Necesidad de una respuesta reformista a la presente situación nacional.
Por Guillermo Caram
La repulsa ciudadana ante la degradación del PRSC no se detiene.
Una de las actividades más noble y emblemática de la sensibilidad reformista, el reparto de fundas navideñas, resultó tan deslucida y desordenada que motivó la protesta de vecinos de la residencia del ex presidente Balaguer desde donde se repartieron; acompañada la protesta de una sugerencia razonable planteada en tono de cuestionamiento: ¿ por què no realizan esa actividad en el local principal del PRSC ubicado en la Av. Tiradentes donde existen espacios construidos y amplias explanadas que casi nunca se utilizan?.
Por otra parte, el reciente juicio disciplinario que culminó con tiroteos que hicieron recordar las vaqueradas del medio oeste norteamericano, se trasladó a los tribunales de la República por la presentación de una querella de parte de un ex – senador de la República contra otro ex senador y del presidente del partido.
Ya desde antes los medios seguían dispensando al PRSC un tratamiento jocoso o despectivo, evidencia de lo cual lo constituye la caricatura del día de hoy, 28 de diciembre del diario el Caribe.
En los corrillos y mentideros políticos, y en las instancias de poderes fácticos, al PRSC ya no se le percibe como opción para gobernar.
La elección de su candidato no despierta entusiasmo, percibiéndose como un circo intrascendente puesto que mientras uno no despega y otro decae, el mejor posicionado no crece; manteniendo el mismo nivel de las preferencias alcanzadas en los comicios del 2004.
La oposición que pregona el PRSC es vista como una pose negociadora o reposicionadora de ello; sin que inspire credibilidad el que su cúpula haya retomado el discurso opuesto a la bisagra, tantas veces enarbolado y otras tantas violadas, como acaba de testimoniarse en los pasados comicios. Prueba de ello es la complicidad para la aprobación de la mal llamada “rectificación fiscal”, cuando los legisladores reformistas al abandonar la sesión, impidieron una mejor ponderación de dicho texto, puesto que, por lo menos, hubieran obligado a conocerlo en segunda lectura. Con ello el PRSC demuestra que no aplica sostenidamente la oposición que proclama y necesita la nación; sino que transige con ella en función de los intereses de la partidocracia dominicana.
La desobediencia a los mandatos de la cúpula ha sido tal que muy pocos concurren a los eventos convocados; y los que asisten no son los mas representativos y lo hacen con escepticismo y sin entusiasmo, a sabiendas que los propios convocantes serán los primeros en diluir el funcionamiento y los resultados de los eventos convocados.
Las tantas veces convocadas procesos de reestructuración, e igual numero de veces dejados morir, han convertido dicho proceso en un mero reciclaje de caras.
Y lo que es peor: su cúpula parece ser la única que no se percata del proceso de degradación del PRSC. O al menos eso hace creer, aunque su subconsciente lo ha delatado en declaraciones de sus principales ejecutivos que lo han llegado a comparar con una funeraria.
Mientras tanto, el país reclama una respuesta reformista, diferente a la misma que le han dado los gobiernos del PLD y del PRD a los problemas nacionales; centrada en mayores gastos bajo la excusa de lo social que casi siempre termina en burocracia, mas impuestos y tasas tributarias mas elevadas supuestamente para financiar dichos gastos, lo cual nunca se produce, generando déficits que son financiados con mas endeudamientos, unas veces internos, otros externos, que luego se critican y lamentan pero se pagan para lo cual requieren a su vez nuevos impuestos.
Esa respuesta reformista tiene espacio por la actual situación en que se encuentra el PRD y el PLD.
El PRD se presenta estigmatizado por sus malos gobiernos, aún cuando critique hoy lo que propugnó ayer; y por encontrarse amenazado por la perpetuación del modelo seguido durante el gobierno anterior al ser los principales protagonistas de su contienda interna ex funcionarios del mismo, así como por la concepción de concebir el poder como plataforma para el lanzamiento de grandes, y a veces oscuros, negocios.
Y el PLD se presenta con un gobierno con pocas realizaciones sociales, matizado por el absolutismo rallante de la soberbia en el desempeño de funciones públicas distanciadoras de las aspiraciones populares, domesticado por el poderío internacional y preñado de realizaciones cosméticas y cosmetizadas que no llegan a las grandes mayorías y que provocan contradicciones y dobles que decepcionan la democracia. Pero además, presenta su primera prueba luego de convertirse efectivamente en un partido mayoritario: Ha adquirido los vicios ya endémicos de la partidocracia dominicana, manifestado aspiraciones presidenciales prematuras y ambiciones desproporcionadas de sus principales dirigentes; y acudiendo una retórica vana y contradictoria en torno a ideales que no llegaron a demostrarse en oportunidades tenidas recientemente.
La nación está reclamando una respuesta reformista a sus males presentes, en función de lo que practicó: austeridad en el gasto, comedimiento tributario al margen de paquetazos y supuestas reformas, ahorro interno, distanciamiento a la intromisión externa, adopción de políticas públicas generadoras de empleo a través de construcciones que además satisfagan necesidades sociales, respeto ambiental, asistencia social desprovista de banderías y puertas que detengan la corrupción.
A la cúpula del PRSC no parece preocuparse por dar esta respuesta, ni siquiera por procurarla, para brindarle a la nación lo que ella exige reclama.
Y si no recapacita en éste devenir, todos los reformistas de corazón, encuéntrense donde se encuentren, en el gobierno o en la oposición, tenemos la obligación de reencontrarnos e ingeniárnosla para darla.
2006-12-29 15:10:16