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CASO JUDICIAL DE LA ERA COLONIAL: OVANDO Y TAPIA (1 de 2)

El Monumento Nicolás de Ovando en la ciudad colonial Santo Domingo.

POR TEÓFILO LAPPOT ROBLES

Es oportuno traer al presente un sonado caso judicial de la era colonial, ocurrido hace más de 500 años, que surgió por una decisión del gobernador Nicolás de Ovando contra  bienes privados de Cristóbal de Tapia.

Imagen de Cristóbal de Tapia

Vale evocar ese hecho por los matices que del mismo puedan vincularse con  una controversial propuesta de legislación que se debate en el país en la actualidad.

En efecto, ahora se está ventilando en los medios de comunicación la pertinencia o no de un proyecto de ley sobre fideicomisos públicos. Han surgido al respecto opiniones variopinta, que se mueven entre si será un instrumento legal para privatizar bienes públicos (párrafo 1 artículo 6), si debe ser una ley orgánica u ordinaria, si se viola o no la Constitución de la República (artículo 8.5), etc.

Lo concernido a esta crónica es el conflicto legal que por el despojo de un solar se desató entre el comerciante español, y veedor de las fundiciones reales afincado en la ciudad de Santo Domingo Cristóbal de Tapia y Nicolás de Ovando, el célebre personaje extremeño que durante 7 años “capaba y señalaba” en la isla entonces llamada La Española.

Para poner en perspectiva dicho litigio es conveniente relatar algunos hechos que le precedieron y que quedaron atados a el.

Al leer los pormenores de la susodicha controversia se comprueba que imperó en el gobernador Ovando una actitud contraria a la observación de la ley.

Ese jefe colonial olvidó, con no poca malicia, que el cumplimiento del ordenamiento legal es lo que “distingue a los hombres de las bestias”, tal y como quedó fijado como norma universal mucho antes del Edicto de Teodorico el Grande, el poderoso rey ostrogodo, que lo promulgó en el año 503.

Lo primero es decir que la orden real firmada en la ciudad de Granada, el 3 de septiembre de 1501, designando como gobernador de las Indias (1502-1509) al Comendador Mayor de la Orden de Alcántara Frey Nicolás de Ovando, marcó la historia colonial de esta tierra caribeña con un antes y un después.

El terrible Ovando ordenó horripilantes matanzas de indígenas y persecución y muerte de negros esclavos,  de los entonces llamados ladinos y bozales, tal y como describí en crónicas publicadas en noviembre del año pasado.

También fue de gran significación para los moradores de la colonia la  persecución y apresamiento que Ovando hizo  de Francisco de Roldán, quien había sido mayordomo de Cristóbal Colón, y estaba alzado contra las autoridades coloniales. Ovando tuvo también que enderezar entuertos administrativos de su predecesor en el cargo, el castellano Francisco de Bobadilla.

Pero una de las características más conocidas de Nicolás de Ovando fue su elevada vocación urbanística. Construyó o reconstruyó más de 10 poblados, villas y aldeas.

La ciudad de Santo Domingo, portuaria y marítima y principal centro urbano del Caribe insular, fue la más beneficiada de esa vertiente constructora que caracterizó en parte la función pública de ese gobernador colonial.

La biografía de Ovando es, en consecuencia, una mezcla abigarrada de hechos contrastantes. El historiador César Herrera Cabral, en su discurso de ingreso a la Academia Dominicana de la Historia, el 5 de octubre de 1961, utilizando un lenguaje mayormente complaciente hacia las ejecutorias del referido personaje, señaló en dicha fecha que:

“La obra de Ovando fue de una importancia extraordinaria…La Española fue el espejo para las empresas que se llevaron a cabo en el macizo continental.”

Mariano Lebrón Saviñón

Sobre el Ovando constructor el ensayista, poeta y médico Mariano Lebrón Saviñón, luego de calificar a Ovando de cruel lo señala como urbanista y progresista; agregando que fue “el verdadero colonizador y uno de los hombres más extraordinarios que ha pasado por América.” (Historia de la Cultura Dominicana.P113.Editora Amigo del Hogar, 2016.)

Joaquín Balaguer

Por su lado el político y crítico literario Joaquín Balaguer describió a Ovando como “titán creador…merecedor de una imperial corona” (Poema  titulado Nicolás de Ovando. Obras Selectas. Tomo III. Editora Corripio 2006. P.641.)

La verdad histórica es que antes del gobierno de Ovando Santo Domingo, fundado el 5 de agosto de 1498 por Bartolomé Colón, era un simple caserío azotado por huracanes y plagas tropicales. Estaba situado en la margen oriental del río Ozama, en el área de su desembocadura en el mar Caribe.

A partir del 1503 Ovando ordenó el traslado de la población hacia el lado occidental de dicho río y comenzó un importante proceso de urbanización con la construcción de imponentes edificios, así como casas que fueron entregadas a los desalojados.

En un trabajo de investigación sobre acontecimientos ocurridos en la época colonial el eminente sacerdote dominico Vicente Rubio divulgó la Real Cédula de 1508, la cual fue expresamente dirigida a Nicolás de Ovando, mediante la cual se dispuso que los beneficiarios de las referidas viviendas quedaban obligados a pagarlas  en un plazo de 5 años.

Esa disposición monárquica desató más de un conflicto, siendo uno de los más famosos el pleito denominado Gonzalo de Corvera-Alonso Pérez de Roldán-Juan Roldán-Miguel de Pasamonte. (Datos para la historia de los orígenes de Santo Domingo. Publicado en el suplemento cultural del periódico El Caribe,1978.)