Gustavo Petro
Por Dr. Amín Cruz
«Es la hora del cambio (…) Hoy empieza la Colombia de lo posible. Estamos acá contra todo pronóstico, contra una historia que decía que nunca íbamos a gobernar, contra los de siempre, contra los que no querían soltar el poder.”
Gustavo Petro es presidente constitucional de la República de Colombia, rompiendo todo los pronósticos y el paradigma de la oscuridad y la luz, el hombre progresista con su vicepresidenta Francia Márquez. Él, un economista y ecologista exguerrillero. Ella abogada y una lideresa popular de las comunidades negras, ecologista y feminista.
En los actuales momentos todo está en palabras, los hechos, la historia se comienza a escribir a partir de ayer, hoy es otro día donde ya hay nuevos ministros, directores, jefes, comandantes, todos hombres y mujeres, uno si, uno no, que los enfrentaron y hasta los condenaron, ahora Petro es en la actualidad el jefe de los jefes, los que indica que los que era malo – oscuro ayer es luz y esperanza hoy… En otra palabra, los que estaban abajo ayer, están arriba hoy.
Desde la victoria electoral, el 19 de junio, los símbolos y celebraciones reivindicativas de una parte de la población que hasta ahora se sintió no solo subrepresentada en la política, sino abandonada por el Estado, han dominado el debate público.
Se habla de un acuerdo nacional por la vida y por la paz. Las expectativas son enormes, el cumplir las complejas demandas sociales, económicas y políticas concentrará la atención de los colombianos, que enfrenta, además, una sensible situación económica, un contexto internacional incierto y un persistente conflicto armado en algunas regiones del país.
Una ambiciosa reforma tributaria para financiar el gasto social y mantener la economía en crecimiento son algunos de los desafíos que tendrá como presidente para responder a las enormes expectativas que generó su elección entre los más pobres.
Petro llega con la promesa de hacer transformaciones políticas, económicas y sociales que requiere el país, para lo cual tendrá que lidiar no solo con los habituales problemas de un presupuesto limitado sino también con una coyuntura internacional delicada por el riesgo de una recesión mundial y política entre las potencias.
En dos siglos de historia republicana son pocos los ejemplos de gobiernos alternativos que buscaron un cambio de fondo del modelo político y económico que rigió al país desde un principio.
Hubo presidentes reformistas como Alfonso López Pumarejo en los años 30 o líderes populares que marcaron la política como Jorge Eliécer Gaitán en los 40, pero los cambios del primero fueron frustrados por una derecha reaccionaria, y al segundo lo mataron en plena campaña electoral.
Petro, como ellos, tiene una lectura crítica del modelo colombiano. Quiere reformar elementos sensibles como la propiedad de la tierra, la explotación de recursos naturales y los sistemas de pensiones, salud y educación.
Exguerrillero del M19, vehemente congresista que denunció la corrupción de la clase política y polémico exalcalde de Bogotá que peleó con todos los poderes existentes, Petro ha intentado moderar su figura durante la campaña y tras la victoria.
La pregunta que se empieza a responder este domingo es si el Petro de izquierda obsesionado con la ruptura será remplazado por un ecuánime constructor de acuerdos que busca un cambio gradual y moderado.
Petro inició su gobierno proponiendo nuevos acuerdos de paz con los grupos armados que financian del narcotráfico y el fin de la «guerra antidrogas» que considera un fracaso, se comprometió a «conseguir la paz verdadera y definitiva» en sus cuatro años de mandato.
En ese sentido, dijo que cumplirá lo pactado con las FARC, la guerrilla que firmó la paz en 2016 para convertirse en partido político, y ofreció a los grupos que siguen en armas beneficios penales si renuncian a la violencia, convocamos (…) a todos los armados a dejar las armas en las nebulosas del pasado. A aceptar beneficios jurídicos a cambio de la paz
Sin embargo, no especificó si su ofrecimiento implica rebaja de penas o sanciones alternativas a la cárcel como las acordadas con las disueltas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Petro también envió un mensaje velado a Estados Unidos al plantear el fin de la «fracasada guerra antidrogas» que Washington alienta desde hace cuatro décadas.
«Es hora de una nueva convención internacional que acepte que la guerra contra las drogas ha fracasado», dijo el primer mandatario de izquierda del país con la mayor producción mundial de cocaína.
Petro propuso cambiar el «fracaso por un éxito» y terminar la guerra antinarcóticos «por una política de prevención fuerte del consumo en las sociedades desarrolladas».
En el frente internacional, Petro ya anunció que reactivará las relaciones diplomáticas y comerciales con el gobierno del presidente venezolano Nicolás Maduro, rotas desde 2019, aunque no mencionó este asunto en su discurso.
Sin embargo, sí enfatizó en su proclama ambientalista contra la crisis climática proponiendo crear un fondo internacional para proteger la Amazonía colombiana, azotada por la deforestación.
Así mismo planteó a la comunidad internacional cambiar deuda externa por gastos internos para salvar y recuperar nuestras selvas. Disminuyan la deuda externa y gastaremos el excedente en salvar la vida humana.
Si el Fondo Monetario Internacional (FMI) ayuda a cambiar deuda por acción concreta contra la crisis climática, tendremos una nueva economía próspera y una nueva vida para la humanidad.
El alcance de su agenda de izquierda, que por primera vez llega al poder en Colombia, la sensibilidad, sentimiento legítimo y sincero de Petro hacia la gente, hacia el ritual, su significado, su espiritualidad, su compromiso el cariño de la gente de la Sierra hacia él en un acto de comunión con lo que significa el pensamiento indígena, la unidad total entre el respeto por la naturaleza, el amor y respeto por la vida, y la justicia social.
«La igualdad es posible si somos capaces de crear riqueza para todos y todas, y si somos capaces de distribuirla justamente. Por eso proponemos una economía basada en la producción del trabajo y el conocimiento. Y es por ello por lo que proponemos una reforma tributaria que genere justicia,» Gustavo Petro .
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