etapa que culminó con las ambiciones hegemónicas del emperador Napoleón Bonaparte en esta parte del Caribe insular.
La condición de personaje histórico de Ciriaco Ramírez comenzó así: “Don Salvador Félix, quien desembarcando atrevidamente por Barahona no paró hasta verse con Ciriaco Ramírez e inducirle a que tomara la iniciativa y se lanzara antes que ningún otro a la revolución…” (Rasgos Biográficos de Dominicanos Célebres. Editora del Caribe, 1971.P.92. José Gabriel García).
El 13 de diciembre de 1808 se produjo la famosa asamblea de Bondillo, paraje que los mapas de la época ubicaban en el lugar de Bayona, en el extrarradio de la ciudad de Santo Domingo.
Allí se confirmó como jefe de la insurrección contra Francia a Sánchez Ramírez. También se aprobó, para disgusto de Ciriaco Ramírez, que el antiguo Santo Domingo Español volviera a ser colonia de España, bajo el reinado de Fernando VII.
Los resultados de la junta de Bondillo tienen la categoría de paradoja si se tiene en cuenta que aunque fue convocada por Sánchez Ramírez, el que la organizó terminó siendo el principal afectado.
En efecto, de ese cónclave escribió el padre de la historiografía dominicana lo siguiente: “Esta junta que fue proyectada en primer término por el coronel don Ciriaco Ramírez…” (José Gabriel García. Obras completas. Editora Amigo del Hogar.Volumen I..P279).
Juan Sánchez Ramírez y algunos de sus principales seguidores abogaban por volver “bajo la sombra de la bandera de Castilla”.
Ciriaco Ramírez y los hombres que lo seguían por su parte tenían ya un concepto claro sobre la pertinencia de la independencia nacional y luchaban para liberar al pueblo de cualquier tutela extranjera. Por eso en Bondillo se decidió perseguirlo, apresarlo y sacarlo del país.
Sin embargo, la historia sobre la vida de Ciriaco Ramírez se ha ido tejiendo mediante una madeja de contradicciones y falsedades, siempre tratando de restarle méritos a su lucha.
Juan Bosch, por ejemplo, al parecer no le otorga ningún mérito militar, a juzgar por este párrafo suyo: “Por su parte, don Ciriaco Ramírez, el jefe del grupo que operaría en la banda del sur, se levantó con armas llevadas también desde Puerto Rico, pero fuerzas francesas al mando del coronel Aussenac le obligaron a refugiarse en los bosques de la región.” (Obras Completas.Tomo XIII. Historia del Caribe.Editora Serigraf, 2009.P.590. Juan Bosch).
Sin embargo, fue un hecho incontrovertible que antes de terminar el año 1808 los principales pueblos y campos del sur estaban controlados por Ciriaco Ramírez y los hombres bajo su mando.
Una prueba de la importancia que tenía Ciriaco Ramírez como objetivo militar para los colonialistas franceses aparece en una de las notas que hizo el fraile capuchino español Cipriano de Utrera al libro titulado Diario de la Reconquista.
En efecto, el gobernador colonial Jean Louis Ferrand ofreció monedas de oro a quien capturara o matara a Ciriaco Ramírez: “100 portuguesas al que entregase vivo a Ciriaco, y 50 si lo entregase muerto…” (Nota 70 de Fray Cipriano de Utrera al Diario de la Reconquista de Juan Sánchez Ramírez. Editora Montalvo, 1957.P.35).
Otro desmentido para los que han pretendido ignorar la relevancia histórica de Ciriaco Ramírez es que ya muerto Ferrand en un altozano al oeste de El Seibo, llamado Palo Hincado, el 7 de noviembre de 1808, el citado coronel Aussenac llegó a Santo Domingo para reforzar las tropas del general Du Barquier, sucesor del gobernador colonial referido; pero como señala un destacado historiador dominicano: “…con Ciriaco Ramírez pisándole los talones al frente de unos 1,500 hombres…”(Personajes Dominicanos, tomo I. Editora Alfa y Omega,2013.P62.Roberto Cassá).
El ya citado Diario de la Reconquista contiene pruebas de las contradicciones entre un Sánchez Ramírez pro colonial y un Ciriaco Ramírez en favor de la independencia nacional.
Así también consta en algunos partes militares de los franceses y en notas agazapadas en las páginas amarillentas de la historia nacional.
Ejemplo de lo anterior es este párrafo: “…las dificultades entre Don Juan y Don Ciriaco continuaron hasta el punto de que Don Juan expidió una orden de prisión contra su rival, sobre el cual pesaban las acusaciones de que había expoliado los pueblos del Sur”. (Historia de Santo Domingo. Editora Cultural Dominicana. Quinta Edición, 1974.P188.Jacinto Gimbernard).
Ciriaco Ramírez fue encarcelado y enviado a Puerto Rico, aunque nunca se pudieron probar las acusaciones inconsistentes que pesaban contra él.
En resumen, la figura histórica de Ciriaco Ramírez merece colocarse en el lugar de principalía que le corresponde por sus hechos heroicos.