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Apocalipsis, ahora

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Apocalipsis, ahora

Por Manuel Hernández Villeta

Varias revistas y analistas lo han tratado, pero nunca han puesto el dedo en la llaga, sobre la caza de los desertores de Vietnam.

La evasión del servicio militar sigue siendo un misterio, porque los informes son imprecisos o no necesariamente puestos en el debate.

Inclusive una prestigiosa revista norteamericana hizo un reportaje, y posteriormente tuvo que admitir que no tenía suficiente datos para  determinar que los desertores en Vietnam eran fusilados sin juicio, y que había inventado algunos puntos de referencia.

Los desertores norteamericanos de la guerra de Vietnam  fue una realidad , pero el caso  todavía no ha sido suficientemente  debatido.

Se presentaron los casos de los desertores que abandonaron a las tropas, de visita en los Estados Unidos, y se refugiaban en Canadá o cualquier otro país.

También los que en Alemania dejaron el uniforme, tratando de no combatir, y en las protestas callejeras procedían a quemar los carnets militares.

Pero el caso que nos ocupa, fue el de  los soldados que desertaron dentro del campo de batalla de  Vietnam, en el mismo corazón de la guerra.

Ellos por razones de conciencia decidieron que no podían seguir combatiendo, pero no tenían formas de  escapar de Vietnam.-

Muchos emigraron hacia las selvas de Laos y de Cambodia, algunos  lograron salvarse, y otros o perecieron, o decidieron quedarse en selvas ignotas, sin  regresar.

Hubo  una parte de la historia de los desertores en Vietnam que nunca se ha esclarecido, y en ese punto fue que la prestigiosa revista tuvo que retractarse.

Se  dice que se formaron comandos especiales de organismos de inteligencia, entre la CIA y las fuerzas expedicionarias, para cazar a los soldados norteamericanos que dejaban las filas.

O sea, que los norteamericanos dispusieron de comandos para matar a sus soldados, que desertaban.

Por lo pronto, una de las películas más impactantes sobre la guerra de Vietnam, tiene como tema central la caza, o la búsqueda y el asesinato de los desertores.

La cinta se inicia en un  cuartucho inmundo, en medio de un barrio que no se escapa de la guerra. Un agente de inteligencia, matón implacable, es buscado para que realice una misión especial.

Las aspas del abanico, las moscas, el hombre a medio vestir, el sudor sobre su cuerpo, y el tufo a ron malo que se siente en cualquiera de las filas cercanas al telón, da paso a las primeros secuencias.

La misión de ese oficial, consiste en cruzar las líneas norteamericanas, adentrarse en Cambodia o Laos, e ir a la búsqueda de un comandante  de fuerzas especiales que ha desertado.

Es una misión sin retorno. Debe matar al oficial, desarticular el comando de desertores, y si puede, volver a sus líneas.

Martin Sheen, segunda figura del reparto como ese oficial borrachón y desalmado, sabe que tiene una misión importante, donde él es un simple peón, que después que cumpla con su tarea, podría ser eliminado o abandonado.

La marcha comienza, las órdenes son secretas. La guerra no es un bello espectáculo, es la deshumnización de los hombres, y así lo presenta Francis Ford Copolla.

El capitán Benjamín Williard está simplemente convencido de que tiene una obligación y una responsabilidad al viajar  para eliminar al desertor, pero franqueando esas selvas, desde la fragilidad de una fragata, se pregunta  el significado de la guerra.

Entra en el choque sicológico de no poder saber que es lo correcto, si matar al coronel, o también desertar. Es una guerra con un enemigo que no es el Vietcong, es el corazón de soldados que no tienen aliciente para la vida.  Aunque respiran, ya han muerto

Paulatinamente, los soldados que le acompañan en la misión mueren por los disparos de   las fuerzas vietnamitas. Antes,  también están presos de una guerra sin significado ni objetivos. Son marionetas que compensan sus momentos de descanso en orgías de drogas y bebidas alcohólicas.

En plena selva, con la cara pintada, en claros y oscuros, está la figura del coronel Walter Kurtz, con la cabeza rapada, pecho afuera. No es la conciencia del ejército, es un hombre que decidió hacer su propia guerra, porque sabe que burócratas y mercenarios lo han tomado de punta de lanza.

Marlon Brando desempeña uno de los buenos papeles de su carrera, aunque sumamente corto. Las facetas sicológicas de Kurtz impactan al cineespectador, y le dan la idea de un hombre perturbado, y que no sabe cual debe ser su destino y su obligación. Murió cuando se enlistó en el Ejército

        La película estrenada en 1979 obtuvo numerosos premios, incluyendo  varios oscares, y palmas de oro, del festival de Cannes. Robert Dubal, como el fanfarrón coronel Hill  Kilgore, ganò un premio de actor secundario.

Una de las escenas más impactantes, es cuando Kilgore pone música clásica a los helicópteros, para participar en un torneo de sky, o realizar un bombardeo.

Apocalisis, Ahora, es una de esas películas que usted nuca olvidará, y lo que es más  impactante, cada vez que la vea de nuevo le encontrará nuevos detalles.

La guerra no es un bello espectáculo, es convertir en bestia al soldado que solo trata de sobrevivir, y así lo presenta Francis Ford Copolla.

La guerra  es un escenario dantesco, como se ve en el bombardeo desde una lancha en medio de un río salvaje, es la máxima degradación de los hombres.  No hay ni buenos ni malos, todos son víctimas  del mismo victimario; la muerte y la degradación.

2006-06-14 12:12:16