Por Manuel Hernández Villeta
Si los dominicanos pierden la fe en la justicia, se diluirá la lucha contra el crimen organizado. El país tiene que mantener la unidad monolítica para enfrentar el sicariato, el narcotráfico, y cualquier otra manifestación de delincuencia.
Pero esa justicia se debe impartir mejorando los organismos del Estado sus niveles de honradez, de credibilidad, de acciones apegadas a los reglamentos, poniendo el respeto a los ciudadanos como su punto principal de acción. No se trata de jugar a los más fuertes, sino actuar apegados a los principios constitucionales.
Se puede lograr ese saneamiento e institucionalidad, pero para ello tiene que haber una mancomunión de esfuerzos entre las autoridades judiciales, policiales, de organismos de seguridad, y el pueblo llano. A muchas autoridades hay que hacerles comprender que es al ciudadano que protegen, y que éste nunca puede tener miedo de la autoridad, por los excesos en sus funciones.
Soy contrario a los intercambios de disparos, que se dé para abajo a los delincuentes, o que éstos sean exterminados en acciones extra-judiciales. Si tienen las autoridades, y nadie se lo puede regatear, el derecho a la defensa, cuando tratan de detener a un presunto delincuente, que les hace frente con su arma de fuego.
Ya lo dijo en una ocasión el Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, y nosotros apoyamos la máxima, de que la policía no puede devolver flores, si los delincuentes le tiran con balas.
Pero siempre en las acciones extrajudiciales habrá dudas de que se ha cometido un exceso de fuerzas, o de que la persona era inocente. Si hay fallas, y se cometen errores, en los jucios públicos, orales y contradictorios, ya uno puede pensar lo que sucede donde sólo habla una de las partes.
Hay muchas familias que lucen desesperadas e impotentes ante el avance de la violencia, pero ello no debe llevarles a tomar o apoyar acciones que nos colocarían en una etapa de salvajismo incalificable.
La vida tiene que ser intocable. A los delincuentes hay que llevarlos a juicio, pero si al detenerlos se revelan, hay que aplicar los métodos que dicten las circunstancias. De todos modos no estamos con las acciones extra-judiciales que plantea un diputado.
Si se continúa fortaleciendo la justicia y modernizando a las instituciones de seguridad, el crimen será acorralado, y aunque a corto plazo no se gane la batalla, se le cerrarán las puertas de la expansión.
Pero recordemos que las causas primarias de la delincuencia son el hambre, la miseria, la falta de oportunidades, la mala distribución de las riquezas y la exclusión social. Utilizando sólo el plomo caliente no se va a terminar la ola de violencia, hay que pensar en hacer ahora mismo las transformaciones sociales que el país necesita.
2015-03-24 03:20:01