Marca-país
Por José Reyes Martínez*
Especial para Diario Dominicano
Uno de los aspectos claves para el éxito de los países que buscan proyección internacional es el resultado de una estrategia que provee una imagen distinta a sus productos, empresas y naciones.
Se trata de una estrategia que tiene por objeto posicionar al país y su aparato productivo para promover las exportaciones de bienes y servicios en el contexto de la apertura y la globalización de las economías.
El método más importante para hacer exitosa una estrategia marca-país no sólo tiene que ver con saber acoplar la tecnología, la productividad y la competitividad, sino también en saber identificar los productos y servicios claves para competir en resto del mundo.
RD, por ejemplo, tiene un gran potenciar en sus múltiples submarcas: los productos orgánicos, el Larimar del Bahoruco, las artesanías, los cigarros, el ámbar, las playas, las estrellas del béisbol, Oscar de la Renta, Juan Luís Guerra y Michael Camilo, así como el merengue y el Festival Presidente, por sólo citar algunos ejemplos.
Sin embargo, el país precisa ampliar su oferta exportable hacia el mercado americano y europeo mediante una estrategia de innovación tecnológica que permita crear nuevos y mejorados productos y procesos en el aparato productivo nacional.
Por ejemplo, con relación a los recursos que algunos países dedican a Investigación, Desarrollo e Innovación (I-D-I) tenemos que China, el cuarto país exportador de la tierra, ocupa el tercer lugar, detrás de Estados Unidos y Japón y le siguen en la carrera por la innovación y la competitividad, pujantes naciones como Corea del Sur Y Taiwan.
En ese contexto, para que el país pueda alcanzar la posibilidad enfrentar los desafíos que tiene que por delante en lo relativo a mejorar su competitividad y aprovechar las oportunidades en una economía abierta y globalizada tiene que invertir para desarrollar una cultura de innovación tecnológica.
Esta debe tener como resultado el diseño de productos y maquinarias – con el apoyo de un selecto grupo de investigadores ofertados por las universidades – con el objeto de elevar la eficiencia del aparato productivo y la calidad de los productos que de allí se deriven.
Además, aplicar investigación en ciencia y tecnología para la fabricación y adaptación de los productos a otro tipo de materia prima, y así obtener una mejor calidad en el producto que sería ofertado.
Innovar y aplicar nuevos procesos que sustituya la tecnología importada. Así es como las empresas y los países pueden desarrollar la capacidad de adaptarse a las nuevas situaciones y exigencias que imperan en las economias.
En definitiva, el desarrollo de un sistema de innovación tecnológica para competir con éxito en los mercados internacionales ha de sustentarse en el esfuerzo conjunto del Estado, las empresas y las universidades.
De no ser así, poco hay que buscar en las economías abiertas y competitivas como las que se promueven en el mundo de hoy.
*El autor es periodista jr_reyes_16@hotmail.com
2006-12-01 16:07:15