Opiniones

Sin Gobierno ni Oposición

Sin Gobierno ni Oposición

Guillermo Caram

Los criterios y procedimientos seguidos por el gobierno para la rectificación fiscal y el fracaso de la huelga convocada recientemente contando con el apoyo de los principales partidos opositores; evidencian la fragilidad de estas dos instancias – gobierno y oposición – llamadas a sostener toda democracia.

Al Presidente Fernández le brillaba su estrella hasta la cima, pero al viajar a Washington desde donde anunció una reforma tributaria descendió a la sima, al punto mas bajo de apreciación y respeto de la ciudadanía, incluyendo a sus propios funcionarios que le han dispensado críticas que lo desmeritan y desacreditan la investidura que ostentan, reflejando además una dócil sumisión a dictámenes foráneos, como lo demuestran los siguientes hechos:

  • El Secretario Técnico de la Presidencia, al día siguiente del discurso presidencial, declaró sobre la modificación de algunos tributos anunciados por el Presidente por considerarlo “improcedentes”.

 

  • El Director de Aduanas insinuó la falta de consenso en torno a la reforma propuesta al declarar que la misma debió ser “consensuada”

  • Hasta ahora el director de la DGII había permanecido ausente de los debates, saliendo ahora con el anuncio de que acrecentará los controles administrativos para disminuir una evasión que el propio gobierno fomenta con las elevadas tasas y los múltiples y complicados procedimientos burocráticos sobre los contribuyentes 

 

  • El Secretario Administrativo planteó la dicotomía de la reforma o romper con el fondo lo que a su juicio significaba la inestabilidad; des conociendo los méritos propios del gobierno en alcanzar la estabilidad al atribuírselo todo al FMI.

  • El Secretario de Finanzas admitió que la reforma fue impuesta por el FMI en forma conminatoria, “a punta de pistola”

 

  • El Secretario de Estado Miguel Mejía, llamó al Presidente a que disciplinara el equipo económico.

  • El propio Presidente Fernández acaba de admitir que estaba en desacuerdo con la reforma pero que fue convencido por el FMI, en ocasión de reunirse con el empresariado, para dar su anuencia a que ambas instancias se reúnan.

 

Todo eso sucede en circunstancia que ese  FMI tan exigente para el país a pesar de tanta condescendencia – como lo demuestra el hecho que el   gobierno le prestara el salón de las Cariátidis del Palacio Nacional para que el FMI, junto a funcionarios económicos, explicara a empresarios y periodistas sobre el alcance de la reforma –  es cada vez mas cuestionado, en cuanto a la eficacia y pertinencia de sus políticas, en los propios foros internacionales que organiza; al tiempo que su salida ha sido materializada de naciones como Argentina y Brasil mas preocupada en alcanzar un desarrollo endógeno.

Los dominicanos tenemos pues la sensación que dentro del gobierno no se respeta la autoridad del Presidente, que la intromisión extraña está sobrepasando los límites admisibles y hasta que la nación no cuenta con gobierno.

Pero el fracaso de la reciente huelga convocado por  dirigentes gremiales contando con el apoyo del PRD y PRSC, junto al repudio a estas agrupaciones por no obligar al gobierno a actuar más correctamente y por centrarse en la repartidera de cargos; demuestra que la sociedad dominicana no está contando con partidos opositores con capacidad de convocatoria por inspirar confianza en la ciudadanía. Da pena como el PRD, para rechazar el discurso del Presidente, admite ahora que le aprobó impuestos por encimas de lo solicitado por el gobierno en la pasada reforma. Y da pena como el PRSC sigue con sus dobleces, de comenzar declarando que no aprobará nuevos impuestos para terminar aprobándolo como ha sido su tradición en los últimos años, como ha sido incluso en la pasada reforma fiscal, que llegó incluso a organizar encuentros con empresarios para terminar viabilizándole al gobierno la aprobación de la reforma fiscal que había propuesto.

Los dominicanos nos sentimos pues, sin gobierno y sin oposición, lo cual es sumamente peligroso para la democracia.

Y si a esto le agregamos otros puntos que pudieran sostener la democracia cuando los gobiernos y la oposición suelen fallar; se concluye que la democracia dominicana sustentada el partidocracia presente se encuentra en el límite de lo vulnerable.

En efecto:

  • Salvo la posición presente, el empresariado ha actuado inspirado en intereses particulares y de corto plazo.

 

  • El sindicalismo se ha adocenado en la esterilidad de su propia burocracia y la de una seguridad social alejada de la protección de sus destinatarios.

  • Los grupos populares, muchos infiltrados por intereses no comunitarios,  giran en torno a protestas improductivas ante la indiferencia  ciudadana.

 

  • El debate profesional refleja su debilidad académica y se hace cada vez más insulso, improvisado y absurdo; o condicionado a intereses particulares o partidarios.

  • Y, sobre todo, la capacidad de concertación se ha venido agotando debido a que las instancias llamadas a implementarla se han gastado en intervenciones cada vez mas insustanciales y divorciadas de las prioridades y urgencias nacionales.

 

De repente, el régimen de libertades públicas que hasta ahora hemos disfrutado parece haber caído en un proceso de derrumbe, en cuanto a su eficacia y calificación para encarar los males nacionales; lo cual debe causar profunda preocupación de todos los dominicanos genuinamente interesados de la suerte de la nación e inspirar una acción en consecuencia.

2006-11-24 14:16:03