EL TIRO RAPIDO
Mario Rivadulla
El tema es recurrente: los accidentes de tránsito que hoy ganaron principal titular de portada en el popular periódico gratuito Diario Libre, de temprana y obligada lectura matutina en decenas de miles de hogares.
La información menciona mil 500 muertes y tres mil lesionados de promedio cada año. Son cifras alarmantes. Sin embargo, su número real pudiera resultar mayor. Es una vieja polémica porque se tiene entendido que las autoridades policiales solo registran el número de personas que pierden la vida en el momento que ocurre el accidente, sin dar seguimiento a los que fallecen posteriormente a consecuencia de la gravedad de las heridas recibidas. De todos modos, cual resulte la cantidad exacta es de cualquier manera la principal causa de muerte violenta en nuestro país.
Pero es más todavía. La publicación de una reciente investigación llevada a cabo en numerosos países por la Organización Mundial de la Salud, estableció que el nuestro figura en promedio en segundo lugar en el mundo de los que registran mayor número de muertes a causa de accidentes vehiculares. Cuarenta y siete por cada cien mil habitantes, es la cifra de bajas que nos concede tan fúnebre e indeseable distinción. En consecuencia, también se nos atribuye ser el país donde peor se conduce en el mundo entero.
De ofrecer detalles sobre el monto de los daños materiales a consecuencia de los accidentes de tránsito, se encargó el licenciado Rafael Pérez Modesto, Gerente General de la Seguridad Social, quien en días recientes señaló que montan al 2 por ciento del Producto Interno Bruto, o sea la mitad del 4 por ciento que este año dedicamos por vez primera a la Educación. Estaríamos hablando por consiguiente de más cuarenta y cinco mil millones de pesos.
No hay motivo de queja sobre los resultados de la investigación llevada a cabo por la Organización Mundial de la Salud. Lamentablemente es cierto. Tanto que nadie la pone en duda. Es otra más de las tantas mediciones en que salimos mal parados. Razones sobran. No hay una sola norma de tránsito que no violemos a diario: desde conducir hablando por el celular lo que está prohibido hasta irrespetar la luz roja con un entusiasmo solo igualado por el que ponemos en seguir los resultados de los juegos de pelota, sobre todo cuando interviene el equipo de nuestra preferencia. De los motoristas y su forma atropellada y temeraria de conducir, la mayoría con el casco colgando del manubrio en vez de protegiendo la cabeza, mejor ni hablar. El hecho de aportar más del sesenta o sesenta y cinco por ciento de las víctimas, da suficiente evidencia.
La información a que hacemos referencia y a la que concede importancia de primera plana el Diario Libre se produce a consecuencia del anuncio de que AMET y la Fundación MAPFRE pondrán a circular un «Manual para Manejar Seguro». Ciento noventa mil ejemplares serán puestos a circular con el noble propósito de llamar a mayor cordura en la conducción vehicular.
Sin dudas es un valioso intento. Ahora bien…¿dará el resultado perseguido? Son numerosos los proyectos que previamente se han puesto en práctica con esa misma finalidad. Como antecedentes, dos seminarios nacionales sobre problemas de tránsito y sus posibles soluciones. Y entre otros esfuerzos, un aleccionador video de la Cervecería Nacional Dominicana sobre Manejo Seguro. Pese a los buenos deseos que han inspirado esos aportes, no parece que los resultados hayan corrido parejos.
¿La razón? A nuestro juicio la impunidad. El dominicano conduce pésimamente en su país, pero cuando emigra cambia su comportamiento. En los Estados Unidos, asiento de la mayoría de la diáspora, la ley funciona y lo hace con todo rigor. No sucede lo mismo aquí, donde por el contrario rige la impunidad. Basta con recordar el dato ofrecido por las propias autoridades reconociendo sin el menor rubor que casi la mitad de los conductores transitan con sus licencias vencidas, incluyendo miles de guardias y policías. Hay, también información de la propia AMET, de más de mil millones de pesos en multas que no han sido pagadas. Como vergonzoso ejemplo de la carencia de mecanismos de control y sanción, existen choferes con el peso de la deuda de hasta cuatrocientas y más contravenciones pendientes que continúan transitando libremente por las vías públicas, cometiendo todo tipo de atropellos e ilegalidades y vaya uno a saber si con más de un accidente fatal en tan abultado expediente. Ni que decir que la revista de los vehículos es un verdadero chiste, simplemente un impuesto más, o que transitar en un carro con placa oficial o exhibir un uniforme es franquicia para violar las normas sin consecuencias.
¿Conclusión? Mientras no reformemos la ley, con normas más precisas y sanciones mucho más rigurosas y apliquemos la misma sin distingos, contemplaciones ni privilegios, seguiremos sufriendo el mismo calvario. Es lo que han tenido que hacer otros países y les ha dado excelentes resultados. Nos vale copiar el ejemplo.
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2013-11-19 04:22:09