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La primera potencia espía del mundo es EE. UU.

diariodominicano.com

   BEIJING, 17 feb (Xinhua) -- Una aeronave civil no tripulada, completamente inofensiva, ha acaparado el foco de la última artimaña antichina puesta en escena por algunos medios y políticos de Estados Unidos.
   Sin embargo, la estratagema de acusar a China de hacer volar un globo espía solo ha hecho que su ataque para desprestigiar al país asiático parezca burdo y ridículo, pues no es ningún secreto que EE. UU. es la primera potencia mundial en espionaje con la mayor red internacional de inteligencia.
   Cumpliendo con el epíteto de "imperio de vigilancia", EE. UU. ha realizado durante décadas labores de espionaje masivo e indiscriminado sobre Gobiernos extranjeros, empresas, individuos y sus propios ciudadanos.
   ESPIANDO AL MUNDO
   En una rueda de prensa reciente, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino Wang Wenbin declaró que, cuando se habla de vigilancia, es necesario remarcar que EE. UU. es el Estado número uno a nivel mundial en espionaje.
   Según la publicación Politico, el Pentágono ha invertido miles de millones de dólares en desarrollar globos de reconocimiento para ser operados a altitudes elevadas desde 1997, incorporando discretamente este proyecto a los servicios militares en 2022. Los globos pueden ser utilizados para monitorizar misiles hipersónicos estratégicos de crucero desarrollados por China y Rusia.
   Y penetrando en cada rincón del mundo, además, la red de vigilancia de EE. UU. también tiene como objetivo a los países aliados.
   En mayo de 2021, la emisora nacional danesa DR informó de que el Servicio de Inteligencia de Defensa de Dinamarca había facilitado acceso abierto a internet a la Agencia de Seguridad Nacional de EE. UU. (NSA, por sus siglas en inglés) para espiar sobre altos cargos políticos en diferentes países, incluida la entonces canciller alemana Angela Merkel.
   La NSA obtuvo estos datos deliberadamente y, de este modo, fue capaz de espiar sobre jefes de Estado selectos, así como líderes escandinavos, destacados políticos y altos funcionarios en Alemania, Suecia, Noruega y Francia, reveló la información.
   Todo esto causó una reacción global de incredulidad y furia.
   El presidente francés, Emmanuel Macron, declaró en mayo de 2021 que esto "es inaceptable entre países aliados y, mucho menos, entre aliados y socios europeos", mientras Merkel apostilló que "solamente podía estar de acuerdo" con los comentarios de Macron.
   Sin embargo, esto no fue ninguna sorpresa para los dirigentes europeos. En 2013 el excontratista de la NSA Edward Snowden expuso que Washington había estado espiando el correo electrónico y las comunicaciones del teléfono móvil de por lo menos 35 líderes mundiales.
   El periodista Glenn Greenwald, en su libro "No place to hide" (Ningún lugar para esconderse), añadió que una sola unidad de la NSA había recopilado más de 97.000 millones de correos electrónicos y 124.000 millones de llamadas telefónicas alrededor del mundo durante solamente 30 días de 2013.
   El poderoso sistema de vigilancia masiva también ha contribuido a la obtención de beneficios por parte de Estados Unidos.
   Por ejemplo, en 2013, informaciones de la revista estadounidense WIRED sacaron a la luz que la petrolera estatal brasileña Petrobras fue un objetivo primordial en las actividades de espionaje del Gobierno estadounidense.
   "Washington está perdiendo sus principios morales", declaró un experto en política exterior citado por la revista alemana Focus.
   Con su red global de vigilancia, "el propio EE. UU. se erige como el auténtico espía", comentó Focus, aunque Washington prefiera caracterizarse a sí mismo como víctima de espionaje.
   ESPIANDO EN SUELO NACIONAL
   Según un informe reciente del Centro de Privacidad y Tecnología de la Escuela de Derecho de la Universidad de Georgetown, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EE. UU. (ICE) se ha expandido mucho más allá de su papel como agencia de inmigración para convertirse en "una de vigilancia nacional".
   El ICE ha desarrollado un sistema de vigilancia modelo red de arrastre que le permite recopilar expedientes detallados sobre casi todas las personas en Estados Unidos en cualquier momento, sin ningún tipo de supervisión judicial, legislativa o pública, reza el documento.
   De 2008 a 2021, el ICE se ha gastado aproximadamente 2.800 millones de dólares en iniciativas de vigilancia, recopilación e intercambio de datos, según el informe, que señala que la agencia ha podido acceder a información de registros de servicios públicos de más de 218 millones de clientes en los 50 estados del país.
   El ICE no es la única agencia gubernamental de EE. UU. que se extralimita en su autoridad y abusa de los datos personales privados de los ciudadanos.
   De hecho, la vigilancia masiva en el país norteamericano se ha institucionalizado. Después de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, EE. UU. promulgó numerosas leyes para ampliar los poderes de vigilancia del Gobierno por motivos de "seguridad nacional".
   En 2001, el Congreso estadounidense aprobó la Ley Patriota, que cubre la Sección 215, uno de los programas más polémicos para la vigilancia nacional e internacional.
   Y en 2008, dio el visto bueno a la Sección 702 de la Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera, que permite al Gobierno recopilar comunicaciones sobre objetivos de inteligencia extranjera sin una orden judicial.
   Tras la revelación por parte de Snowden y Wikileaks del abuso de poder del Gobierno de EE. UU. para recopilar datos privados de millones de estadounidenses con el notorio proyecto PRISM, las subsiguientes protestas públicas llevaron al Congreso a prohibirlo.
   Sin embargo, la Casa Blanca en realidad nunca ha dejado de abusar de su poder para llevar a cabo una vigilancia indiscriminada de los ciudadanos estadounidenses.
   Solo en 2021, el FBI realizó hasta 3,4 millones de registros sin orden judicial de llamadas telefónicas, correos electrónicos y mensajes de texto de ciudadanos estadounidenses, informó el diario político The Hill, citando a la Oficina del Director de Inteligencia Nacional.