Puerto Príncipe, 5 abr (Prensa Latina) El abogado de la Iglesia Episcopal de Haití, Péguy Jean, negó cualquier implicación de la entidad en tráfico de armas tras el reporte de la policía judicial que señaló a varios de sus miembros.
- abril 5, 2023
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Según el letrado, personas malintencionadas utilizaron el nombre de la institución religiosa para hacer “trabajo sucio” y pidió a las autoridades identificar a todas las personas involucradas en el caso.
También cuestionó la actuación policial en el marco de ese expediente que dejó libre a un supuesto partícipe de tráfico de drogas, en referencia al padre Jean Madoché Vil, así como la divulgación de los resultados preliminares de la investigación aún cuando el proceso de instrucción no finalizó.
Esta semana la Oficina de Asuntos Financieros y Económicos de la Dirección Central de la Policía Judicial emitió su tercer informe sobre el caso en el cual reveló que la franquicia aduanera de la Iglesia Episcopal fue utilizada para introducir armas y municiones al país.
La investigación señaló al padre Frantz Cole, detenido a mediados de agosto pasado, como uno de los cabecillas de la operación e indicó que el religioso es titular de varias cuentas bancarias en Haití y en el extranjero, y algunas contendrían grandes sumas de hasta un millón de dólares.
El informe de la Policía apunta además que Cole, quien en el momento de su arresto fungía como secretario ejecutivo diocesano y sacerdote a cargo de la parroquia de Nuestra Señora de la Anunciación en Bolosse, así como otros presuntos implicados estaban relacionados con bandas que operan en la capital, entre ellas la pandilla de Village-de-Dieu y la de Torcel.
Como parte de la investigación también fue apresada Gina Jean Louis Rolls, encargada de recibir los contenedores que llegaban a varios puertos del país, así como el contador de la Iglesia Jean Gilles Jean Mary.
El escándalo salió a la luz en julio pasado cuando oficiales de aduana confiscaron en el puerto de esta capital contenedores con unos 20 mil cartuchos de diversos calibres, un centenar de cargadores y una veintena de armas automáticas, destinados a la organización religiosa.
La Iglesia Episcopal negó cualquier relación con a mercancía y poco después reveló de sus funciones al padre Cole.
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