El Desarrollo Electoral
Por Eddy Pereyra
Paralelo al debate postelectoral del momento, los partidos políticos inician la semana del 16 de septiembre su proselitismo interno, con lanzamientos o anuncios de aspirantes a ser nominados por sus respectivas organizaciones como candidatos presidenciales.
La posición adversa a la continuidad de Morel Cerda en la Junta Central Electoral ganaba campo al seguir generándose implosiones en el sector mayoritario de la bancada senatorial perredeista que sustentaba el derecho constitucional de escogencia para que los actuales jueces de las eleccionespermanecieran en sus puestos.
El Senador perredeista por la Provincia de Elías Piña, Manuel Emilio Ramírez Pérez, varió su juicio estableciendo la posibilidad de la sustitución del Presidente de la Junta Central Electoral. “El Doctor Ramón Morel Cerda, aunque tiene condiciones, no es imprescindible para el tribunal y puede ser sustituido por otro”.
Mientras el ingeniero Federico Antún Batlle (Quique), al lanzar su precandidatura presidencial por el Partido Reformista Social Cristiano, en un acto en el Club San Carlos de la Ciudad Capital inauguraba su consigna: “Conmigo el que siembra cosecha”.
En su retórica, Antún Batlle se autoproclamó como el genuino representante de las bases del partido que fundara el expresidente de la República, doctor Joaquín Balaguer y en nombre de éste demandó la renuncia de Morel Cerda.
Dentro de ese discurrir político, el doctor Jaime David Fernández Mirabal entro en la arena anunciando que presentaría propuestas políticas que servirán de base para la búsqueda de la candidatura presidencial por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
Luis González Fabra, Secretario de Prensa de la Presidencia destapó la caja de pandora cuyo contenido era imaginado, o más o menos previsto por la población: “el Presidente Hipólito Mejía esperará unos días para tomar una decisión definitiva sobre si acepta o no una repostulación presidencial para las elecciones del 2004”.
Aunque el Primer Mandatario había reiterado en varias oportunidades que no aspiraría a reelegirse, el movimiento estratégico sobre el particular estaba develado; el Congreso Nacional, cuya mayoría de sus integrantes pertenecían a la corriente del PRD denominada “Proyecto Político Hipólito (PPH)”, había aprobado la reelección presidencial por dos períodos consecutivos.
El 13 de septiembre el Presidente del Senado Andrés Bautista le informaba al país sobre el cierre del plazo para recibir candidaturas a jueces de la JCE puntualizando que “la semana siguiente se procedería a depurar y evaluar los expedientes para concluir con la designación de los siete magistrados”.
Los componentes paradójicos en materia de opinión se resaltaban en el conflicto por el control del organismo electoral. Si bien el Presidente de la Junta Central Electoral presentaba el aval de una comisión de la Organización de Estados Americanos (OEA) que reconocía el manejo de las elecciones del 1998 así como del año 2002, el prestigioso periódico Hoy insistía en su campaña de crítica contra el alto funcionario electoral.
De ahí que bajo la firma del reconocido periodista Pedro Germosén el medio de comunicación calificaba a Morel Cerda como la “manzana de discordia” entre los sectores que pugnan en el Senado por la designación de la nueva matrícula del más alto tribunal comicial.
El remolino de opinión adverso a la reelección de Morel Cerda sacudió nuevamente la imagen de éste, cuando la firma encuestadora Penn, Schoen & Berlan, divulgada el 14 de septiembre del 2002, en el periódico El Caribe, daba como resultado que “el 53% de la población tiene la creencia de que las elecciones de mayo de ese mismo año no fueron limpias, en tanto que solo el 39% de los encuestados pensaba que los actuales jueces de la JCE deberían ser ratificados”.
De igual manera, el estudio indicaba que el 54% de los entrevistados, quería cambio y no continuidad en la composición de los miembros de la Junta Central Electoral.
2006-09-21 00:17:26