EL TIRO RAPIDO
Obligación primaria y elemental de todo Estado organizado es proveer educación y salud a todos sus ciudadanos.
Con el cumplimiento de la ley vigente de dedicar a la educación fondos del presupuesto nacional equivalentes al cuatro por ciento del Producto Interno Bruto, se ha dado un paso fundamental para tratar de impulsar la enseñanza pública en el país y lograr el ideal de una educación de calidad. Nunca resulta ocioso, por más que repetido, insistir en que esta es herramienta esencial para impulsar el progreso del país que depende en mayor medida de contar con recursos humanos calificados.
El área de salud, sin embargo, está huérfana de contar con los medios mínimamente necesarios para al igual que se pretende con la educación, poder disponer de una medicina preventiva y curativa de calidad. La partida consignada en el presupuesto para ese fin resulta a todas luces insuficiente.
Quizás y sin quizás, la demostración más visible de la precariedad de los servicios sanitarios del país radica en la condición los hospitales públicos. Salvo algunas excepciones para contar las cuales si no de una mano sobran los dedos de ambas, la situación en los restantes centros asistenciales del Estado anda manga por hombro.
La más reciente evidencia del desorden que reina en los mismos, salió a la luz pública con las impactantes fotografías que aparecieron de manera singularmente coincidente en las portadas de toda la prensa matutina de ese día, mostrando los expedientes médicos de cientos de miles de pacientes del hospital Luis Eduardo Aybar, arrojados como desperdicios y mezclados con los escombros de la demolida edificación a la espera de ser recogidos por un camión recolector de basura para llevarlos al vertedero de Duquesa.
Como si fuera una reacción en cadena, a partir de ese día, fueron apareciendo informaciones y reportajes en los medios de comunicación sobre la forma totalmente inapropiada de almacenaje, más que archivo, porque este requiere de cierta especialidad ausente en estos casos y divulgando al mismo tiempo, opiniones críticas de calificados profesionales del sector salud sobre el tema.
Esta, sin embargo, es solo una faceta de las tantas fallas y limitaciones que acusa el deficiente sistema hospitalario nacional. La demora en la llegada de los subsidios, las deudas acumuladas con los proveedores, la no validación de hospitales como el Robert Reid Cabral para que puedan facturar sus servicios al Estado y la Seguridad Social, la falta de medicamentos, de materiales quirúrgicos, de placas, equipos de pruebas diagnósticas, inadecuado estado de los quirófanos, insuficiencia de camas, las mínimas facilidades que requieren los pacientes en recuperación y cuantas más fallas puedan imaginarse parecen ser el pan nuestro de cada día en los centros clínicos del sistema público de salud.
La actual Ministro de la cartera, es una profesional y servidora pública de vasta experiencia. Conoce bien el tema, porque ya en ocasión anterior, ocupó esa misma cartera. Y no dudamos que está animada del mejor deseo de propiciar cambios en el sistema. Enfrenta, claro está, como señalamos antes, la falta de recursos suficientes. En el presupuesto de este año, todavía la salud no ha sido colocada ni con mucho al mismo nivel de importancia y prioridad que la educación.
Pero mientras tanto, nos atrevemos a destacar la importancia de poder disponer de una visión integral del sistema hospitalario que es el que al parecer, presenta mayores fallas y problemas. Y en consecuencia, a sugerir que se disponga una especie de auditoría del mismo en toda su amplitud en la totalidad los centros asistenciales públicos a nivel nacional, llevada a cabo por personal de su entera confianza animado del propósito no de evitar perturbarle el sueño, sino por el contrario ponerla en antecedentes reales y precisos de la situación.
Pensamos que de esta forma, podrá la Ministro, disponer de una información confiable y de primera mano de la situación y dentro de sus limitaciones presupuestarias, establecer una escala de prioridades para atender las necesidades más urgentes. Un trabajo que requerirá darle un seguimiento periódico posterior.
Si se lleva a cabo como Dios manda, estamos seguros que no demorarán en sentirse los efectos positivos.
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2015-01-22 00:36:58