Opiniones

A Pleno Sol El equilibrio social

Por Manuel Hernández Villeta

A pesar de la lucha constante por la libertad y la independencia, hemos estado años y años bajo las botas y el sable, y la democracia ha sido un espejismo que nunca llega. Un rey pensó en cambiar su corona por un caballo, y un esclavo la libertad que soñaba por un pedazo de pan.

La lucha independentista del 27 de febrero de 1844 fue la cristalización de las ideas libertarias de un pueblo sometido a una intervención interminable, pero muchos de los que buscaban sacar a la soldadesca haitiana, no tenían fe en el proyecto nacional.

De ahí, que desde el primer día surgió la traición, la expulsión de los patriotas, y al año del grito libertario, los criollos-españoles llevaron al paredón a jóvenes representativos de la lucha de Los Trinitarios.

En los momentos más difíciles de nuestra historia, siempre se impuso el ideal libertario. Había conciencia patriótica, y la juventud pensaba en la Patria y en un futuro mejor.

Temo que hoy vamos camino de que esos ideales patrios, desde Juan Pablo Duarte a Gregorio Luperón, sean lecciones de los libros de texto, que la juventud ignora.

Es una realidad que una capa mayoritaria de la juventud dominicana está viviendo el día a día, donde lo que más le importa es la subsistencia, y pecan de una vida fácil, aunque sea apegada al vicio.

En la década del sesenta del siglo pasado se vivió un momento estelar de la juventud dominicana, que enfrentó decidida a la tiranía de Trujillo, se levantó en armas en las montañas de Quisqueya, y se jugó la vida en la revolucón del 65.

Las causas que motivaron esa rebeldía están hoy presentes. No fueron corregidos los males, llegó una etapa de libertades y de democracia, pero todavía estamos cojos. La juventud de hoy, en una parte importante, ve como anacronismo la lucha social por reivindicaciones.

La plena libertad parte del estomago lleno, de la salud, de la educación, del techo. Cuando el hombre está hambriento, entrega sus manos para que le pongan el grillete, a cambio de un mendrugo. El desorden general, el temor colectivo, la violencia que se mezcla en la piel, oblitera a muchos a cambiar libertad por tranquilidad.

Para que se mantenga la llama de la libertad, hay que rescatar a la juventud de su desgracia colectiva. Educarle y darle trabajo, pan y techo; garantizar la prevención de su salud. Sino las odas del patriotismo se lo llevará el viento.

Hay tiempo, para enderezar nuestros caminos. Solo que debemos comprender que las fibras patrióticas no las tensan dan tan solo un mes de la Patria, sino la lucha permanente por un justo equilibrio social.

2014-02-17 04:28:14