EL TIRO RAPIDO
Mario Rivadulla
Si cuanto se le atribuye al pedófilo francés Pascal Winland es cierto y parece que los elementos de prueba de que dispone la fiscalía son muy contundentes y veraces, entonces estamos en presencia de un tenebroso episodio donde concurren actos de tortura y barbarie, violación sexual, atropello físico, sexual y psicológico de menores de edad, explotación sexual con fines comerciales, pornografía infantil, sadomasoquismo y trato de personas agravado.
Situemos los hechos tal como han sido dados a conocer.
El escenario de esta verdadera historia de horror: el barrio Catanga, del Distrito Municipal de El Limón, en la provincia de Samaná, en cuyo enclave turístico determinada cantidad de extranjeros han fijado su residencia. Winland no pertenece a ese grupo.
Catanga es, por el contrario, una comunidad habitada por gente humilde y de muy limitados recursos. Es allí donde fue a residir el francés acusado, principal protagonista de esta historia. Hacerlo, según los investigadores del caso, le facilitaba la oportunidad de reclutar sus infortunadas víctimas, todas entre diez y quince años de edad, ofreciéndoles dinero para «comprar bicicletas», al tiempo que trataba de ganar la simpatía del vecindario a base de dádivas proyectando la imagen del buen vecino.
Siguiendo el relato ofrecido por las autoridades, los menores conquistados por Winland eran llevados a la casa que ocupaba donde, a cambio de dinero, eran sometidos a todo tipo de atropellos y utilizados para los actos y las prácticas de sexo más aberrantes que eran fotografiados y filmados con fines comerciales para un público degenerado.
Fue la responsabilidad del padre de uno de los menores abusados, quien presionó a su hijo para que le revelara el origen de un dinero que llevó a su hogar, lo que movió la acción pública. El allanamiento practicado en el domicilio del desvergonzado pedófilo permitió ocupar una gran cantidad de material comprometedor de sus actividades, al tiempo que rescatar tres menores que estaban siendo utilizados por los mismos fines.
A Windland, la Jueza de Atención Permanente de Samaná le decretó un año de coerción. A su cómplice de 19 años, el dominicano Edward Gervasio Burgos, una fianza de 50 mil pesos y presentación periódica. Este fue su primera víctima, violado y convertido en su pareja con apenas 12 años y un año más tarde, utilizado para reclutar otros menores.
No eran Samaná y el país los únicos escenarios en que Windland desenvolvía sus actividades. También se movía en Puerto Plata y fuera del país en otros escenarios como México, Camboya, Tailandia, Perú, Guatemala y Belice donde se reportan altos índices de explotación sexual.
Con antecedentes de delitos similares en su país natal, el tenebroso caso del francés Pascal Windland, verdadero engendro de perversión, parece que terminará por dejar muy atrás el escandaloso expediente de pedofilia del ex Nuncio Papal, Joseph Wosolowski, hoy sometido a juicio en los tribunales del Vaticano.
¡Cuánto horror¡
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2015-07-22 23:03:45
