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LOS GIRONDINOS EN LA REVOLUCIÓN FRANCESA

Jacques Pierre Brissot

POR TEÓFILO LAPPOT ROBLES

Estas notas no pretenden narrar la historia completa de los girondinos. Sólo relataré algunos episodios de ese grupo político-económico que se hizo famoso en la Francia del siglo XVIII.

Los girondinos fueron así llamados porque la mayoría de la matrícula de diputados de ese sector político procedía de Burdeos y otras ciudades del departamento de Gironde, en el suroeste de Francia.

Los girondinos y los jacobinos fueron los dos estamentos más notorios de los enfrentamientos ocurridos durante la Revolución Francesa del 1789.

Aunque también incidieron en los crispados hechos de entonces grupos religiosos, poderosos sectores económicos y nutridos segmentos militares.

En principio los girondinos cohabitaron, en términos de táctica política, con los jacobinos, pero luego fueron enemigos acérrimos.

La estrategia de los girondinos era mantener la monarquía, mientras los jacobinos querían aniquilarla. Estos últimos lograron su objetivo, pero luego vino el caos, la confusión y la perdición de sus principales dirigentes, que se dejaron llevar por una emoción empapada en sangre.

Los girondinos fueron cohesionados, en medio de la Revolución Francesa, por  el brillante escritor, políglota y periodista Jacques Pierre Brissot, quien luego de ser capturado en la ciudad de Moulins, mientras huía a Suiza, fue guillotinado el 31 de octubre de 1793.

Los girondinos fueron los más activos propagandistas de la idea de que el rey Luis XVI sólo era responsable de sus actos antes Dios. Eso lo hacían por su raigambre conservadora y para afianzar su influencia política en la familia real francesa.

Esa era una consigna carente lógica, pero neutralizaban en la práctica los órganos estatales. Así todos los actos, ora generales, ora administrativos, ora simples de la Corona quedaban cubiertos con el pesado manto de la impunidad. De esa anomalía sacaban beneficios económicos y políticos los girondinos.

María Antonieta

Los girondinos (muchos de cuyos dirigentes eran diputados, ministros, consejeros reales o altos burócratas) tenían una enorme influencia tanto con el vacilante rey como con la frívola reina María Antonieta.

Cualquier intento para limitar sus irritantes privilegios era de inmediato aplastado de mala manera por ellos.

Los girondinos se convirtieron en una suerte de ariete contra los ministros Turgot, Necker y Calonne, quienes pretendieron, en años diferentes, atenuar la inconformidad popular, tomando medidas financieras e impositivas que sólo buscaban evitar el colapso de la monarquía.

Jacques Necker

Como se oponían a que se redujeran las ganancias de sus múltiples negocios reclamaron al rey, en el año 1789, que destituyera como ministro de finanzas al banquero y economista suizo  Jacques Necker. Antes habían hecho lo mismo contra los también ministros Anne Robert Turgot y Charles Alexandre de Calonne. 

Fueron los girondinos los que organizaron la frustrada fuga de Francia de la familia real francesa.

Para materializar sus planes se aprovecharon que la iglesia católica estaba   alejada del rey Borbón (que también lo era de Navarra y copríncipe de Andorra) y que, además, los jacobinos se habían dividido en dos grupos antagónicos entre sí.

Luis XVI

Ese plan girondino fracasó porque el rey Luis XVI, la reina María Antonieta, sus hijos y otros miembros de su parentela fueron capturados en el pueblo de Varennes, en el noreste francés, donde habían hecho una parada para comer en un hostal de carretera. Fueron devueltos a la ciudad de París, con las consecuencias conocidas.

Uno de los encargados de devolver a la familia real a París fue Jéróme Pétion de Villeneuve, que entonces era un jacobino moderado, partidario de una monarquía constitucional. Luego se pasó al grupo de los girondinos, quienes en poco tiempo lo expulsaron por no acoplarse a todas sus ideas. Se ahorcó el 18 de junio de 1794.

Como consecuencia de la defenestración de la monarquía de los Borbones, por haber sido guillotinado el rey el 21 de enero de 1793, los girondinos y otros grupos conservadores comenzaron una labor de enfrentamientos contra la Primera República francesa, proclamada cuatro meses atrás, el 21 de septiembre de 1792.

En el verano del referido 1793 los girondinos terminaron expulsados del congreso por los diputados apodados montañeses. Muchos de esos girondinos terminaron siendo tan terroríficos como los jacobinos más radicales.

Un ejemplo elocuente de que muchos girondinos entraron en una incontenible espiral de violencia fue cuando dieron la orden para que una de las suyas, la brillante girondina Marie-Jeanne Philippon, fuera guillotinada el 8 de noviembre de 1793, porque se atrevió a rechazar opiniones de los más conservadores de sus jefes de grupo.

Una versión nunca objetada de la historia de la Revolución Francesa señala que de ella es la frase lapidaria pronunciada segundos antes de morir: “¡Oh Libertad! ¡Cuántos crímenes se cometen en tu nombre!”

No han sido pocos los que han pretendido cambiar la realidad del relato sobre la participación de los girondinos en los acontecimientos ocurridos antes y durante la Revolución Francesa.

Uno de los más conocidos tergiversadores de la verdad, pretendiendo encubrir el feo papel de los girondinos, fue el escritor Alfonse de Lamartine, para quien la historia era “la poesía de la realidad.”

Dicho autor, en una obra huérfana de certeza, presenta a los girondinos no como compenetrados hasta el fondo con la monarquía que representaba el llamado Antiguo Régimen, sino como benefactores del pueblo francés atrapado en la vorágine de sangre que arrancó en el 1789 y se extendió por una década.

Lamartine llegó tan lejos en el falseamiento de la evidencia que insinúo que los girondinos prefirieron en un momento crucial de la Revolución Francesa sacrificar sus vidas para evitar más derramamientos de sangre. (Historia de los girondinos, publicada por primera vez en el 1847.Alfonse de Lamartine. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.)

Los intereses económicos, políticos y sociales que enarbolaban los girondinos echan por tierra, de cara a la historia, las mendacidades que en su favor escribió Lamartine.

La verdad fue que cuando diputados girondinos observaron que era imposible mantener en pie el viejo régimen absolutista participaron en el 1791 en la creación de una monarquía constitucional presidida por el mismo rey Luis XVI, la cual duró sólo un año (4-Sept.1791-21-Sept.1792).

Pero al mismo tiempo fueron decisivos imponiendo el voto censitario, lo cual era una especie de camisa de fuerza contra el pueblo de a  pie, que  no podía participar en nada que fuera de interés general.

Estaba claro que esa decisión era contraria a la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, aprobada el 26 de agosto de 1789 por la Asamblea Nacional Constituyente francesa. Eso aceleró finalmente la creación de la ya mencionada Primera República francesa.

 Quien sí hizo un relato cargado de exactitud y franqueza sobre el tema que nos concierne fue el historiador Guillaume de Bertier de Sauvigny. Hizo trizas muchas mentiras que se han divulgado sobre el papel de grupos y personajes de la Revolución Francesa de 1789. (Historia de Francia. Ediciones Rialp, 2009. Guillaume de Bertier de Sauvigny.)

Como punto final a estas notas sobre los girondinos debo resaltar que un latinoamericano ilustre, el venezolano Francisco de Miranda, fue uno de los grandes héroes de un hecho bélico de gran importancia para la Revolución Francesa.

Con el rango de mariscal de campo Miranda codirigió, juntos con los generales franceses Charles Francois Dumouriez y  Francois Christophe Kellerman,  las tropas victoriosas que el 20 de septiembre de 1792 derrotaron en las afueras de Valmy, en el norte de Francia, al ejército prusiano.

Esa batalla fue un parteaguas en la Revolución Francesa.

Al día siguiente fue proclamada en París la República de Francia, con la abolición de la moribunda monarquía constitucional.

teofilo lappotteofilolappot@gmail.com