Opiniones

A Pleno Sol Comunicador hoy

Por Manuel Hernández Villeta

La libertad de expresión y de informar no puede ser impedida en el desarrollo de un proceso electoral. Antes, durante y después de unas elecciones generales, la única garantía de solvencia que hay, es la vigilancia de una prensa que cumpla con su deber-

Ya hay que enterrar métodos del pasado, cuando la Junta Central Electoral disponía una cadena integrada por todas las emisoras nacionales, y solo había una voz y una información, emanada de fuente oficial, y hasta cierto modo interesada y en entredicho.

Puede darse una cadena oficial, donde libremente se puedan adheririr las emisoras y televisoras que lo deseen, pero también es obligatorio permitir la libre difusión de los medios que deseen hacer su propia cobertura. Sin una supervisión independiente, un proceso electoral puede trastabillar.

Queda en el poder de cada medio informativo cumplir con la debida ética, objetividad, veracidad y ecuánimidad en las informaciones que suministre. Un noticiario o un comentarista que ofrezca datos imprecisos, solo merece el rechazo de la comunidad.

Hoy, con la globalización de los medios, hay palabras que han perdido sentido; objetividad, imparcialidad, decir la verdad y ser ético. Muchos consideran que la objetividad es subjetiva; que la imparcialidad no existe; que la verdad depende de quien la diga y que lo ético es algo fuera de época.

Creo que un periódico, un noticiario, un informador no puede ser imparcial, tiene que manifestar simpatías con el que actúa de acuerdo con la ley, y rechazar el golpeo al débil. La verdad no tiene tintes ni banderas, es una sola, y tarde o temprano se impone sobre las maquinaciones.

La ética de un medio es vital y necesaria. Cuando no hay ética, el medio se vende al mejor postor, pasa a ser una simple prostituta, en busca del mejor donante. Tiene que haber una ética propia, y una ampliación hacia lo colectivo. La moral no es un espejo que se empaña cuando nos conviene, y es reluciente, si nos da un impulso.

Creo que donde se falla es que los distintos roles en la sala de redacción se han ido refundiendo. El reportero trabaja como un editorialista; el reportajista puede llegar a ser un panfletario y el analista ese si tiene libertad para hablar o escribir de acuerdo a su conciencia.

El reportero es el responsable de la etapa primaria en la búsqueda de la noticia. El papel del reportero es únicamente buscar la noticia tal y cual se produjo, sin agregar ni añadir, y mucho menos comentar. Si el reportero editorializa la información, comenzará a trastocar la verdad, y el mal se extenderá posteriormente a los artículos de fondo y al editorialista del medio.

Creo que el medio informativo no puede ser imparcial, que la ética responde a conceptos de conciencia y que la verdad es la fuerza que puede descubrir y eliminar la desinformación y fijar caminos claros al desarrollo de los acontecimientos. Cuando el comunicador da traspies, inicia el camino hacia la pérdida de confianza del pueblo y abre la fosa para su sepultura.

2015-08-24 00:04:14