EL TIRO RAPIDO
de
Mario Rivadulla
La carta dirigida al periódico Hoy por el Consejero para Prensa y Programas de la Embajada de los Estados Unidos con la finalidad de rebatir conceptos vertidos editorialmente por ese popular matutino, tomando como base el reciente discurso del embajador Hans Hertell en la Càmara Americana de Comercio, màs que una aclaración tiene todas las características de un regaño.
La misiva no solo trasluce irritación, tambièn resulta irritante. El tono, molesto y acusatorio. Veamos si no el párrafo con que cierra la carta: “Una cosa es expresar una opinión pero otra cosa muy diferente es, de manera deliberada, citar de manera errónea las palabras de otros.
A eso no se le puede llamar un debate, es sencillamente demagogia peligrosa y debe ser rechazada”. Como se aprecia, la misiva dista mucho de ser conciliatoria.
Obviamente a la embajada norteamericana le asiste todo el derecho de expresar libremente sus opiniones y de procurar esclarecerlas cuando entienda que èstas no han sido debidamente interpretadas o resultan tergiversadas. Pero una vez màs, ahora por parte de un funcionario subalterno, vuelve a incurrir en la misma falta que se le ha imputado en otras oportunidades, las màs de las veces con sobrada razón, y es el empleo de un lenguaje muy poco diplomático, tanto màs chocante por cuanto proviene del enviado del paìs màs poderoso de la tierra hacia una de las naciones màs pequeñas, socio comercial, y por muchas razones, necesario aliado.
Hubiera resultado màs elegante y de mucho mejor acogida que la misiva se hubiese limitado a aclarar el alcance de lo que el embajador Hertell quiso decir entre algunas impropiedades que dijo y que, insistimos, estuvieron muy distanciadas del lenguaje y el escenario propios de la sana pràctica diplomática, en particular en relaciòn con el tema de la documentación de extranjeros.
No solo para Hoy sino para la generalidad de la gente en este paìs, cuando se trata esta cuestión se interpreta como una referencia a la delicada cuestiòn de la masiva inmigración y presencia ilegal haitiana. Y esto no puede ignorarlo el propio embajador Hertell, al cabo de cinco años entre nosotros, tan metido de lleno en nuestros problemas, tan a menudo demasiado, y quien habla perfectamente el Español.
En otro orden, el hecho de que el editorial del periódico Hoy haya sugerido que la meta de los Estados Unidos pueda consistir en la unificación de la isla bajo una sola bandera y gobierno, es un legìtimo ejercicio de libertad de expresiòn y de análisis del cual ofrece abundantes ejemplos la propia prensa norteamericana, conocida y reconocida en el mundo por la latitud con que ejerce su misiòn profesional. Esta, en infinidad de ocasiones, hace ejercicios especulativos sobre nuestros paìses y gobiernos tanto como sobre los propios Estados Unidos y el suyo.
En nuestro caso, vale señalar que èsta es una preocupaciòn muy arraigada en mucha gente, algo que el propio embajador Hertell y su gobierno seguramente conocen. Un temor que alientan voces y organizaciones de fuera y de dentro que admiten y hasta promueven esa posibilidad, parte de las cuales es alentada y hasta financiada por organizaciones norteamericanas incluyendo influyentes figuras políticas.
Por lo demàs, volviendo a la infortunada comparecencia del embajador Hertell en la Càmara Americana de Comercio, el atípico diplomàtico debe convenir en que no era el escenario màs propicio y adecuado para decir todo lo que dijo. Esto asì, mientras negociaba con el gobierno un arreglo fiscal en torno a la reclamación impositiva contra Verizon, en que màs que la aplicación pura y simple de la ley de lo que siempre se ha mostrado tan celoso, primaron razones de Estado para llegar a un acuerdo con su personal intervenciòn rubricada con los elogios que dispensò en esa ocasión y por tal motivo al mandatario dominicano.
2006-12-07 13:53:16