Por HTN
Diariodominicano.com
SANTO DOMINGO, el 7 de julio de 1961, una multitud destruyó e incendió la emisora Radio Caribe, vocera de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo Molina. El ataque se produjo al mediodía, minutos después de la salida al almuerzo del personal, incluido el director de la emisora Salomón Sanz Espejo y el ejecutivo Manuel Gallegos.
Un empleado dio la versión de que a la hora del ataque sólo se encontraban cinco empleados y que dos salvaron las vidas porque dijeron a los atacantes que eran antitrujillistas. El agente policial que debía estar de servicio, en el momento del ataque no estaba en el lugar.
La emisora quedó en ruinas. Y murieron en los incidentes el técnico de grabación Víctor Manuel Pérez y la empleada de conserjería, Ramona Polanco de 38 años.
En su libro “Radio Caribe En la Era de Trujillo”, el periodista y escritor Lipe Collado, publica la versión de que la quema de la emisora fue obra del Jefe del Estado Mayor Conjunto, Rafael Leónidas –Ramfis- Trujillo Martínez, para sacarle provecho político.
“Realmente se trató de una sumatoria de factores vertebrados por Ramfis Trujillo. Había una acumulación de agravios y Radio Caribe era un pararrayos de odios. Nadie la quería. Todos coincidían en sacarla del aire. Los informes obtenidos al constatar a fuentes orales diversas conducen a pensar que Ramfis Trujillo puso en marcha un plan para sacarle provecho político a la aglomeración de emepedeistas, en la avenida Duarte y de perredeistas, en el Parque Colón. Le dio instrucciones a la Juventud del Partido Revolucionario Dominicano, para que infiltraran ambas actividades y empujaran a la gente hacia Radio Caribe”.
Lipe Collado apunta que Ramfis: “Trató de matar tres pájaros de un tiro, al MPD, al PRD y a Radio Caribe”. Atribuye esa versión a un ex dirigente de aquella juventud antitrujillista, quien asegura que la orden era de atacar y saquear el local, y que el incendio fue una acción impensada, ejecutada por antitrujillistas al calor del ataque inducido”.
El autor de “Radio Caribe En la Era de Trujillo”, anota que “Por la ostensible participación de manifestantes perredeistas y emepedeistas, la mayoría de los analistas le han atribuido la destrucción e incendio de la radiodifusora tanto al PRD como al MPD. Pero para los ejecutivos de la radioemisora tanto al PRD como al MPD. Sin embargo, algunos suspicaces se han aventurado a afirmar que se trató de una acción premeditada para perjudicar a ambos sectores políticos y de paso sacar del aire a Radio Caribe”.
Collado publica el testimonio del antiguo director de Radio Caribe, José Martí Otero, quien le reveló a Junior Sanz, que el día antes, el jueves 6 de julio de 1961, “había visitado Ramfis en su despacho, en la Base Aérea de San Isidro, para devolverle la papelería de la radiodifusora que le había entregado el tirano, y comunicarle que con la muerte de Trujillo, terminaba su compromiso en la emisora.
De acuerdo con la versión de Martí Otero: Ramfis se limitó a tomar los papeles, a darles las gracias y a despedirlo. “Al otro día la mandó a quemar. Dios mío, ¿Por qué hizo eso”, comentó Martí Otero a Junior Sanz.
Multitud desafiante
Collado indica que al llegar la multitud desafiante, las puertas y ventanas fueron destruidas de inmediato. “Entraron a las cabinas, a los estudios de grabación, a la cafetería, al salón de prensa y a los despachos ejecutivos arremetiendo contra lo que encontraban a su paso a golpes de tubos, palos, sillas y enormes piedras. Dos de los empleados sorprendidos en un estudio de grabación salvaron sus vidas porque se confesaron antitrujillistas que sólo estaban allí para poder ganar el sustento diario”.
Los atacantes, apunta Collado, sacaron a la calle el mobiliario y equipos ya deteriorados. Luego atacaron los vehículos estacionados en el parqueo trasero, extrajeron gasolina de sus tanques y la rociaron por todo el local y sobre los restos apiñados en su frente y le dieron fuego. Una lengua de llamas enormes se elevó violentamente y su densa llamarada se prolongó durante horas. “A prima noche gran parte de la edificación se vino abajo. Miles de personas de los barrios cercanos y lejanos, arremolinadas en las esquinas, en los balcones y sobre los techos de las viviendas presenciaron aquel fuego y su humareda como cuando asiste a un espectáculo, aunque sin aplaudir. Cariacontecidos comentaban por lo bajo, temerosos de que los oyera algún “calié” o agente secreto”.
La Nación reportó ese día que la Policía había llegado al lugar antes del incendio, pero en realidad lo hizo media hora después de iniciarse. “Cuando ya todo estaba consumado, un oficial de la Policía y tres agentes llegaron en un automóvil y comenzaron a disparar. La multitud huyó por todas partes”.
Otros agentes llegaron minutos después con las unidades de los bomberos que a pesar de que su cuartel general estaba a menos de un kilómetro de Radio Caribe, se presentaron cuando el siniestro era indetenible, lo que confirma el criterio de que el hecho fue planificado de manera que las autoridades y los organismos de socorro no actuaran a tiempo, pues se deseaba acabar con Radio Caribe.