Por Manuel Hernández Villeta
Los informes oficiales sobre la marcha de la economía en este año que finaliza, son muy optimistas. De hecho, ya se presenta con un futuro positivo el venidero 2015. Tanto el Banco Central como los funcionarios del área económica gubernamental hablan de desarrollo sostenido.
El sector empresarial también destaca que la República Dominicana avanza de forma progresiva, y hasta indetenible, a una etapa de pleno desarrollo. Tanto optimismo tiene que responder a la verdad.
El punto conflictivo está en que la economía no es de uso global, general, sino que está sectorizada. A unos les da beneficios y a otros le pasa al lado con indiferencia. Donde es desigual la distribución de las riquezas y del capital, el desarrollo únicamene estará en las manos de un grupo privilegiado.
No dudamos en ningùn momento de que el país ha logrado un desarrollo de su economía y su fuerza productiva en este año. Donde hay capital invertido, la riqueza sigue llegando a manos llena. Pero, donde está la miseria, sigue el hambre azotando.
Hay que lograr una unificación de la economía de los grandes centros comerciales y exitosos capitales, con los chelitos de los chiriperos, los empleados de salario mínimo, los agricultores echa días y ese creciente mercado popular e informal.
La mayor parte de los dominicanos están en la franja de los chiriperos, los del mercado informal, los que apenas rebasan el salario mínimo, por lo tanto hay que ver como a ellos les afecta o beneficia la economía en desarrollo.
Para el que gana menos de quince mil pesos mensuales, casi el doble del salario mínimo, el desarrollo de la economía está supeditado al plato del día, a la comida diaria, el pantalón fiao y a si tiene cheles para montarse en la guagua pública e ir al trabajo, la univesidad o una diligencia.
Los que van a hospitales públicos y los que compran en colmados, ven el desarrollo a lo lejos, en las supertiendas de aire acondicionado que no visitan o a las que van ocasionalmente, pero no lo tienen al alcance de la mano, porque el alto costo de la vida los ahoga.
Hay desarrollo económico, no hay dudas, pero todos los números del Banco Central y el área económica oficial se pueden caer cuando el colmado de la esquina le sube quince pesos a la libra de salamí, o dos pesos al huevo. Es frágil, para el hombre de a pie, la visión del desarrollo.
El gobierno, como normador del proceso económico, tiene una gran responsabilidad por delante, y es mejorar los servicios públicos, y controlar los precios de los alimentos, la luz, los hospitales y mantener la comida al alcance de los que casi no tienen cuartos.
Muchos dirán, si hay desarrollo, que bajen los precios de los alimentos.
2014-12-11 00:18:50