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Santo Domingo, 22 ago (Prensa Latina) El incremento de la violencia en la República Dominicana preocupa a sus ciudadanos, quienes piden hoy al gobierno tomar cartas en el asunto y promover una cultura de paz en la sociedad.
A raíz de recientes sucesos violentos, los cuales no han hecho otra cosa que sumarse a la larga lista de muertes, peleas y maltratos, varias instituciones expresaron su deseo de contar con tranquilidad y seguridad en esta nación.
El Consejo Dominicano de Unidad Evangélica (Codue) dijo que la violencia debe ser afrontada por el Gobierno, iglesias, medios de comunicación y sociedad civil, entidades que deben llevar a cabo campañas masivas para desmontar el sistema y promover la formación de una cultura de paz desde el hogar.
Según el Codue debe trabajarse desde las congregaciones el tema de la espiritualidad integral que implique incidir sobre los problemas de salud mental, de familias, la convivencia con los semejantes y el respeto y derecho de las personas.
Asimismo, los miembros de la comunidad evangélica apuntaron que no solo debe ser atacada la violencia de género, sino una violencia sistémica, producto de una deuda social acumulada manifestada en las pautas de convivencia social.
Por otra parte, la ministra de la Mujer Mayra Jiménez, al pronunciarse luego de que en solo una semana cinco mujeres fueron asesinadas, solicitó a la justicia jugar su rol en estos casos.
La ministra dijo que el Ministerio Público debe seguir las denuncias, pues en muchos casos los victimarios tienen un historial de agresiones y se ha visto como muchas víctimas retiran denuncias por amenazas o presión de las familias y allegados.
Agregó que la violencia de género es un asunto cultural y estructural en el país, “nuestros hombres entienden que una vez inician una relación con una mujer son dueños de ella”.
El psiquiatra César Mella manifestó como es visto en los últimos meses una sociedad en un estado de incertidumbre, falta de seguridad ciudadana y violencia interpersonales.
Y añadió que entre los factores que incitan a esa descomposición social están la proliferación de las armas de fuego, las desapariciones de personas (unas 90 en este año), el trasiego y consumo de drogas y las deportaciones masivas de personas desde el extranjero.
“Una población armada, sensible, que se ofende rápidamente por cualquier pequeña discusión de tránsito …, los robos, asaltos y feminicidios siguen su ruta”, concluyó el especialista, quien llamó a prestar mayor atención a todo cuanto sucede.
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