Por Héctor Tineo Nolasco
Diariodominicano.com
El historiador Ramón Marrero Aristy consideró que “El galardón otorgado a Trujillo al cumplir los tres primeros años de su ejercicio presidencial, ha adquirido, en el curso del tiempo, la grandeza e inmortalidad que la Historia reserva para las obras generosas”.
SANTIAGO DE LOS CABALLEROS, el 9 de noviembre de 1932, el Senado y la Cámara de Diputados, en sesiones celebradas en la ciudad de Santiago de los Caballeros, aprobaron un proyecto de ley en virtud del cual otorgaron al Presidente Rafael Leónidas Trujillo Molina, el título de “Benefactor de la Patria en premio a sus patrióticos desvelos, y a la ingente tarea que había ejecutado en tan breve lapso de Gobierno”.
El historiador Ramón Marrero Aristy afirmó que “Este título contaba con el respaldo de la opinión pública, que se había expresado en forma reiterada solicitando para el Presidente algún galardón de carácter nacional, que fuera un reconocimiento y estímulo a sus patrióticos esfuerzos por devolver la salud política a la Nación.
En opinión de Ramón Marrero Aristy: “Trujillo era en ese momento un auténtico Benefactor, pues al conjuro de su voluntad la patria ha renacido, y se encaminaba firmemente por un derrotero distinto al que había seguido en el pasado”.
Apuntó que el título le fue impuesto a Trujillo en solemne ceremonia celebrada en la ciudad de Santiago de los Caballeros, el 16 de agosto de 1933, “en un acto de verdadera apoteosis cívica”.
En la ocasión el Presidente Rafael Leónidas Trujillo Molina emocionado:
“Recibo, no con escasa emoción este homenaje, tributo que me hace el Congreso Nacional, previa consideración de cuanto he realizado en tres años de Gobierno. Es una exaltación para mi esfuerzo”.
Trujillo dijo que no soñó jamás “que en un tiempo relativamente corto pudiera haber hecho tanto para merecer este preciado galardón, porque si en rigor he hecho de mi vida una constante ofrenda de amor patrio y una subordinación fidelísima al deber, sin reparar en embarazos de que no está exento el avance por vías de rectitudes, no vislumbré que pudiera verme galardonado de este modo en ocasión tan solemne para la República, enaltecido el pecho con la Gran Cruz Benefactor de la Patria, en cuyo centro aparece aureolada, con la propia luz de su grandeza, la efigie venerable de Juan Pablo Duarte”.
El Presidente Trujillo expresó: “La recibo como una excitación al luchador para afirmar su temple en la perseverancia, más que como honor a la virtud del propio esfuerzos”.
A seguidas, dijo: “Cierto que el verdadero luchador, el hombre de arena por innato designio y profesión de fe, no ha menester de excitaciones en forma de lauros para abrirse camino como abanderado de la acción, de la misma manera que el auténtico creyente sigue profesando su credo religioso, aunque no surja ante sus ojos la manifestación divina en el milagro.
En opinión de Trujillo, quien había sido juramentado Presidente de la República el 16 de agosto de 1930, el lauro sirve de enseñanza para los desconfiados del éxito, que no comprenden la eficacia de las abnegaciones inspiradas en la patria.
Resaltó que “Otro aspecto significativo del lauro es saber que no se está arando en el mar, según la frase de Bolívar; que el pueblo estima el ideal del gobernante y su cristalización en obra; es tener el goce íntimo del sembrador cuando la tierra se muestra digna de su esfuerzo con la germinación de la semilla”.
Trujillo expresó que por esas consideraciones morales “acojo y recibo entusiasmado el premio con que me honra el Congreso Nacional en día tan glorioso para el pueblo dominicano”.
En la ocasión que Trujillo recibió el galardón de “Benefactor de la Patria”, en la República Dominicana se celebraba el 70 aniversario de la Restauración de la República.
El historiador Ramón Marrero Aristy al valorar el acontecimiento en favor de Trujillo anotó:
“El galardón otorgado a Trujillo al cumplir los tres primeros años de su ejercicio presidencial, ha adquirido, en el curso del tiempo, la grandeza e inmortalidad que la Historia reserva para las obras generosas”.
Héctor Tineo Nolasco
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