Por Manuel Hernández Villeta
Toda intervención militar es odiosa. Las grandes potencias toman la decisión de enviar sus tropas, cuando la situación interna de un país se le escapa de control. Regularmente, de una acción de fuerzas extranjeras viene la dictadura y la pérdida total de las libertades públicas.
La República Dominicana ha conocida en carne viva las intervenciones militares, por lo que no se justifica ni tiene fundamento histórico, que se dé apoyo en Haití a una acción militar extraña. Los problemas intestinos de los haitianos, son su vía-crucis, y no es la competencia dominicana.
La primera intervención padecida por los dominicanos, fue la haitiana, mucho antes de que se proclamara la República libre e independiente. Luego los españoles penetraron a nuestro país, y en el siglo 20 sufrimos dos nintervenciones militares de los Estados Unidos.
En el caso dominicano, la primera intervención militar norteamericana posesionó al dictador<Rafael Leónidas Trujillo, y en la segunda, quedó por 22 años el doctor Joaquín Balaguer. Eso, aparte de las inestabilidades políticas y sociales dejadas por los yanquis.
Una intervención militar a Haití no resolverá los problemas de ese país,, que parten del hambre, la miseria, la opresión, las dictaduras y la falta de garantías constitucionales. Además, reciente, la fuerza expedicionaria de las Naciones Unidas solo sirvió para hundir a ese país, en medio de violaciones, el desmantelamiento del ejército, la llegada del cólera, y el surgimiento de las pandillas.
Hay que dejar que los haitianos resuelvan sus problemas internamente, sin intervención de las grandes potencias y sin ningún grado de injerencia de la República Dominicana. Las férreas dictaduras que ha tenido Haití a lo largo de su historia, fueron prohijadas por los mismos que hoy plantean la intervención.
Una expedición militar traería una mayor avalancha de refugiados, que romperían cordones fronterizos. Sería sacar a Haití de la lucha de pandillas, y colocarla en una cruel guerra civil. De hecho la suerte está echada, Haití hoy está al borde del abismo, y nadie tiene fórmulas mágicas para rescatarlo.
Entrar de lleno en la crisis interna haitiana, le traería al país muchas calamidades y dolores de cabeza. Ya suficiente es tener que lidiar con los miles de haitianos ilegales que hay en el territorio nacional. Lo que se impone es que los problemas dominicanos sean tratados de la frontera para aca, y los haitianos, de la frontera hacia su territorio. Dominicana para los dominicanos. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
Manuel Hernandez Villetamanuel25f@yahoo.com