Los talentos de Leonel
El presidente Fernández ha recibido un desborde de talentos de parte de los dominicanos a través de la enorme cantidad de votos volcados a su causa por su intervención en la campaña que recién termina
Por Guillermo Caram / El Caribe
Ahora que al presidente Fernández se le reconoce el haber sido el gran triunfador de los pasados comicios, mas que alabarle sus talentos; convendría recordar la gran responsabilidad recaída sobre sus hombros como derivación del respaldo que le ha dado el pueblo dominicano, al tenor de la enseñanza evangélica narrada en parábola por el evangelista Lucas (Cap. XIX 12- 27) relativa a la utilización de los talentos recibidos en administración.
Dicha parábola refiere un Señor que repartió dinero entre sus empleados para que lo administraran. Mientras unos los pusieron a reproducir, recibiendo por ello el reconocimiento señorial; otros lo mantuvieron, mereciendo el repudio del dador.
Como consecuencia, el Señor premió a los que reprodujeron dándole más de lo que le había dado; y repudió a los que lo guardaron, quitándole lo dado.
El Presidente Fernández ha recibido un desborde de talentos de parte de los dominicanos a través de la enorme cantidad de votos volcados a su causa por su intervención en la campaña que recién termina; desborde que se espera sea debidamente reciprocado con ejecutorias capaces de encarar los desafíos presentes que dificultan el progresivo mejoramiento de nuestras condiciones de vida.
Mas allá de la reforma constitucional que se viene planteando, se requieren otras transformaciones para encarar los desafíos presentes.
Se necesita reformar las reformas instituidas con posterioridad a los gobiernos de Balaguer y/o tomar las decisiones para que sean efectivas.
La Ley General de Electricidad y la Reforma de la Empresa Pública no ha eliminado apagones ni abaratado su costo ni reducido el subsidio fiscal.
El Sistema de Seguridad Social no acaba arrancar en su vertiente familiar, mientras se deja languidecer el mecanismo preexistente.
La ley de Hidrocarburos no permite aprovechar las ventajas de la competencia de mercado y convierte al Estado en un encubridor de apetencias monoligopólicas.
La Ley de Medio Ambiente no ha evitado la contaminación del aire que respiramos en campos y ciudades ni el agotamiento del agua, ni la agresión visual ni los ruidos excesivos. Y las manoseadas reformas fiscales no satisfacen las exigencias impuestas por la apertura comercial con los TLC negociados o por negociar.
Los talentos de Leonel deben encarar estos y otros desafíos que examinaremos en próxima colaboración.
Guillermo Caram es político
2006-06-09 11:09:33