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ALLANAR LOS CAMINOS

ALGO MÁS QUE PALABRAS

ALLANAR LOS CAMINOS

“No olvidemos que las grandes batallas, suelen iniciarse en nuestro propio hogar, con
resultados verdaderamente dramáticos. Para desgracia de todos, cada día son más las

personas que son asesinadas por alguien de su familia”.

Víctor CORCOBA HERRERO/ Escritor

corcoba@telefonica.net

Hoy más que nunca se requiere de la labor ciudadana, para contrarrestar y superar viejas contiendas, y
poder allanar los caminos de la comunión plena, con la convicción de que ninguna situación difícil está destinada a
perdurar de manera irremediable; puesto que, gracias a la actitud de escucha y de diálogo, se pueden encontrar
soluciones satisfactorias para superar los puntos de fricción y llegar a una solución justa de los problemas concretos.
Conviene fortificar este asunto para que lo auténtico nos aliente y alimente, hasta convertirlo en un patrimonio
común, que nos haga la vida más fácil entre sí. De entrada, aplaudo la persistente labor del personal humanitario que
continua arriesgando su natural existencia para salvar la de otros.
Tenemos que aprender a respetarnos, a convivir escuchándonos; es un deber más, frente a la situación
actual de desatención y absurdas divisiones, que nos conducen a la tarea asistencial. Visitarnos es entrar en relación,
comprender sus razones y puntos de vista, contraponiéndose así a la soberbia humana y al orgullo, con una fuerte
dosis de amor que todo lo alisa, cuando es verdadero. No olvidemos que, además, todos tenemos la libertad de poder
expresarnos; y, esto, tiene que reforzarnos como seres pensantes. Es más, el ejercicio de sentirnos libres, sin duda va
a poder desempeñar un papel positivo en el fortalecimiento del espíritu democrático y en la indagación de
mecanismos seguros para detener la desinformación y el discurso del odio.
En consecuencia, es menester que vuelvan a nosotros esos debates abiertos, constructivos y respetuosos con
las ideas de cada cual, seguramente entonces se nos abrirá el alma y dejaremos de ser negativos e intolerantes.
Realmente cuesta entender que todavía se continúen perpetrando actos de intolerancia y violencia basados en la
religión o las creencias, o en los mismos pensamientos singulares de cada cual, cuando lo que hay que fomentar son
los escenarios cooperantes que rebajen tensiones y propicien la cultura del abrazo verdadero. No olvidemos que las
grandes batallas, suelen iniciarse en nuestro propio hogar, con resultados verdaderamente dramáticos. Para desgracia
de todos, cada día son más las personas que son asesinadas por alguien de su familia.
No podemos seguir golpeándonos entre semejantes. Necesitamos atendernos y entendernos, conciliarnos y
reconciliarnos, nivelar fuerzas y esfuerzos. En esto podrían colaborar las distintas confesiones religiosas para que
haya una mayor comprensión mutua entre el linaje. A propósito, yo pediría que los imperativos morales de todas las
creencias y convicciones, incluyeran la paz, la condescendencia y la inclusión, en sus hojas de ruta o diarios de vida.
Si juntos deseamos unirnos al clamor de lo armónico, buceemos en la calma, con la exploración de la mano tendida y
extendida hacia todos, respetando las aspiraciones legítimas de las moradas y moradores. Se me ocurre pensar en el
yoga, que pese a las diferencias nos indica que somos uno, algo que revela nuestra humanidad común.
La propuesta de este soñador del verso y la palabra, vertida en posibilitar horizontes de convivencia, no
puede abortar el florecimiento existencial. Urge que despertemos, que salgamos de este estrés para tomar otra
orientación más ética, que hagamos una llamada a las conciencias, porque es del interior del corazón de donde
provienen las malas intenciones. No hay más que un alcanzar: el amor de amar amor al servicio de nuestros andares;
tampoco hay más que una satisfacción: el cumplimiento del deber cumplido al servicio de la verdad. Esto nos vence
el desánimo y nos convence el ánimo, al sentirnos parte de la edificación del bien común y adquirir el sentido de la
responsabilidad, sobre todo para cuidarnos y trabajar juntos.
Facilitar los itinerarios de aquí abajo ante la nueva normalidad del absurdo abrasador, para que favorezcan y
obedezcan al amor y no al temor, es tan inevitable como preciso para ganar confianza en nosotros mismos, máxime
en un momento de crisis y de desconfianza pública en muchas instituciones del estado de derecho y la justicia.
Convendría, pues, huir de estas codiciosas políticas de ganancias insaciables, corruptas a más no poder, basadas en el
engaño y en la injusticia. Si en verdad queremos hablar claro y profundo, renunciemos al uso discriminatorio,
apostemos por una realización decente, cooperemos entre nosotros como hijos de un mismo tronco, repudiando la
violencia aberrante de nuestras miradas y el extremismo ciego. Sería, esto sí que sería el gran avance. No es un sueño,
que también lo es.

Víctor CORCOBA HERRERO/ Escritor
corcoba@telefonica.net
20 de agosto de 2023.-