Excluidos del PRSC: uníos
La desobediencia a las decisiones de la cúpula del PRSC, para aislarla y acorralarla hasta forzar su abandono, sigue siendo el camino más expedito para rescatar el Partido Reformista Social Cristiano.
Por Guillermo Caram
Por esos “inescrutables designios de la providencia”, informé en la puerta de mi casa al portador de una invitación -dirigida a un hijo pródigo del
PRSC para que participara en los actos relacionados con la celebración del centenario de Balaguer- cuál era la dirección del destinatario; en
circunstancias que nunca recibí una dirigida a mi persona, no obstante ser vicepresidente del Directorio Nacional del partido.
Hechos como este colman la práctica de exclusión puesta en vigencia por la cúpula del PRSC, al aplicarla a una celebración tan sublime como apropiada para la reconciliación. Junto a la desobediencia e improvisación, la exclusión deslució la celebración por matizarla de un elitismo impropio del Balaguer que se gozaba en el “millón de estómagos vacíos” que le seguían; y ahondó la brecha que separa a la familia reformista.
Por eso, y por los yerros de cada día de la cúpula del PRSC, éste mantiene su deterioro con el riesgo de extinguirse; en perjuicio de nuestra
democracia, del desarrollo nacional, de los propios reformistas e incluso de quienes lo están dirigiendo, que no acaban de entender experiencias de partidos y líderes que han perdido vigencia por exclusiones similares a las que hoy practican.
De hecho, el PRSC ya presenta signos que preceden a la extinción: la disminución sostenida de sus preferencias.
Encuestas recientes lo sitúan en la tercera parte de las preferencias obtenidas 18 meses atrás, y las votaciones en los dos últimos comicios oscilan en torno al 10%.
Revertir esta tendencia constituye una responsabilidad de quienes se inscriben en la praxis reformista, que no pueden resignarse a convertirse en víctimas pasivas de exclusiones deliberadas.
Para muchos esta reversión puede lograrse desempolvando impugnaciones, alentados por una imparcialidad no demostrada de la JCE por designar.
Otros se ilusionan en una convención organizada por la cúpula actual que, para ser efectiva, requiere del abandono de las exclusiones presentes y la reconsideración de las pasadas, lo cual no está a la vista; sin olvidar el riesgo de confrontación presente en todas las asambleas.
La desobediencia a las decisiones de la cúpula, para aislarla y acorralarla, hasta forzar su abandono, sigue siendo el camino más expedito para rescatar el PRSC. Para lo cual el grito que Carlos Marx lanzó a los proletarios debe servir de emulación.
Guillermo Caram es político
2006-09-08 11:58:36