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«Bloque democrático» para derribar a Bolsonaro

diariodominicano.com

Por Manuel Díaz Aponte 

Santo Domingo, R. D., 10 de octubre, 2022.- La muralla levantada por Jair Bolsonaro en la sociedad brasileña es fuerte y va a requerir del concurso de una oposición cohesionada y muchas gentes para derribarla, pero, aun así, seguirá teniendo mucho poder al controlar el Congreso.  

Aristóteles, notable pensador griego siempre valoró las acciones que rodean la política como instrumento dinámico de aplicación de ideas y base fundamental en la conducción del Estado. Pero, Maquiavelo, aquel célebre ideólogo del pensamiento italiano fue más lejos al sustentar que “toda acción se justifica “al momento de intentar alcanzar el poder. 

Justo es lo que ha delineado el expresidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva y su estrategia de campaña al conformar un amplio “bloque democrático” para frenar las intenciones del actual presidente Jair Bolsonaro de permanecer con las riendas del gobierno para un nuevo período.

Ese “bloque democrático” alcanzó la adhesión de la senadora Simone Tebet, tercera en la primera vuelta de las presidenciales del domingo 2 de octubre con un 4,16 % de los votos y del veterano dirigente de centro izquierda, Ciro Gómez, quien quedó en el cuarto lugar alcanzando 3.524.458 votos, 3,08%.   

La personalidad de Bolsonaro proyecta inquietud en algunos estamentos sociales, y en otros genera pasión, pero su incontinencia verbal lo desayuda porque ahora de lo que se trata no es de inculcar y transmitir terror entre sus opositores sino de actuar con inteligencia y destreza política. 

El bolsonarismo está diciéndole a la población brasileña que Lula no cree en Dios tratando con ello de reducir su simpatía entre la comunidad cristiana, sin embargo, el ex mandatario se confirmó como el favorito en las elecciones de Brasil al obtener el 51% de intención de voto en la primera encuesta realizada tras la primera vuelta.

Está claro, que el liderazgo político de esa nación suramericana es consciente de la trascendencia de estos comicios que marcarán la sostenibilidad y la garantía en la preservación del orden constitucional democrático, por lo tanto, no caerán en la trampa de poner en riesgo la viabilidad de acuerdos políticos que garanticen derrotar en las urnas al actual presidente y ex capitán del Ejército, Jair Bolsonaro.

En realidad, Lula es más cristiano que Bolsonaro, ¿acaso se olvida que éste último se promovió ante el electorado haciendo la señal del gatillo con sus dedos y exhortó a la población civil a comprar armas de fuego para defenderse de la delincuencia callejera? Por supuesto, una persona que apela y estimula el uso de las armas para derrotar a su contrario, no es un buen cristiano.          

Brasil en la Geopolítica

En los ámbitos de las relaciones de Brasil con la comunidad mundial, Lula tiene un aval alcanzado en sus dos primeros mandatos presidenciales (1 de enero de 2003-31 de diciembre de 2010), en el que contribuyó a la conformación del bloque del Mercosur y el ALBA. Incluso, auspició el acercamiento con países de la región del Caribe como Cuba y República Dominicana. En 2003, recibió en el Palacio Do Planalto de Brasilia, con todos los honores en visita de Estado al entonces presidente dominicano Hipólito Mejía Domínguez.  

Inclusive, en una visión innovadora sobre política exterior, trajo al país una delegación de la selección nacional de Fútbol con jugadores de la talla de los estelares Ronaldo y Rolandilho para una práctica de exhibición en el Estadio Olímpico Félix Sánchez, en Santo Domingo, y en Puerto Príncipe, Haití.

El objetivo primario de esa dinámica diplomática impulsada en la gestión de Lula fue colocar a Brasil como un actor global importante, necesitando para ello, su consolidación como líder regional en Suramérica y posteriormente en otras esferas mundiales.

El socialdemócrata Fernando Henrique Cardoso y Luiz Inacio Lula da Silva han sido los presidentes que mayor esfuerzo hicieron para colocar a Brasil en el mapa de la geopolítica mundial tras dos décadas de regímenes militares que provocaron su aislamiento de las naciones democráticas. Pero Bolsonaro ha congelado esos vínculos diplomáticos y comerciales al punto de que hoy sus relaciones hasta con sus vecinos sudamericanos son muy distantes.

En círculos de decisiones de Washington la gestión de Bolsonaro ha sido criticada y el propio presidente estadunidense Joe Biden al recibirlo en un frío encuentro durante la Cumbre de Las Américas, en Los Ángeles, en junio pasado, lo increpó por su política de deforestación de la selva amazónica, que según ambientalistas de Brasil ha sido diezmada en un 30 % desde que llegó al poder.

Asimismo, el gobierno del presidente de Francia, Emmanuel Macron, también ha condensado esa desertificación auspiciando encuentros con ambientalistas internacionales en los que se ha advertido el peligro que corre la humanidad si desaparece la zona tropical más diversa e importante del planeta.

Democracia Liberal

En otro orden, la solidez de las instituciones electorales brasileñas garantiza la realización de una segunda vuelta comicial sin traumas como lo han advertido organismos internacionales y representantes de estructuras comunicacionales latinoamericanas.

Estados Unidos sigue viendo la democracia liberal y el respeto a los derechos humanos en la región como esencial y la geopolítica estratégica que aplica busca neutralizar y reducir la influencia rusa-china en el Continente.

Algunos diarios brasileños restan importancia a los ataques de la estrategia de campaña de Bolsonaro contra Lula queriéndolo presentar como” anticristiano” y hasta un “admirador del diablo”.

De ganar Lula las elecciones en esta segunda vuelta, el estilo de gobierno será distinto a sus dos mandatos anteriores donde el Partido de los Trabajadores tenía el control del Ejecutivo y del Congreso. Ahora tendrá que distribuir el poder entre las distintas fuerzas que ha sumado con miras a destronar a Bolsonaro el domingo 30 de octubre.           

Artículo de Manuel Díaz Aponte