EL TIRO RAPIDO
Mario Rivadulla
Ayer se celebró el Día del Maestro Dominicano. Con este motivo, en el Palacio Nacional, el Presidente Danilo Medina, la Vicepresidenta Margarita Cedeño de Fernández y el Ministro de Educación, Carlos Amarante Baret, en una sencilla pero emotiva ceremonia entregaron sendas medallas de oro, plata y bronce al Mérito Magisterial respectivamente a las profesoras Ysbel Yolinda Thompson, de la Regional de San Pedro de Macorís; Clara Albania Hernández, de la Regional de Cotuí y Milagros Quesada, también de la Regional petromacorisana, con sendos premios en metálico de 400 mil, 300 mil y 200 mil pesos en cada caso.
La ocasión fue propia para que el titular de la docencia, Amarante Baret, resaltara el apoyo que el presente gobierno ha prestado al fomento de la educación y dentro de ese contexto a mejorar los emolumentos de la clase magisterial con tres incrementos consecutivos de salario; el aumento de las pensiones a unos 15 mil maestros jubilados de cinco mil a quince mil pesos mensuales; los aportes para estabilizar las precarias finanzas de su Seguro de Salud y la inversión de tres mil millones de pesos que se está ejecutando el presente año en la capacitación de los docentes. Esto, naturalmente, sin contar la construcción y rehabilitación de miles de aulas y la expansión acelerada del sistema de tanda extendida.
Las dos profesiones que a nuestro juicio resultan de mayor relevancia en toda sociedad civilizada por la importancia de su misión, son el maestro y el médico. Representan también las de más necesaria vocación y mayor dedicación. Por consiguiente, son igualmente las que exigen mayor preparación. En las manos del médico están la salud y la vida de los pacientes y en la de los maestros, no solo el proceso de enseñanza sino también el de formación integral de los futuros ciudadanos.
Si bien es cierto que todavía queda un buen trecho que recorrer para lograr el ideal de una educación de calidad, resultaría mezquino no reconocer que el presente gobierno ha puesto los mayores empeños en dar pasos orientados en esa dirección.
Y que en sentido general, han sido positivos y marcan un antes y un después en el historial docente del país.
En ese tramo de camino que aún nos resta por andar, la capacitación de los maestros resulta fundamental. El maestro, no nos cansaremos de repetirlo, es uno de los dos ejes principales alrededor de los cuales gira todo el proceso de educación y formación de los estudiantes, que debe comenzar desde los primeros años de la infancia. El otro eje, es el hogar. Ambos tienen que marchar al mismo paso.
El país cuenta con un nutrido cuerpo magisterial. Muchos son buenos docentes, bien preparados y con calidad suficiente para garantizar una buena educación. Otros, en cambio, presentan grandes lagunas, evidentes y penosas deficiencias que, a su vez, transmiten a los educandos a su cargo. El mal de origen parece radicar en la falta de rigor por parte de algunas universidades para admitir en la carrera magisterial a quienes realmente dispongan de una adecuada base de conocimientos previos para cursar, con el necesario nivel de excelencia, una carrera universitaria y en especial, la magisterial.
De ahí, la importancia de la inversión que está llevando a cabo el Ministerio de Educación para la capacitación de los maestros. Al completar el proceso, aquellos que sigan presentando graves deficiencias no debieran ser integrados a las aulas. Hacerlo así, sería viciar todo el proceso de enseñanza que debe ser en extremo eficiente y exigente.
Por su día felicitamos calurosamente a las maestras galardonadas y en general a toda la clase magisterial; hacemos votos porque quienes están pasando por el proceso de capacitación puedan completar el mismo con las más altas calificaciones; abogamos porque el ingreso a la carrera magisterial responda a un estricto criterio de selección de quienes realmente demuestren vocación y condiciones; apoyamos todo cuanto contribuya a mejorar las condiciones de vida de los maestros tal como corresponde a la delicada tarea que realizan y apostamos por el ideal de una educación de calidad, indispensable para formar ciudadanos capaces y socialmente responsables que puedan contribuir al progreso y bienestar del pueblo dominicano.
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2015-07-02 21:47:54