Mi Voz, Portada

¿Sería Lula, un renacido, referencia asequible para Danilo Medina?

Por:Juan Manuel Garcia
Quienes lograron insertar en la Constitución de la República Dominicana la figura del “nunca jamás”, estaban decididos a neutralizar de una vez por todas, según sus intenciones, los bríos, las habilidades y los atrevimientos políticos propios, sólo a Danilo Medina.

Ahora que Luiz Inácio Lula da Silva da un ejemplo para resurgir de sus propias cenizas, de agotadores procesos anticorrupción, populismo y mañoserías, para volver a dirigir su país, los saboteadores del futuro de Medina, podrían entrar, en una pesarosa reflexión que les sería muy propia.
El mundo se está volcando en abundantes y proactivos augurios en un pedestal construido para el renacido Lula como presidente brasileño. Como para cualquier otro renacido atrevido y osado.


El expresidente progresista Lula da Silva ganó las históricas elecciones de Brasil, con el 50,9 % de los votos, frente al 49,1 % de un Jair Bolsonaro presidente, obtuso y negado a proclamar su derrota estrecha, pero derrota al fin.

Medina, quien ha sido abatido junto a sus favoritos, empezando por sus familiares, como los adalides de una corrupción administrativa en el país, que nadie duda es algo sistémico, lo que convierte esa alharaca en un arma política. Se estaría viendo que Danilo Medina, el ex presidente coronado con un “nunca jamás” sembrado como coyuntura, podría revertir su situación. ¿Y renacer?


Medina, a pesar de todo, lidera la segunda fuerza política nacional, desde “su” Partido de la Liberación Dominicana (PLD). Ya empezó a cosechar éxitos en base a hilar fino, poniendo en juego sus habilidades, en el contexto de la débil democracia nacional.
¿Y si Medina consigue eliminar de la Constitución un “nunca jamás” colocado allí como una etiqueta removible?

¿Quién se atrevería a predecir que Danilo Medina no sería capaz de renacer como lo está haciendo Lula, aun sea, el día después?
La política y la democracia han sido convertidas en eso y no más: un rejuego dispuesto por los hombres, según sus conveniencias y las conveniencias de los grupos que logren verse representados en esos rejuegos amañados. Y ¿quién sabe?

Y, tal vez, no hoy, sino mañana, veríamos a un Medina mantenerse en el escenario político, en condiciones de igualdad legal, ante todos los contendores, legitimado por una nueva reforma constitucional, que, como todas las reformas coyunturales de la Constitución, siempre son negociadas de manera arbitraria. Una somera revisión de la historia política nacional completa, lo pone en evidencia de inmediato. Sobre todo, cuando se suelta el tropel de la reelección.

Joaquín Balaguer, quien por fuerza resultó un aliado político del PLD hasta entregarle el Poder, lo dijo con claridad: la Constitución, es sólo “un pedazo de papel”. Ahí, también fue un atrevido como político y como gobernante.

El renacido, han empezado a llamar a Lula. Medina podría estar protagonizando junto a los suyos, un difícil proceso que empieza a ser la fuente de su eventual propio renacimiento.

Medina es un político de cuerpo entero. Duro en las luchas frente a los suyos propios. Y atrevido hasta con los grandes poderes hegemónicos que amilanan a cualquier gobernante mediocre, pero no a los atrevidos, osados y habilidosos, y hasta considerados sin escrúpulos. En esto, con sus parsimonias y argucias, también lo demostró Balaguer.
Habilidad y atrevimiento son armas imprescindibles para el logro de pactos inéditos en busca de victorias inusitadas. ¿No es para eso que se ejerce la política en nuestra famélica democracia?


¿No es eso lo que demosstró este silencioso regente político, cuando obligó al Departamento de Estado norteamericano a involucrarse directa y abiertamente en la lucha política dominicana, para impedirle una reelección, como venganza por la osadía de dejar instalada en el país a China, la hoy primera potencia mundial, en el naciente ambiente de multilateralismo que todos reconocen? Danilo Medina fue lo suficientemente osado como para apersonarse ante el trono gubernamental chino, en la lejana Asia, para legitimar las relaciones dominicanas con aquel régimen, ofreciendo, allí, batata, yuca y turismo.


Esta es una herencia granítica para un mundo político frágil en el cual quienes pretenden la permanencia del Poder obtenido en una coyuntura inesperada, y casi gratuita, se arrodillan ante los poderes hegemónicos y renuncian a las sagradas soberanías que son anhelos de los pueblos que las ponen en sus manos.

Joaquín Balaguer restregó en la faz al hegemónico presidente Bill Clinton, cuando lo presionó para que estableciera en la frontera dominicana con Haití, campamentos de refugiados haitianos en el lado dominicano. “Eso, jamás. Por la memoria de Duarte, Sánchez y Mella”, fue la respuesta de Balaguer al Clinton desesperado por la oleada de refugiados haitianos que asediaban las costas de Norteamérica.


Ante la decidida conducta de Balaguer y los militares de entonces que dijeron dispararían a matar para defender la Patria, la respuesta del poderoso Departamento de Estado Norteamericano no se hizo esperar: a su oportunidad, en el conflicto eleccionario dominicano de 1994, Balaguer tuvo que acceder a renunciar al Poder dos años. Allí, estaba el poder de Clinton y su mujer Hillary, para cobrarle a Balaguer el atrevimiento a su juicio, nacionalista, de rechazar las pretensiones norteamericanas con apoyo de la Organización de Estados Americanos (OEA), y de la ONU, para imponer una franja de refugiados haitianos del lado dominicano de la frontera entre los dos países.

Atrevido como gobernante dominicano fue Danilo Medina, cuando desde la presidencia rechazó y se negó a firmar, único en Latinoamérica, y solo en el mundo, junto a diez únicos países, el Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular, propuesto por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).


Flavio Darío Espinal, Consultor Jurídico de ocasión del presidente Medina, y su vocero el caballeroso Roberto Rodríguez Marchena, dijeron que ese pacto propuesto por la ONU, y vigente hoy para otros, contiene disposiciones onerosas y contrarias al interés nacional.
Y su gobierno no acudió a Marruecos, donde debía firmarse ese humillante acuerdo de la ONU, a instancia de Norteamérica, tierra nacida de inmigrantes, pero que rechaza a los inmigrantes hasta torturarlos en sus derechos humanos en sus propias fronteras.
¿No esa conducta de Medina, de Balaguer, un atrevimiento nacionalista de unos gobernantes?


Balaguer y medina se parecerían en eso: atrevidos inconsultos desde la Presidencia del país, en aras de una práctica nacionalista, por causa de los haitianos, unos muy dignos seres humanos, pero que, en su dignidad, siguen siendo haitianos, más, no dominicanos.

Medina fue atrevido y osado desde una Presidencia corrupta por tradición, cuyo rastro hoy lo arropa, pero aparentemente no lo obnubila. Sigue siendo osado y atrevido con apenas un reducido músculo de segunda fuerza.

Cuando Danilo Medina acudió a La Habana, lo dijo con claridad al defender la famosa resolución 168-13, que terminó definiendo los derechos de los haitianos en territorio dominicano.


Y destacó en la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, cuando se proclamó a esta región como “una zona de paz”, en enero del 2014, en la capital cubana, los beneficios que República Dominicana derrama de sus propios fondos públicos sobre las necesidades de los haitianos en el país.


Como con Lula, no importa el margen de la victoria obtenida. Es victoria, comoquiera. Y los países, todos, siempre estarán divididos en parcelas políticas que los procesos suelen colocar y revolcar, las unas sobre las otras, como en un chiquero cualquiera.

Siempre se dijo que la política se nutre de realidades. Y una realidad es que la consigna de lucha contra la corrupción es hoy en República Dominicana, no más que un escenario para la pugna partidista en que políticos ejecutivos de la Nación, y fiscales y jueces, en una falsa institucionalidad del sistema, son protagonistas al servicio de los líderes y partidos políticos.

¿O no es eso lo que exhibe hoy el éxito de Ignacio Lula, como lo exhibe el resurgir gradual de Medina, comandando la segunda fuerza en el escenario político nacional?

El Mártir del Gólgota lo dejó sentado al desafiar a los hipócritas detentadores del Poder en control del escenario del Templo: quien esté libre de pecados que lance la primera piedra…