Que el Gobierno gobierne y que haya oposición
Por Guillermo Caram
Un buen año para todos los dominicanos, son nuestros deseos para el 2007; y, por lo menos, que sea mejor que el 2006.
Para ello bastaría que el gobierno gobierne, bien por supuesto; y que haya oposición viabilizadora del buen gobierno, que requiere de algo mas de la simple crítica inspirada en el sectarismo partidista o en intereses personales.
Para que haya gobierno que gobierne, el Presidente tiene la obligación de imprimirle a su gobierno valor y coraje; cuyas faltas están impidiendo que las autoridades resuelvan los problemas que tienen que resolver, dejando la sensación que muchos de ellos son irresolubles, siendo la energía y el transporte, la salud y la educación, fuentes de trabajo y costo de la vida, de los mas representativos de ellos.
Es lo menos que el Presidente le debe al pueblo dominicano que le ha dispensado tanta estima en elecciones y encuestas; aunque en declinación, precisamente y entre otras razones, por efecto de la poca gestión de su propio gobierno.
Debe impedir que se siga fomentando la cultura de rectificación que está estigmatizando su gobierno, tantas veces testimoniado en los continuos cambios que hace el gobierno a sus propias propuestas.
Lo acontecido con la reciente reforma fiscal constituye un ejemplo de ello: ignoró el DR CAFTA cuya puesta en vigencia ha sido tantas veces pospuesta y a pesar del aparente empeño oficial por lograrlo; y casi al mismo tiempo propone en su reforma fiscal disposiciones que obstaculizan su entrada en vigencia.
La obligatoriedad de efectuar compras oficiales mediante licitaciones de precios establecidas en la reciente ley 340-06 relativa a la compra de bienes y servicios estatales, está siendo ignorada por las autoridades del sector eléctrico que siguen planteando la renegociación de contratos ya derogados por la citada ley.
Tampoco es explicable que se emitan decretos para no cumplirse por falta de precisión sobre el organismo encargado de hacerlos cumplir, como acaba de suceder con la profusamente pregonada disposición sobre fuegos artificiales.
En estos y otros casos se siguió, inexplicablemente, la consigna del gobierno anterior, que aplicaba al país el mismo tratamiento que al burro aparejado: “arreglar la carga en el camino”.
El Gobierno tiene que internalizar que con las continuas rectificaciones e incumplimientos de leyes y decretos relaja las normativas estimuladoras del respeto ciudadano, situación impropia con la modernidad y civilidad que se predica.
El Presidente tiene que reforzar la idea que puede haber gobierno tras la renuncia de su Secretario de la Presidencia, tenido como jefe cotidiano del gobierno hasta el 07/11/06; para así poder seguir siendo el Jefe de Estado que siempre quiso ser.
Un buen año requiere también de una oposición hoy inexistente en el buen sentido de la palabra, despojada de sectarismo partidista, caretas y de intereses personales. No es posible que ésta siga montando farsas – como la de retirarse del Congreso dizque por oponerse a impuestos, préstamos y presupuestos – a sabiendas que así se aprobarían mas prontamente; cuando pudo aprovechar la ocasión para propiciar debates que airearan y desenmascararan la hipocresía reinante en torno a lo propuesto.
Si el gobierno no gobierna y si la oposición no es ejercida correctamente, difícilmente tendremos un buen año 2007. Ni buenos años futuros.
2007-01-05 16:07:58