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República Dominicana y España declaran el fin de la Guerra de la Restauración

Imagen del Presidente dominicano Pedro Antonio Pimentel Chamorro

Gaspar Polanco
General Gregorio Luperón
Fortaleza San Luis en Santiago.

Por Héctor Tineo Nolasco

Diariodominicano.com

SANTO DOMINGO, el 10 de julio de 1865, España y República Dominicana declararon el fin de la Guerra de la restauración. El 10 de julio los militares y el personal civil del Gobierno español de la Anexión, comenzaron a salir de República Dominicana en embarcaciones que tenían como destinos a Cuba, Puerto Rico y España.

                El proceso de salida de los militares españoles terminó en 15 días, con lo que República Dominicana restauró la soberanía en todo el territorio nacional.

          Lograr la salida de los militares españoles fue un proceso muy difícil para el Gobierno Restaurador del Presidente Pedro Antonio Pimentel Chamorro, quien defendió la soberanía dominicana durante las discusiones con España, para lograr que aceptara la restauración de la Independencia de la República Dominicana y sacara del país los militares del Gobierno de la Anexión que permanecían en algunos espacios del territorio dominicano.

   El día 3 de marzo de 1865, la Reina de España firmó el decreto que deroga la Anexión de República Dominicana a España, pero su último jefe militar en el país, general José de la Gándara, trató de inducir el Gobierno dominicano a firmar un acuerdo que limitaba la soberanía dominicana, lo que fue rechazado por el Presidente Pimentel.

   Los españoles no tuvieron otro camino que salir de República Dominicana. El día 10 de julio del año 1865, iniciaron el embarque de sus tropas, con  lo que se puso fin a   la Guerra de la Restauración.

Pedro Santana

   La anexión de República Dominicana a España fue proclamada por el Presidente Pedro Santana, en un acto celebrado en la plaza de la Catedral de Santo Domingo, el día 18 de marzo de 1861.

   Antes, el día 4 de marzo de 1861, el Presidente Pedro Santana, puso a circular un documento en el que a través de todos los generales y comandantes de armas que apoyaban sus ejecutorias, les informaba a las demás autoridades y a las denominadas personas notables de la época las iniciativas que se dieron para anexar República Dominicana a España.

    No obstante, una parte importante del pueblo dominicano rechazó los propósitos de Santana y de inmediato comenzaron la  resistencia para tratar de impedirlo.

El de la Anexión fue un régimen represivo

      El Gobierno de la Anexión reprimió a los patriotas que eran descubiertos en planes para restaurar la soberanía nacional.

    El 2 de mayo de 1861, el general José Contreras y un grupo de patriotas tomaron el cuartel español de la villa de Moca, pero al poco tiempo el movimiento fue aplastado por el Ejército español. Y como “medida de escarmiento” José Contreras, Cayetano Germosén y sus compañeros fueron fusilados.

Francisco del Rosario Sánchez

   El día 4 de julio de 1861, fusilaron en El Cercado, al prócer Francisco del Rosario Sánchez ya un grupo de sus compañeros que habían entrado por Haití en junio de 1861 para combatir el régimen anexionista.

    Cuando ocurrió el hecho, el general Pedro Santana se desempeñaba  como Capitán General de la Provincia de Santo Domingo, y estaba trabajando en la organización del Gobierno con los recursos que le había enviado España para mantener el control del Gobierno en su nuevo territorio.

    De esa manera, el gobernador de Santo Domingo quedó bajo la jurisdicción del Capitán General de Cuba, don Francisco Serrano, lo que convirtió al territorio dominicano en otro punto del conjunto  de intereses de España en las Antillas del Caribe.

    Los dominicanos proclamaron la Restauración de la República el día 16 de agosto de 1863, pero los españoles se resistían a salir del territorio dominicano y se concentraron en varios puntos del territorio nacional.

    En un proceso de negociaciones las partes firmaron el acuerdo que permitió la salida de los militares de España del territorio dominicano a partir del día 10 de julio de 1865, con lo que terminó de manera definitiva la Guerra de la Restauración.

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Fortaleza San Luis

Ejército de España logra entrar a Santiago. El general restaurador Gregorio de Lora cae en batalla de la Fortaleza San Luis

 SANTIAGO DE LOS CABALLEROS, el 6 de septiembre de 1863, durante la Guerra de la Restauración, luego de un intenso combate, las fuerzas militares españolas lograron entrar a la Plaza de Armas de Santiago.

    El mismo día 6 de septiembre de 1863, cayó el General dominicano Gregorio de Lora, en la resistencia por tomar la Fortaleza San Luis, donde estaban establecidas las tropas de España.

    Los españoles eran comandados por el general Juan Suero y el coronel Manuel Cappa, quienes entraron a Santiago de los Caballeros con una columna de tres mil hombres procedentes de Puerto Plata.

   En el «Manual de Historia Militar Dominicana», se precisa que el día 6 de septiembre de 1863, los restauradores tenían el dispositivo siguiente:

Coronel Benito Monción

   «El General Gregorio  de Lora marchó con una columna por la calle General Valverde; el Coronel Benito Monción, desde  El Castillo, dirigía la artillería; el General Gregorio Luperón marchó con otra columna por la calle Juan Francisco García y el General Gaspar Polanco, Jefe de Operaciones,  marchó por la calle de La Barranca o de la Iglesia, con dos piezas de artillería.

    «Las tropas españolas sumaban 900 hombres, dirigidas por el Brigadier Buceta, los generales Hungría, Alfau y Achile Michel y el artillero José María López.

   «A las 02:00 horas se dió inicio al ataque. Las tropas restauradoras trataron  de forzar el combate cuerpo a  cuerpo, debido a que la gran mayoría estaba armada  de machete, que era el arma maestra de los dominicanos. Sin embargo, fueron rechazados por el fuego de la artillería y de la infantería enemiga, replegándose las tropas dominicanas.

   «A las 09:00 horas, las tropas restauradoras lanzaron un nuevo ataque, en el cual el General Gregorio de Lora, con su columna llegó hasta la puerta de la fortaleza, siendo mortalmente herido  por el fuego enemigo.

   Ante esa circunstancia,  «La columna del General de Lora fue agregada a la del General Luperón, quien intentó un nuevo ataque, pero fue nuevamente rechazado por el fuego de la  artillería y de la infantería enemiga.

    «Dos nuevos intentos de tomar el Fuerte por las armas  fueron rechazados por los españoles, quienes mantenían unas posiciones defensivas  impenetrables, gracias a su armamento tecnológicamente más avanzado.

General Gaspar Polanco

    «En el fragor del combate, el General Gaspar Polanco recibió la información de que el General Juan Suero y el Coronel Manuel Cappa se encontraban por el arroyo de Jacagua. Los dos venían desde Puerto Plata en auxilio de la guarnición española, que se encontraba sitiada en la Fortaleza San Luis, y estimó que un ataque por la retaguardia de sus, prácticamente, desarmadas tropas, sería un golpe mortal, pues si la guarnición española que se encontraba en la Fortaleza San Luis había resistido la embestida de los asaltos, un refuerzo de más de 3,000 hombres con toda su fortaleza,  provocaría que su moral se elevara y podría dar al traste con el terreno que hasta ese entonces habían ganado».

    Vista esta situación se decidió pegarle fuego a Santiago, que a poco de empezar a arder las llamas, se escucharon grandes detonaciones de los alambiques que funcionaban en la ciudad.

      El General Gaspar Polanco dejó a  algunos efectivos al mando del general Gregorio Luperón,  para que mantuvieran el sitio al Fuerte San Luis y con la mayor parte de las tropas, salió al encuentro del general Juan Suero y del Coronel Manuel Cappa.

    Asimismo, el general Gaspar Polanco dispuso que sus fuerzas  ocuparan los fuertes de Dios, Patria y Libertad, y una artillería en el flanco derecho del Fuerte de Dios, aprovechando la cobertura de un bosque  en ese lugar.

    El informe militar precisa que a las 13:00 horas del 6 de septiembre, se dio inicio a un singular combate  en el que las tropas  dominicanas tuvieron que recurrir al arma blanca, pues las municiones se habían agotado, pero le quedaba un potente recurso: las condiciones meteorológicas, pues el sofocante calor provocó que numerosos españoles cayeran asfixiados en el fragor del combate.

    «El Batallón Isabel II atacó el centro y el Primer Batallón de la Corona atacó y tomó el Fuerte de Dios, ayudado de la artillería.

     Al lograr ese objetivo los españoles atacaron el Fuerte Patria, siendo rechazados por las tropas dominicanas, gracias al fuego efectivo de una pieza de artillería que sorprendió a los españoles con disparo, prácticamente a quemarropa, que le causó cuantiosas bajas al enemigo, evitando que pudieran penetrar por ese lugar.

     «El Batallón de la Corona, el batallón de Madrid, el Batallón de Cuba y la artillería, atacaron y tomaron el Fuerte Libertad, después de un combate de 4 horas que le costó 153 bajas al enemigo, entre muertos y heridos».

     Conforme el informe militar, siendo las 17:00, la columna española se refugió en la Iglesia Mayor, que junto a la Cárcel Vieja fueron los únicos edificios que se salvaron del incendio, logrando penetrar las barreras establecidas por los patriotas.

     Para beneficio de la causa restauradora, la guarnición española del Fuerte San Luis no se enteró, sino al día siguiente de los últimos acontecimientos, cuando se integraron el General Juan Suero y el Coronel Manuel Cappa a las tropas españolas sitiadas.

     La versión militar resalta que el resultado de los últimos combates en Santiago provocó el desánimo  de las tropas criollas, las cuales se replegaron en diferentes direcciones, perdiéndose momentáneamente la unidad.

General Gregorio Luperón

   Al referirse a los acontecimientos de Santiago, el general Gregorio Luperón, en sus «Apuntes Históricos», afirma:

   «Ambos contendientes hicieron esfuerzos de valor y dieron ejemplos de heroísmo en aquel día memorable, que no podrán borrar jamás de la historia de la guerra, ni de la memoria de aquellos que tuvieron la inmensa gloria de presenciarlos.

    «Las descargas de fusilería y de cañones, se hacían á quema ropa, y los sitiados rechazaban á los asaltantes con las puntas de sus bayonetas y con chorros  de metrallas».

    En los combates de Santiago, además del General Gregorio de Lora, murieron otros oficiales dominicanos. Los  españoles también mataron el caballo del General Luperón.

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