Efemerides

El Ejército español retiró tropas de Azua

General Gregorio Luperón

 Por HTN

Diariodominicano.com

AZUA, el  11 de octubre de 1863, las tropas españolas que luchaban contra los restauradores en Azua, abandonaron la zona por orden de su jefe,  el Capitán General Ribero.

          Las tropas anexionistas en Azua, eran comandadas por el general Eusebio Puello. Y salieron  por la vía marítima. En los primeros días de octubre continuaron en Azua, los enfrentamientos entre los anexionistas y los restauradores.

          El  1 de octubre de 1863, las fuerzas leales a España al mando del general Eusebio Puello, ocuparon  tres  cajas de municiones y dos piezas de artillería, después de librar fuertes enfrentamientos en las inmediaciones del río Jura, con la columna restauradora del general José Durán.

          El 2 de octubre murieron tres militares dominicanos, y  un oficial y trece soldados sufrieron heridas al enfrentarse a tropas anexionistas que comandaba el general Pedro Santana, en un choque ocurrido en los alrededores del río Guanuma.

          En los enfrentamientos un oficial y cinco soldados sufrieron contusiones.

          El día 5 de octubre se produjeron nuevos enfrentamientos en Puerto Plata. Ese día murieron 24 soldados dominicanos y un número indeterminados  de españoles.

          La guerra de la Restauración terminó el 10 de julio de 1865, cuando comenzaron a salir las últimas fuerzas militares que se mantenían en la República Dominicana.

Al referirse a los hechos el General Gregorio Luperón, en sus «Notas Autobiográficas y Apuntes Históricos»,  afirma que «En la mayor parte de las peleas  que se dieron a la bayoneta por los españoles y al sable por los dominicanos», la victoria quedaba casi siempre a favor de los criollos.

          En opinión del prócer de la Restauración Gregorio Luperón, «El soldado español  era valiente, arrojado y sufrido» y «el dominicano era audaz, intrépido y persistente».

    En sus notas  Luperón precisa  que  el  Ejército español perdió 18 mil hombres españoles, sin contar los de las reservas dominicanas ni los voluntarios de Cuba y de Puerto Rico, que no se contaban en el número de los muertos españoles.

          De acuerdo con la versión del  prócer de la Restauración: «Los dominicanos perdieron  más de cuatro mil hombres, sin contar tampoco los que murieron en las filas de los españoles, porque en aquella circunstancia aquellos desgraciados, no eran ni dominicanos ni españoles. Eran los ilotas de la fatalidad y del destino». (sic)