José Martí y Máximo Gómez
Por Héctor Tineo Nolasco
Diariodominicano.com
HABANA, Cuba, el 17 de junio de 1905, falleció en la Habana, Cuba, el prócer Máximo Gómez. Nació en Baní, República Dominicana, en 1836.
Cuando el Presidente Pedro Santana anexó República Dominicana a España, Máximo Gómez era un oficial del Ejército y apoyó la entrega de la soberanía nacional a España.
Al terminar derrotados los españoles en la guerra de la Restauración, tuvieron que salir del país a partir del día 10 de julio de 1865. Máximo Gómez viajó con las tropas españolas que se embarcaron con destino a Cuba.
Allí se transformó y rompió con el Gobierno español y se sumó a los grupos que luchaban por la Independencia de Cuba. Participó en la primera guerra por la independencia de Cuba, liderada por Antonio Maceo.
El historiador dominicano Roberto Cassá, en Personajes Dominicanos, tomo II, apunta: “Lo que llevó a Gómez a cambiar de postura política y a repudiar el dominio español en Cuba fue el contacto con la esclavitud y sus secuelas: la discriminación y la violencia sobre los negros. En sus apuntes autobiográficos refirió el impacto que significó para él constatar la barbarie que entrañaba el orden esclavista”. Lo que contrastaba con la hospitalidad de muchos cubanos, más acentuada entre aquellos que albergaban concepciones independentistas.
La Restauración dominicana había impactado en la región oriental de Cuba y estimuló la aspiración por la Independencia cubana. “Tal circunstancia hizo posible que Gómez se comprometiera en la conspiración que llevó a la proclama de la independencia de Cuba por Carlos Manuel de Céspedes, el 10 de Octubre de 1868”.
Cassá anota: “Desde poco después del inicio de los combates, en Octubre de 1868, su figura se asoció a la capacidad de mantener la resistencia. Asevera su primer biógrafo Benigno Souza, que ningún héroe de la historia de Cuba ha sido más reverenciado por el pueblo que Máximo Gómez. Al final de 30 años de sacrificios, el pueblo cubano asoció la liberación del dominio español con el genio del general dominicano”.
Añade: “Pero Gómez fue mucho más que un militar; de hecho, fue un gran jefe militar porque fue una gran persona, dotada de una humanidad integral. Sus hombres se asombraban al contemplar cómo el severo jefe, capaz de ordenar fusilamiento por deserciones o indisciplinas, podía derramar lágrimas, compadecido por las desgracias de los humildes, los negros, los ancianos, las mujeres y los niños. Concluida la prolongada contienda, con el corazón en las manos, confesó que nada detestaba más que la guerra. Fue todavía más grande en la paz, porque, como parte de su gloria, llevó una vida impoluta, rechazando con naturalidad cualquier insinuación de enriquecimiento o de ejercicio del poder”.
Al ser derrotados los independentistas cubanos, Máximo Gómez retornó a República Dominicana. Residía en Montecristi, cuando en el año 1895, firmó con José Martí, el Manifiesto de Montecristi, en el que se comprometieron a luchar de nuevo por la Independencia cubana.
En marzo de 1895, Martí vino a República Dominicana con el objetivo de convencer a Gómez, a fin de que volviera a Cuba.
Cuando José Martí cayó en una emboscada que le tendieron las tropas españolas en Dos Ríos, Cuba, le correspondió a Máximo Gómez asumir el liderazgo hasta terminar la guerra que culminó con la Independencia de Cuba.
Al morir Máximo Gómez en Cuba, el 17 de junio de 1905, fue sepultado con los honores del título de Libertador de Cuba. Para los cubanos es uno de sus próceres de la Independencia Nacional.
En Máximo Gómez se da la experiencia del hombre que se transforma de manera radical. De militar del Gobierno Español de la Anexión en su patria, se convirtió en el libertador en Cuba, que era una colonia de España, a la que le sirvió aquí como capitán del Ejército español durante la guerra de la Restauración que permitió rescatar la soberanía dominicana, durante los años de 1863 a 1865.
En una visita al país en abril de 1900, en un acto de reconocimiento, Gómez dijo que toda su lucha en pro de la Independencia de Cuba, la ha realizado considerándose representante del pueblo dominicano.