Por Narciso Isa Conde
¡Un lumpen-imperialismo global asociado a lumpen-burguesías locales amenaza destrozar el planeta!
La globalización neoliberal del capitalismo en crisis mayor ha conducido a un imperialismo enfermo, senil, lumpen, militarizado, usurero, rapaz y destructivo.
Aquí, en República Dominicana, la rapacidad del gran capital financiero ha determinado una deuda externa equivalente al 48% del PIB, que ha comprometido el 40% del presupuesto nacional en pago de intereses y amortizaciones.
A su vez la voracidad del capital transnacional minero-energético amenaza la existencia de esta hermosa isla.
-Barrick Gold está desplegando impunemente su plan depredador y contaminador en el centro del país.
-Xstrata Niquel-Falcondo, operando también en el mero centro de la isla y arrastrando en Loma Peguera y Loma Ortega una deuda ambiental del 85% del área depredada (2,000 millones de dólares), pretende apoderarse de Loma Miranda (un verdadero tesoro natural y fuente de aguas que irrigan el centro y el Nordeste del país) para saquearla y destruirla.
-Una ominosa amenaza pende más hacia el Este sobre la Sierra de Yamasá: la Gold Corp procura extraer oro, plata y cobre en la zona de nacimiento de los ríos Osama, Isabela, Río Verde, Río Yamasá, Guanuma, Máyiga y Básima.
-La poderosa Gold Guest se apresta en el Sur-Oeste, en la Provincia de San Juan de la Maguana, a engullirse ?a costa de una tragedia medio-ambiental- enormes yacimientos de oro y plata,
-La UNI Gold intenta explotar la mina de oro de Restauración, con efectos catastróficos sobre ríos y áreas verdes en la frontera con Haití.
-Otras doscientas concesiones de exploración minera fueron autorizadas en la Cordillera Central (principal reservorio de agua del país), muchas muy próximas a nacimientos y cuencas de ríos.
La «patente de corso» la aprueba cada Presidente de turno vía Dirección de Minería y Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
El resultado es un país sin territorio para su pueblo, sin soberanía, recolonizado, ya no para establecer un determinado orden dependiente, sino para apoderarse de sus riquezas naturales a costa de su destrucción.
Cuanta razón tuvo Jorge Beinstein al afirmar:
«El capitalismo ya no tiene horizonte positivo de referencia, su futuro visible se retrae a una velocidad inesperada, la crisis psicológicas de las elites centrales aumenta en una progresión geométrica (y también su peligrosidad, su irracionalidad). Si llevamos hasta las últimas consecuencias las tendencias decisivas del sistema (destrucción ambienal, concentración de ingresos, militarización, parasitismo, etc.) su posible supervivencia aparece bajo la forma de escenarios monstruosos marcados por grandes genocidios y desastres ecológicos cuya magnitud no tiene precedente en la historia humana. (J.Beinstein. COMUNISMO DEL SIGLO XXI, Editorial Trinchera, Caracas, Venezuela, pag. 11)
A nuestro pueblo solo lo salva su resurrección: la indignación y movilización multitudinaria, la organización y conciencia capaces de crear un contra-poder popular que recupere su territorio y construya una sociedad soberana, en la que predominen sus intereses colectivos y la constante reproducción de la naturaleza y de la vida. ¡Sea esto dicho en Abril, Domingo de Resurrección, víspera del 24!
2014-04-20 21:36:40