EL TIRO RAPIDO
de
Mario Rivadulla.
El rapto y posterior asesinato de don Luis Fernando Rodríguez Montàn, suegro de Euri Cabral, impacta no sòlo por el parentesco político con nuestro colega comunicador en el Canal 23 y amigo, sino por las horrendas circunstancias que rodean el hecho.
Trucidar el cadáver de la vìctima y luego rociar sus restos de gasolina y darles fuego demuestran un grado increíble de brutalidad y deshumanización, que no deja de llamar la atención y hace que algunos duden de que el móvil se tratase de un simple robo.
Tocarà a la Policìa Nacional profundizar las investigaciones en este sentido, para lo cual cuentan al menos con testigos claves como son tres de los implicados en el hecho, uno pudo sobrevivir al intercambio de disparos con las patrullas de la uniformada que prontamente dieron con los asesinos y otros dos detenidos posteriormente.
Pero sin caer en el siempre riesgoso y tan a menudo errado terreno de la especulación, hay que enfatizar el punto de la total falta de sensibilidad, compasión y valoración de la vida humana por parte de quienes ultimaron a Rodríguez Montàn.
Hay que hacerlo sobre todo, porque no se trata de un hecho aislado. De una ocurrencia fuera de lo comùn. Por el contrario, en los últimos años, sobre todo con el auge del narcotráfico y los llamados ajustes de cuentas, acciones criminales de esta naturaleza se estàn registrando en nuestro paìs con una frecuencia que angustia y un sadismo que espanta.
Ya no se trata únicamente de dar muerte a la vìctima. Hay tambièn que hacerla sufrir. Convertir su humanidad en un amasijo de carne torturada, lacerada, irreconocible en ocasiones. Dejar impresa la huella de un mensaje de horror que estremezca a toda la sociedad.
Y hay que preguntarse ¿què està pasando en nuestro paìs? ¿de dònde surge este engendro de violencia sádica? ¿esta total falta de humanidad que convierte a sus autores en frìos, insensibles instrumentos de crueldad y de muerte? ¿què resabios y frustraciones sociales pueden esconderse detràs de seres humanos que dejan de serlo para convertirse en bestias feroces? ¿què falta de mínimos valores humanos y morales en sus autores reflejan estas acciones llevadas a cabo con tanta saña?
El problema fundamental del paìs, se ha dicho en muchas ocasiones y hay que reiterarlo hasta la fatiga, es la brecha cultural. Pero no de esa enseñanza bàsica repetitiva que nos memoriza las cuatro reglas matemáticas y la conjugación de los verbos.
No. Es algo que va mucho màs allà. Que trasciende los lìmites del simple conocimiento mecànico para alcanzar los de la carencia de formaciòn moral y cívica que debiera empezar desde los primeros años y con las primeras clases.
Cierto que hay mucha marginalidad en la planta baja del tejido social y mucha impunidad en los pisos màs altos, y que esa penosa realidad carencial que surge del subsuelo y ese mal ejemplo que viene de arriba y permea el resto constituye el maridaje ideal para las conductas antisociales.
Pero el mal, todo este horror, toda insensibilidad luce que tiene un fundamento màs profundo, màs enraizado. Es esa falta de esenciales valores humanos y sociales que hemos ido perdiendo en el camino. Que han ido quedando en la orilla, cada vez màs rezagados, relegados en lo profundo de lo que cada vez menos nos va quedando de conciencia mientras, a toda costa y costo, perseguimos la satisfacción de nuestros instintos por la vìa que pensamos màs fàcil hasta rodar cuesta abajo y caer en el pozo de las peores infamias.
Educación, sì. Como requisito fundamental del desarrollo y el progreso. Redistribuciòn de la riqueza, hacer que la prosperidad toque a un nùmero mayor de puertas, tambièn. Imperio de la justicia sin privilegios, mejor. Pero formaciòn ètica y cívica que nos permita vivir en sociedad como ciudadanos responsables y seres humanos racionales e incapaces de acciones como la que costò la vida a Rodríguez Montàn y antes que èl, con preocupante frecuencia, a otros, un elemento indispensable si queremos disfrutar de una sociedad segura y civilizada, donde el crimen y el sadismo dejen de formar parte de nuestra cotidianidad.
2006-12-06 20:01:08