La doctrina militar
Por Sigfrido Pared Pérez
Almirante, M. de G. (DEM)
Secretario de Estado de las Fuerzas Armadas
Las Fuerzas Armadas dominicanas están involucradas, en los actuales momentos, en un dinámico y ambicioso programa de reforma y modernización que se manifiesta, entre otros aspectos, en la revisión y readecuación de sus métodos y procedimientos operativos, la transformación de sus esquemas de entrenamiento, capacitación y educación, la modernización de su plataforma tecnológica, el acondicionamiento de sus estructuras físicas y, en fin, en un proceso que se propone colocar a nuestras instituciones militares a tono con las exigencias de una sociedad moderna y globalizada.
Este proceso, que se inició informalmente hace ya diez años, ahora adquiere características de programa, con el diseño de un Plan Estratégico que ha incluido el levantamiento de la información necesaria para sustentar los cambios, modificaciones y adiciones que los tres cuerpos castrenses requieren con miras a su readecuación institucional.
Aunque las Fuerzas Armadas han pasado por varios procesos reformadores en su historia de más de 162 años de servicio a la Nación, es la primera vez que desde sus propias entrañas surgen iniciativas de cambio, nacidas de una oficialidad joven, formada en la democracia, profesional y consciente de su papel en el desarrollo y el progreso de la República.
Por muchos años, nuestras instituciones Armadas se vieron compelidas a seguir patrones operativos estructurados para otras Fuerzas y con otros intereses, surgidos a la luz de circunstancias geoestratégicas y sociopolíticas avasallantes, apenas superadas después de la caída del Muro de Berlín y el fin de la llamada “Guerra Fría”, período en el cual se empieza a tomar conciencia de la necesidad de un diseño doctrinal ajustado a nuestras propias realidades.
En ese tenor, la creación de la Escuela Superior de las FF.AA. en el año 1983, precursora del actual Instituto Militar de Educación Superior (IMES), sirvió de laboratorio de experimentación donde se empezaron a formar nuestros primeros oficiales superiores en las destrezas y técnicas de Estado Mayor, permitiendo que paulatinamente esta Escuela se empezara a independizar del modelo doctrinal importado que le sirvió de guía, bajo cuyas directrices se formaron varias generaciones de militares dominicanos.
La transformación de toda una cultura militar, indefectiblemente ligada a una línea de acción y de pensar muy común en Latinoamérica, ha sido, según la opinión de los observadores y expertos, vertiginosa para el caso dominicano, pues se entiende que en todo proceso de reforma y modernización la resistencia se manifiesta con mayor intensidad precisamente en los aspectos culturales, asumiéndose con menor esfuerzo las innovaciones tecnológicas.
Es por ello que asumir el reto de crear, de diseñar una doctrina propia ajustada a nuestras necesidades de defensa y seguridad —que responda a las inquietudes y exigencias de la sociedad a la que servimos— se convierte en un hecho trascendente para las Fuerzas Armadas de la República Dominicana.
Carl von Clausewitz, prominente pensador militar alemán, sentenció una vez: “La doctrina solo sirve al ejército para el cual fue formulada”, dejando claro que muchos de los errores y fracasos militares de la historia se han debido de alguna forma a desobediencias de esta regla.
El programa de reforma que las Fuerzas Armadas se han propuesto para los próximos veinte años, y que la actual administración ha retomado siguiendo los lineamientos de su Planeamiento Estratégico, plantea como eje fundamental la revisión y readecuación de la Ley 873, de 1978 (Ley Orgánica de las FF.AA.), la formulación de una Ley de Seguridad y Defensa y el diseño de una doctrina militar propia, en donde quedarían conjugados los lineamientos y propósitos nacionales, incluyendo la definición de una política de defensa del Estado dominicano y la identificación de los objetivos nacionales —que serían la guía para la formulación de la estrategia militar nacional—, entre otros elementos necesarios e imprescindibles para que a la luz de los esquemas actualmente en uso se pueda hablar de una política oficial en materia de defensa y seguridad.
Vista entonces la relación estrecha que algunas partes del proceso de reforma tienen entre sí, de tal forma que la consecución de un objetivo supedita el logro y éxito de los siguientes, es probable que para los más escépticos sea ahora sencillo entender la importancia y trascendencia que en el corto plazo tendrá para las FF.AA. contar con su propia visión doctrinaria, que a lo sumo será la presentación formal de sus “cartas credenciales”, de una identidad propia como Fuerzas Armadas nacionales que refleje nuestra idiosincrasia y nuestra manera particular de visualizar las cuestiones fundamentales de la defensa y seguridad del país, y su vinculación e interacción con el entorno, dado que, y según lo hemos recalcado en un artículo anterior, “las reformas son en cuanto a la democratización, la adaptación al nuevo entorno de seguridad y a la internacionalización”.
Es importante resaltar que entre doctrina y entrenamiento existe una relación tan estrecha, que es posible armonizar las proyecciones formativas que desde el punto de vista operativo son deseables para vertebrar unas Fuerzas con capacidad para hacer frente a las amenazas y riesgos, mientras se fortalecen las bases ideológicas e institucionales que hagan posible que la sociedad sienta confianza y se identifique con sus Fuerzas Armadas.
Por ello, en nuestro diseño doctrinal, con sus proyecciones retrospectiva y futurista, sino también la definición de los valores y principios que por décadas han guiado nuestro proceder ético y moral, el concepto de defensa nacional, el ambiente operacional, las operaciones conjuntas —explicadas con detalles en nuestro aporte anterior— y las operaciones militares no bélicas, lo que complementado con una adecuada orientación instruccional, formativa y educativa hacen prever que las Fuerzas Armadas dominicanas, por primera vez en su larga historia, podrán construir una visión y concepto defensivo acorde con sus necesidades; en otras palabras, tendrán identidad propia.
2006-07-21 15:33:00