Opiniones

EL TIRO RAPIDO

EL TIRO RAPIDO

de



Mario Rivadulla

Tan solo durante el mes de Enero que termina hoy, las autoridades han reportado el arresto de cincuenta y dos menores, tanto en la capital como en el interior del paìs, ligados al tràfico de drogas. 

El arresto de estos menores y la creciente utilización de los mismos por los narcotraficantes aprovechando la protección que les brinda el Código del Menor que impide juzgarlos como adultos, plantea serios problemas humanos, sociales y de seguridad ciudadana.

Recuérdese que tan solo el pasado año, como revelò en dìas recientes el Presidente del Consejo Nacional de Drogas, casi quinientos menores fueron apresados vinculados al comercio de narcóticos.  Y que ahora mismo hay cerca de doscientos que estàn siendo atendidos por Casa Abierta y Hogar CREA por adiciòn a algún tipo de sustancia prohibida, desde marihuana hasta la potente heroína.

Vale recordar que el uso de menores como “mulas” y para las entregas –o “deliveries” si se prefiere apelar al anglicismo– de drogas a domicilio no es una pràctica de patente criolla. Se de una modalidad ya ensayada en otros paìses con mucha màs tradición y experiencia en la comercializacion de estupefacientes.

Tal como señalò en su reciente visita al paìs, el señor Stein, experto en la materia al servicio de la Organización de Estados Americanos, por las mismas razones legales que aquì y tambièn porque seguramente despiertan menos sospechas, los narcos integran a sus actividades criminales a un nùmero cada vez mayor de niños y adolescentes.  Obviamente, la difusión de la pràctica y su patente extranjera no aligera en lo màs mínimo la gravedad del problema en el plano local.

¿Què hacer con estos niños y adolescentes que por su minorìa de edad y conforme al Código que los protege, no pueden ser acusados como adultos?  Soltarlos simplemente serìa un desatino.  Muchos son verdaderos hijos de  la calle. Carecen de hogares constituìdos o son el residuo de otros desintegrados. Otros lamentablemente han sido engendrados no como un acto de amor sino de deseo carnal,  sin el menor sentido de compromiso por parte de sus progenitores.

Liberarlos en tan peregrinas condiciones serìa devolverlos a las mismas actividades ilícitas. Colocarlos otra vez en manos de los narcotraficantes a cuya sombra crecerán y terminaràn por convertirse, ya adultos,  en peligrosos malhechores y matarifes profesionales.

¿Disponemos entonces de alguna otra opciòn vàlida, salvo la buena voluntad y espíritu cristiano de algunas instituciones, como es la Pastoral que dirige el padre Luis Rosario, carentes de recursos y de los indispensables mecanismos de vigilancia y control, a travès de los cuales puedan reencauzar sus pasos por un sendero diferente?

 

¿Acaso enviarlos a uno de los sobresaturados centros de rehabilitación de Hogar Crea, que se sostiene con enormes precariedades màs por fuerza de voluntad y espíritu de servicio que por los escasísimos fondos que recibe del presupuesto y las ayudas que a duras penas logra conseguir en el sector privado o cheleando en las calles con la venta de galletas y dulces obsequiados por la generosidad de algunas empresas comerciales?

¿Llevarlos a las càrceles de menores de donde los màs temerarios terminan por fugarse, mientras el resto termina por adquirir notas sobresalientes en las malas mañas del submundo de una delincuencia temprana?

El problema representa ciertamente una nueva y apremiante vertiente de la cada vez màs grave problemática de las drogas,  que se suma a los tambièn cada vez màs frecuentes “ajustes de cuentas”, traducidos en secuestros y brutales asesinatos realizados con casi total impunidad y a plena luz del dìa.

Por años dejamos que el tema de las drogas pasara de largo sin ponerle mayor atención. Mirándolo por encima del hombro con casi total indiferencia.  La clásica bola de nieve con una data de antiguedad de màs de tres décadas de dejadez y complicidad.  Hoy estamos pagando el alto precio de nuestra acumulada desidia e imprevisión.  Ojalà despertemos a tiempo, cuando ya no queda demasiado,  para que no nos siga acumulando intereses de mora hasta el punto que nos haga invivible el paìs y nos lo convierta un dia de èstos en una narcorepùblica bananera.

2007-02-02 16:12:19