Contra ese pacto municipal
Los munícipes electos deben, pueden y tienen que desobedecer el acto de repartidera de cargos que acaban de suscribir las cúpulas partidarias, y actuar únicamente en virtud de sus méritos ganados en la pasada contienda.
Por Guillermo Caram
Abrigamos la esperanza que los regidores que asumieron los curules para los que fueron electos el pasado 16 de mayo, no hayan obedecido, ni obedezcan al escoger sus respectivos bufetes directivos, el nuevo pacto de repartidera de cargos suscrito por cúpulas partidarias bajo la eufemística excusa de la gobernabilidad.
Y esperamos que tanto esta escogencia como lo pautado a cumplir en los próximos días – designación de tesoreros, autoridades en distritos, porcentajes de empleados, elección de delegados a la Asamblea para escoger el secretario de la LMD, etc. – tampoco sea respetado.
Esto así por que en lugar de contribuir a la gobernabilidad, el citado pacto es un nuevo atentado contra el buen gobierno. Y contra la democracia que debemos perfeccionar con un sistema de partidos cuestionado que, una vez más, se coloca a espaldas de la ciudadanía; a juzgar por la falta o inadecuada interpretación de las señales que esta emite a través de las consultas electorales y las encuestas que se levantan.
La repartición de cargos entre partidos dentro de un pacto carente de programas y donde no se mencionan criterios fundamentales para las designaciones – capacidad, integridad y experiencia – no constituye garantía alguna para el buen gobierno ni para el aumento de la credibilidad, en base a su efectividad, de la democracia.
Más bien la experiencia ha demostrado lo contrario; como lo demuestran los constantes cuestionamientos en la opinión pública a la prestación de servicios y manejo de recursos municipales; y sus coronación con escándalos de violencia y expedición de documentos falsos.
La pasada contienda constituyó una bofetada al PRD y el PRSC; hasta el punto de afirmar que quienes ganaron posiciones municipales lo hicieron por sus méritos personales y no por respaldo partidario; por lo que estos partidos carecen de autoridad para imponer decisiones a los triunfadores.
La posición del PLD de “tirarle la toalla” a una alianza repudiada, solo se explica por el interés maquiavélico de colocar entre partidos amilanados, la manzana de la discordia que constituye la LMD que puede pasar a constituir un regalo envenenado para el PRD y el PRSC.
Estas actitudes, junto al pacto mismo de repartidera de cargos, terminará pués, incrementando la desconfianza en el llamado «sistema de partidos», de por sí baja, en un 8.8%, conforme la encuesta mas reciente levantada sobre las preferencias políticas del dominicano.
Los munícipes electos deben, pueden y tienen que desobedecer al pacto de repartidera de cargos que acaban de suscribir las cúpulas partidaria; y actuar, únicamente, en virtud de sus méritos ganados en la pasada contienda, guiados por el dictamen de su conciencia y por el compromiso con sus comunidades.
Guillermo Caram es político
guillermocaram_candidato@hotmail.com
2006-08-18 09:41:50