Gerardo de Zavarce, Anitza Gutiérrez, Mary Frances Attías Antún, Alfredo Padrón.
La autora firmó libros adquiridos por los invitados, cuya venta será a beneficio de la Fundación TimeArt, una entidad sin fines de lucro que busca impulsar el desarrollo integral.
Santo Domingo, RD. – El Foro Pedro Mir de Cuesta Libros acogió un selecto público para la presentación y firma del libro “Fugaces” de la artista visual Mary Frances Attías Antún.
Según la crítica, este libro es un ejemplo de la más pura estética fotográfica, puesto que en sentido estricto lo que la define, más allá del pictorialismo, es la atención a lo efímero.
La artista ha desarrollado un proyecto de una gran coherencia plástica y de contenido al tomar la carretera como metáfora de la vida y del tiempo. La imagen movida, que asumieron los reporteros gráficos en el contexto de la Segunda Guerra Mundial se ha convertido en un recurso estético ideal para la expresión del movimiento en la imagen bidimensional.
El curso del viaje muestra la disociación entre sujeto y objeto, y los paisajes cambiantes, la variedad inconmensurable de lo real, y la infinitud de las posibilidades de la experiencia y la creatividad humanas.
Durante la actividad se realizó un panel a cargo de profesionales de la fotografía, quienes expusieron sobre la experiencia y proceso de concepción de la publicación.
La artista Mary Frances Attías Antún estuvo acompañada por Gerardo Zavarce, promotor cultural y curador; Anitza Gutiérrez, catedrática de la Facultad de Artes de la UASD; y Alfredo Padrón, catedrático de fotografía y cine en el Instituto Tecnológico de Santo Domingo y de fotografía en Chavón, la Escuela de Diseño.
Asimismo, la autora firmó los libros adquiridos por los invitados, cuya venta será a beneficio de la Fundación TimeArt, una institución sin fines de lucro que busca impulsar el desarrollo integral de los dominicanos a través de iniciativas educativas en las áreas de salud mental, tecnología, educación y el arte.
Breve perfil
Mary Frances Attías Antún es dominicana con ancestros libaneses, una artista multifacética y comprometida. Además, es graduada en Ingeniería de Sistemas y tiene estudios de postgrado en Administración, Finanzas, Comercio Exterior, Economía Internacional y Recursos Humanos.
En el 2021 concluyó una maestría en Fotografía y en Teorías y Proyectos Artísticos en Photoespaña. También, ha realizado talleres y seminarios de guion y producción cinematográfica, estudios técnicos de edición, iluminación, procesamiento digital, desarrollo de la narrativa visual, crítica y curaduría de fotografía con destacados profesionales del área.
Resumen del proyecto
En nuestro mundo, acelerado y voraz, es fácil pasar desapercibido. Estamos ensimismados, conduciendo apresuradamente nuestra vida, tratando de extender el tiempo y maximizar lo que hacemos.
Los instantes vividos se vuelven inasibles para nuestra memoria y así se nos van desdibujando personas y recuerdos. Las imágenes aparecen borrosas, poseídas de un vertiginoso movimiento que las hace tan fugaces y efímeras como esos paisajes y personas que vamos dejando atrás a lo largo de la carretera.
Con este proyecto quiero expresar la dislocación entre el observador y lo observado, a través de instantes inasibles que se desvanecen rápidamente y, en consecuencia, no llegan a fijarse en nuestra memoria.
Las imágenes raudas nos muestran una concepción del paisaje unido a lo social, expresado sin pretensiones documentales y como resultado de la transitoriedad de la mirada. Esos instantes, son captados por una cámara en movimiento a lo largo de la red de carreteras que hace la función de vaso comunicante entre estas realidades locales tan diversas.
El tiempo de la memoria, al reunir momentos diversos, destroza las cronologías. Mezcla las imágenes, rompiendo la linealidad de la narrativa visual para dar espacio a la reinterpretación de esa memoria temporal. Asimismo, las imágenes realizadas constituyen un tiempo detenido cuya duración va a depender de la incorporación de nuestros propios paradigmas vitales cuando las observamos.
La carretera, como metáfora de la vida, con su constante cambio, nos invita al desplazamiento y a la transformación; un no-lugar anónimo, inacabado y a la vez preñado de posibilidades de creación y desarrollo, que nos sirve de excusa para unir presente, pasado y futuro.
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