Opiniones

A Pleno Sol La UASD y su modernidad

Por Manuel Hernández Villeta

La Universidad Autónoma de Santo Domingo necesita en su seno un movimiento moralizador. Los males de hoy, desde corrupción hasta tráfico de influencias, se arrastran desde hace años y nadie le pone fin.

Luego de la intervención militar norteamericana, en el año 1965, era necesario que la academia rompiera con viejos parámetros y se colocará como un faro de lucha por las libertades ciudadanas.

En ese instante, donde había grilletes para los aires de libertad, se necesitaba ese movimiento contestatario, pero también se incubo, oculto entre las proclamas revolucionarias, la anarquía y los inicios de lo que hoy su rector llama corrupción y tráfico de influencias.

El establecimiento del co-gobierno estudiantil y de empleados y los profesores dejar el saco y la corbata, por las chancletas y un macuto al hombro, fue uno de los peores daños que se le hizo a la UASD. Allí mismo se perdió el sentido de la autoridad.

En plena clase un estudiante humillaba al profesor por ser contra-revolucionario y reaccionario, o un empleado le decía a un decano que si le seguía exigiendo que trabajara le haría salir de la academia.

Hay que rescatar a la UASD del populismo y hacerla una academia que esté lejos de los vicios que han planteado sus nuevas autoridades. Esos males vienen de largo, pero nadie los ha querido enfrentar. Todos se quedan en la universidad de la reforma, que en ese instante específico cumplió su cometido.

Hoy hay que aplicar la baja en la univesidad. Echar los estudiantes profesionales, a los empleados que incumplen con sus obligaciones, a los profesores incapacitados y a los que detentando autoridad son cómplices de las diabluras.

No se pueden aplicar remiendos de reformas a una estructura carcomida y que necesita una modernización general. Le toca al nuevo rector ponerse los pantalones y dar un paso al frente, aunque en un instante sea repudiado por las asociaciones de estudiantes, de empleados y de profesores.

A la UASD no le queda más camino, o se moderniza y moraliza, o se privatiza. No se puede quedar como está, sumergida en las aguas turbias de un movimiento renovador que pasó hace casi medio siglo. Un triunfo en el ayer, un fracaso hoy.

2014-03-20 16:23:44