Los reformistas que ahora son pintados como disidentes por manifestar públicamente lo que todo apunta que habrá de pasar a final de cuentas, no se vaya nadie a creer que se quedaràn tranquilos ante la embestida que supone la decisión de censura pública a que han sido sometidos, suspensión de los cargos dirigenciales incluida, y que se les haya traducido «por indisciplina» ante el tribunal partidario, que ellos llaman «de la inquisición», y que podría -según se aprecia- hasta decretar su expulsión de las filas. Modesto Guzmán, Alexandra Izquierdo ¡y Lila Alburquerque! No son huesos fáciles de roer, además de que hay que reconocer (por lo menos en los dos primeros) que, aunque talvez no presuman como otros ni digan que «yo no cojo corte», han extendido su mano solidaria y oportuna a muchos de sus correligionarios desde los cargos que ocupan y han ocupado. Y eso vale. Modesto es una hormiguita en el trabajo político, conoce a casi todos los dirigentes de los niveles medios y mantiene excelentes relaciones con gente que no es reformista; de Alexandra hay que decir que se ha convertido en uno de los íconos del reformismo, que tiene presencia y garbo político, ha tomado en serio mantener la vigencia del balaguerismo (lo que le ha generado respeto externo e interno), y no es holgazana -como otros(as)- en el trabajo partidario. Esas contradicciones que afloran ahora es probable que encuentren un bajadero, como dicen ahora los políticos al buscar soluciones, ya que hay mediador(es) empeñado(s) en subsanar la controversia. Ademàs, tal como declaró uno de ellos, esa organización política «no está para despedir a nadie», y recuérdese que el PRSC, desde el 1996 es un aliado del PLD y de verdad que no está en condiciones de hacer expulsiones. La sangre derramada debe ser recogida antes de que llegue al río…
pipigua@gmail.com
2015-07-15 00:02:17